Discursos dados por Sai Baba
{SB 14} (47 de 60 discursos 1978 a 80)
09. 13/08/78 Música para el espíritu
( Impreso en castellano en Mensajes de Sathya Sai, Tomo 10 cap. 32 ) Música para el espíritu 13 de Agosto de 1978 DIOS ES EL ECO DE LAS colinas, la agitación de las hojas, el susurrar de los hombres, el balbucear de los niños, el Om que es llevado por los aires a todas partes. Dios está presente en todo lugar, pero para reconocerlo, los santos han tenido que prescribir miles de métodos. Está en cada uno, pero evade que todos lo descubran, excepto unos pocos. Siendo todopoderoso, Él es el dador de todos los dones, la providencia que nos da todos los recursos, el que lo abarca todo (Sarvam Asvrithya thishtathi). No hay nada sino Dios. La naturaleza es su manifestación. El hombre debe reconocer a Dios en todos los seres humanos y en todo lo que existe. Como el individuo limita su punto de vista al marco físico que ocupa y restringe su atención e interés, su amor y apego, a un pequeño círculo de relaciones y amigos, también limita a Dios a cierto nombre y forma, y ve su compasión, su gracia y sus bendiciones limitadas a un pequeño círculo de «devotos», quienes adoran ese nombre y esa forma específicos. Los deseos humanos son estrechos, y por eso se cree que el que concede la realización también es estrecho en su gracia. Por lo tanto, cuando alguien ora, idealmente debería decir en completa resignación: «Que se haga tu voluntad», y no pedir por esto o por lo otro, porque no tiene ni la sabiduría ni la visión para saber lo que es mejor para él. El Bhagavad Gita enseña que se puede vencer a la envidia y la codicia mediante la práctica del amor y el desapego. La gente ha decidido instaurar el día del nacimiento del Bhagavad Gita y lo celebra con pomposos discursos y ceremonias. En medio de esta confusión, se ignoran las enseñanzas esenciales del Gita. ¿Exactamente cuándo se originó el Gita? ¿Qué significa Gita? La palabra significa «canción». Como Bhagavan o Dios es omnipresente, la canción de Dios también debe ser omnipresente. Así que, en realidad, el Pranava u Om es el Gita de Dios. La canción de Dios no puede ser solamente para unos pocos o sólo para algunos pueblos o en un lenguaje que sólo puede ser comprendido por una nación. El Om es universal, eterno, lleno de la esencia de todo significado espiritual. Por ello, sólo el Om o Pranava puede ser el verdadero Gita de Dios. Y no puede tener ningún cumpleaños que el hombre pueda celebrar, porque surgió antes de que el tiempo comenzara. Nuestro Yo resuena con el Pranava, pero entre el clamor de las plazas, el ruido del comercio de la vida, nuestros pequeños yoes no lo pueden oír. Nuestra atención está concentrada en nuestros propios sentidos, nuestras mentes anhelan que se les deje libres entre los placeres del mundo externo. Antes de poder oír el Om, la canción del Señor que emana del corazón, debemos calmar nuestras pasiones y prejuicios. Sigan hacia adelante con su vista fija en la meta. No se preocupen del pasado, sus errores y sus fracasos. Ya no sigan los caprichos y las fantasías de la mente. Les llenará los oídos con elogios o críticas, y los apartará de la senda espiritual. Sigan el llamado de la Divinidad, el llamado que surge del corazón de todos los seres vivientes. Sírvanlos con una actitud de adoración. No esperen absolutamente nada como recompensa, ni siquiera gratitud, porque ustedes han dedicado el acto al Dios que mora en su interior. Esto los purificará tanto, que entonces podrán escuchar el Soham que su aliento repite a cada momento. Soham se transmuta en Om cuando la distinción entre Él y yo desaparece en el proceso de samadhi. Crean que el Soham que se funde en el Om es el principio Sai, el Sai tatva. ‘S’ representa Sai, ‘a’ representa ‘y’ e ‘i’ representa al propio aspirante espiritual. El nombre Sai simboliza el hecho, el dictado védico «Tú eres Eso». En la primera etapa el aspirante espiritual