Discursos dados por Sai Baba – 08. 30/07/78 El amor debe vencer

Discursos dados por Sai Baba

{SB 14} (47 de 60 discursos 1978 a 80)

08. 30/07/78 El amor debe vencer

( Impreso en castellano en Mensajes de Sathya Sai, Tomo 10 cap. 31 )

El amor debe vencer

30 de Julio de 1978

CONSIDERA, OH HOMBRE, si puedes obtener un gozo duradero de tu afán, desde que despiertas en la mañana hasta que te acuestas por la noche, en un trabajo incesante y sin fin, un trabajo que a menudo no te deja un solo momento para recordar la gloria y la grandeza del Señor. No es de sorprenderse que aunque Dios está en todas partes, son muy pocos los que lo han visto en algún lado. Como dice el proverbio, Govinda pertenece a todos, pero no hay casi nadie que lo reclame como suyo. M¡les ponderan la belleza y la majestad de Dios usando una prosa excelsa o una encantadora poesía, pero son muy pocas las almas que gozan su gracia. Solamente conocen la dulzura del néctar los que se lo ponen en la lengua, y no los que lo recogen en vasos, cofres y hasta barriles. En Andhra hubo tres místicos que, por así decirlo, tuvieron el néctar en sus lenguas, y por eso pudieron comunicar en sus cantos el éxtasis que experimentaron, el Dios que realizaron. Como pueden suponer, éstos fueron Potharaju, Goparaju y Thyagaraju. Siempre estuvieron conscientes del Principio Divino, la urdimbre y la trama, la causa y el efecto, el comienzo y el final de todo el cosmos. Ellos no se desviaron ni siquiera un ápice del camino de la devoción a Dios y de la absorción en Él; cada uno de los tres supo en forma definitiva que no podía depender de ninguna otra cosa que no fuera Él, como amo o protector. Actualmente, las personas adoran a los poderosos, los ricos y los que están en posiciones muy elevadas como sus amos y protectores. Van tras esas personas y se humillan adulándolas. Pero para estos tres, el único protector, amo y patrón era Dios.

Thyagaraju fácilmente hubiera podido tener acceso a los tronos de los gobernantes con tan sólo pedirlo, pudo haber recibido inapreciables regalos de parte de la realeza, pero rehusó los honores que sus contemporáneos estaban dispuestos a otorgarle. Dijo: «¡Oh mente!, dime si son los tesoros de los altos dignatarios o la divina presencia de Rama en el corazón lo que puede dar una alegría pura». Los emisarios reales tuvieron que regresar, llevándose los regalos que habían llevado.

Potharaju también tuvo la misma actitud hacia las riquezas mundanas, porque él también estaba absorto en el deleite divino. Su cuñado, Srinatha, en una ocasión le aconsejó que dedicara su gran poema épico en telugu, «Bhagavantam», al soberano del reino, porque él lo llenaría de diamantes y lo liberaría para siempre de la pobreza. Potharaju contestó: «Antes de entregar esta hermosa, tierna y angelical doncella de poesía a los bárbaros acaudalados para obtener comida contaminada, gustosamente alimentaré a mi esposa y a mis hijos y a mí mismo con las frutas y raíces que pueda encontrar en la selva. Solamente dedicaré esta obra a Dios, quien me inspiró y puso la canción en mis labios. Nadie más merece esta ofrenda. Estoy atado por lealtad solamente a la deidad suprema, Ramachandra».

Después tenemos a Goparaju, quien construyó el templo de Bhadrachalam. Hoy es difícil encontrar hombres que se abstengan escrupulosamente de malversar los fondos de un templo, pero Goparaju utilizó su vida y sus medios, y hasta las vidas y los medios de sus parientes, para reconstruir el templo de Rama en Bhadrachalam. Después, mientras estaba en la cárcel por el supuesto mal uso de los ingresos del estado, le suplicó a Rama: «Con diez mil varatras mandé a hacer un collar de joyas verdes para Sita, la madre. Mandé a hacer una corona de diamantes para ti, mi Ramachandra; tú los aceptaste fríamente y presumiste. ¡No, no, Rama, no te enfades por estas palabras ofensivas! Cuando aquí estas personas dan golpes de injusticia, yo digo palabras duras. ¡Perdóname!» Vean cuán cercano y querido era Rama para Goparaju y cuán lleno estaba de amor a la deidad.