dice: «Yo estoy en Sai», en la segunda etapa: «Sai está en mí», y en la tercera y última: «Sai y yo somos Uno»; se ha despojado de la dualidad que los separaba. Cuando la verdad penetra en el individuo como un rayo entre nubes oscuras y mora allí, confiere bienaventuranza, y en ese momento de iluminación se revela el Om en toda su grandeza. Mediante fa práctica de las enseñanzas de Krishna uno obtiene esa iluminación, el conocimiento de la Luz, Om. La flauta de Krishna es la expresión, la elucidación de los cuatro Vedas, y el Om es su quintaesencia. A, u, m y el punto 3Z (que significa la reverberación del sonido en lo profundo del corazón) son simbólicos de los cuatro Vedas. Om también es simbólico del principio de Rama. Los cuatro hermanos Rama, Lakshmana, Bharata y Satrugna representan los cuatro Vedas: Rig, Yajur, Sama y Atharva. Cuando el hombre descuida el aspecto divino de su naturaleza y no sigue el sadhana que asegura la conciencia del Om omnipresente y omnipotente, se vuelve presa de los impulsos y los instintos dominados por el ego. Desarrolla fe en la materia y en las ganancias materiales, pasa su vida acumulando riqueza, poder y autoridad sobre sus semejantes, creyendo que tener a los demás bajo su voluntad es un logro deseable. Si hubiera una vacante en el cielo, seguramente solicitaría la posición de Dios, porque cree que tiene todos los méritos necesarios. Se olvida de que el verdadero requisito para la superioridad es una fe inalterable en la realidad del Alma de uno. ¿De qué sirve conocer solamente el insignificante yo de uno? Es como la banda de médicos llamada especialista, que saben un poco de esto y otro de aquello, pero ignoran el tratamiento de enfermedades como el cáncer y el resfriado común. La ciencia debe hacer humilde al hombre al revelarle que conoce muy poco de lo que vale la pena conocer. El aspecto divino de su personalidad alentará la humildad, la adherencia a la verdad, el amor y el anhelo de servir, la fortaleza y el desapego. Aprecien las primeras manifestaciones de estas cualidades en su vida y practíquenlas cada vez que tengan la oportunidad. La hermandad innata que santifica a la raza humana es destruida por las malas hierbas de la envidia que crecen en la mente. Estas malas hierbas arruinan la personalidad, crecen tan exuberantemente que estrangulan al individuo mismo. El dolor es la sombra que persigue al ego. Cuando un vecino suyo se acongoja por la pérdida de un ser querido, ustedes lo consuelan diciendo que no es sensato llorar por pérdidas mundanas, que llorar no puede traer de vuelta al que se ha ido, pero cuando la muerte visita a su propia familia, ustedes se afligen tanto que el mismo vecino tiene que repetir el mismo argumento para consolarlos. Todo esto sucede porque ninguno de los dos ha desarrollado fe en el Alma, y ninguno tiene el Nombre Divino (nama) en la lengua ni Amor (prema) en el corazón. Un hombre se construye una bonita casa y se siente orgulloso del jardín que la rodea, del efecto del color de la pintura interior, etcétera. Si durante una campaña electoral, algunos pilluelos escriben lemas sobre las paredes que resguardan su jardín, se vuelve colérico en contra de ellos y amenaza con apalear a los jóvenes villanos por haber dañado la blancura inmaculada de las paredes. Pero una vez que vende la casa ya no se siente afectado en lo más mínimo aun si reducen la casa a un montón de ladrillos. Tal es el efecto insidioso de escuchar al ego. Antes de nacer ustedes no tenían ningún pariente; cuando mueren los dejan solos. ¿Por qué, entonces, desarrollar este vínculo con ellos sólo por esta vida intermedia y a causa de ello olvidarse del propósito para el cual les ha sido dada esta vida? Estén siempre conscientes de lo vano de los logros mundanos, mientras estén usando todos sus talentos, habilidades y recursos en la mayor medida posible en el servicio a Dios en el hombre. Prashanti Nilayam 13 VIII 78 |