Se pueden encontrar grandes personas como ésas no solamente en Andhra Pradesh, sino también en otras regiones. La cultura de la India siempre ha ensalzado esas encarnaciones de devoción y las ha puesto como ejemplos ante el hombre común. Ustedes deben leer historias sobre estos santos, deben reverenciarlos y seguir sus pasos tanto como puedan. Ésta es una forma de práctica espiritual que se llama satsanga. En la mayoría de los templos de Shiva encontrarán la estatua del toro instalada exactamente enfrente del lingam. Los devotos reciben darshan de Shiva mirando directamente por encima de la cabeza del toro, porque éste a su vez está recibiendo el darshan con devoción concentrada, y ellos quieren compartirla. Así como los devotos de Shiva buscan la compañía del toro para ganar la gracia de su amo, ustedes también busquen como amigos a quienes por su compañía los ayuden a elevar sus aptitudes. Además, como maestros, ustedes tienen que ser modelos para los niños así como para los padres, quienes frecuentemente los admiran a ustedes como la única persona educada en el vecindario.

Hace poco, Nathaniel, maestro de Warangal, prometió que transformaría su escuela en una casa de Dios, pero una escuela es siempre la casa de Dios. Tratarla como una prisión o como una posada, es un sacrilegio. Trátenla como el sagrado lugar donde Sarasvati, la deidad que preside el conocimiento y las artes, está presente y es adorada. Entonces, en ese ambiente de veneración, los alumnos se convertirán en valiosos ejemplos para todo el mundo. Al tener este cuidado, el maestro estará mostrando un amor inteligente hacia el niño. Estará estimulando a sus estudiantes para que su conducta esté acorde con el ambiente sagrado de la escuela. Después de todo, hasta la madre del niño puede ignorar algunas de sus faltas o apreciar algunas de sus poses artificiales, pero el maestro debe estar lo suficientemente alerta para tomar nota de ellas y corregirlas mediante una suave y dulce persuasión. El estudiante seguramente escuchará y obedecerá si siente la sinceridad detrás del amor del maestro. Sin embargo, si el maestro predica amor pero se comporta como si no lo tuviera, la persuasión no tendrá éxito. Tengan cuidado de no caer en el camino fácil de seguir con la corriente. El heroísmo exige que promuevan su individualidad y que sigan los ideales que más aprecian. No imiten a los demás por pura pereza de pensamiento. Apunten alto y no se desilusionen si no dan en el blanco. Es mucho mejor dispararle a un tigre y fallar, que pegarle a un gorrión. Y cuando se hayan fijado un ideal o se hayan propuesto una meta, aférrense a él en las buenas y en las malas. No es por nada que la canción dice:

Cualquier cosa que tomes, una vez que la hayas tenido, aférrate a ella hasta que triunfes.

Cualquier cosa que pidas, una vez que la hayas pedido, exígela en voz alta hasta que triunfes.

Cualquier cosa que desees, una vez que la hayas deseado, deséala profundamente, hasta que triunfes.

Cualquier cosa que planees, una vez que la hayas planeado, planéala firmemente hasta que triunfes.

Él debe concederte la victoria para detener el lamento.

Quéjate, llora y ruega, hasta que triunfes. ¡Cuidado! No te desanimes y te quedes atrás en tus esfuerzos.

Goparaju dijo: «No permitiré que mis pies se desvíen del sendero; no me alejaré de ti sin que me concedas la ausencia del temor».

Hay dos formas de abordar a Dios. Una es la del principiante, el devoto que todavía está en la etapa elemental. Se extasía cantando: «¡Señor, tú eres la encarnación de la misericordia, tú eres la encarnación de la bienaventuranza, tú eres todopoderoso!», y de esa manera espera tener la gracia del Señor. Por el contrario, mientras más quiere a Dios el devoto, más desaparece la distancia entre ellos dos. Cuando los visita una persona que recientemente se ha vuelto su amigo, ustedes la reciben con un apretón de manos y con sonrisas que son en gran medida artificiales, pero cuan
do se presenta un viejo amigo, lo reciben con un saludo informal y le señalan una silla con un brillo en los ojos y cariño en su corazón. El amor está ausente en la mayor parte de las alabanzas formales. En el trato con el Dios personal, el amor es el principal requisito. Por lo tanto, tengan fe, tengan paciencia y hagan actos de amor y servicio. El amor será recompensado mil veces con amor.

Brindavan,

Taller de Capacitación para Maestros

30 VII 78