Discursos dados por Sai Baba
{SB 10} (19 de 39 discursos 1970)
03. 01/02/70 Rama y Kama
( Impreso en castellano en Mensajes de Sathya Sai, Tomo 07 cap. 39 )
Rama y Kama
1 de Febrero de 1970
Bangalore
Inauguración del Comité Central, Asociación de Mujeres
EN ESTA HORA CRÍTICA de la historia del mundo, cuando las fuerzas demoniacas del temor y la ansiedad, la injusticia y la iniquidad rugen con furia salvaje, es deber de cada ser humano armarse de fuerza espiritual, para no quedar vencido por la tempestad. Ésta es una tarea urgente y esencial, y debo decir que en ella las mujeres de la India tienen una contribución que hacer, un servicio que rendir, un rol que desempeñar. Deben llevar a Dios a los corazones de los niños y ayudarlos a mantenerlo allí, pues la fe en Dios es el tónico que necesita el hombre para restaurar su salud y felicidad.
Me podrán preguntar: «Bien, ¿quién es Dios?» Antes de hacer esta pregunta, quiero que ustedes planteen y encuentren la respuesta a otra pregunta: «¿Quién soy yo?» Esta oportunidad que tienen de una vida de actividad física y mental es una carta metida en un sobre, que tienen que echar en el buzón llamado naturaleza (el universo, la creación); pero deben escribir en ella dos líneas acerca de algo de lo cual no tienen el más mínimo conocimiento ahora. Deben escribir en el sobre quiénes son, su verdadera dirección y, más que eso, adónde debe ir, qué destino debé alcanzar esta vida, la dirección a la cual el sobre debe ser entregado. Acerca de la vida, las dos preguntas fundamentales son: «¿De dónde? ¿Adónde?» Y no han descubierto la respuesta aunque se han vuelto bastante rápidos en hacer miles de otras preguntas irrelevantes. Yo estoy seguro de que este satsanga (reunión con los buenos) gradualmente les irá dando luz sobre estos dos problemas. El satsanga debe comenzar en sus casas: que el hogar sea armonioso, feliz, marchando bien y sin fricción ni división. Que los varios individuos que comprenden el hogar, de diferentes edades, niveles de inteligencia, crecimiento y logros, aprendan a vivir en conjunto, con comprensión, simpatía, fortaleza y tolerancia, en cooperación mutua y amorosa bondad. Que la paz reine en sus hogares, entre la madre y los hijos, los hermanos y hermanas y todos los parientes. Sobre este firme safsanga básico pueden levantar la superestructura del safsanga en la comunidad, el Estado, la nación y el mundo. Si no existe este fundamento, ustedes sólo atraerán la burla cuando inicien la publicidad para la idea del satsanga. Ya hay demasiadas organizaciones que predican lo que no practican; debe de haber una en cada calle. Este satsanga no debe degenerar en una más de tales hipocresías.
La religión tiene como meta erradicar el odio y la enemistad entre los hijos de Dios; pero encontramos a las religiones envueltas en conflictos. El lenguaje es el medio para cimentar amistades, promover cordialidad e ir acercando a las personas por la conversación amorosa y la charla compasiva, pero se ha vuelto un arma mortífera. Los templos no son moradas de paz; son instituciones por las cuales la gente entra en combate. Hermano lucha contra hermano. ¡Cada hogar es un campo de batalla!
El alborear de la paz puede ser traído sólo por medio del aprendizaje, la práctica y la enseñanza del arte de vivir juntos en paz y amistad en los hogares. Luego se puede establecer la paz en el mundo sin demora ni esfuerzo.
Su satsanga debe crecer por medio de la mutua correción de temperamentos. Es posible tener una organización con cientos de personas como miembros o trabajadores; saben cómo trabajar juntos como un equipo. Pero las mujeres son proverbialmente ind¡vidualistas. Hay una creencia popular, nacida de la experiencia del pueblo, de que ¡tres mujeres no pueden vivir juntas! Hay una canción en telugu que dice: «El mundo tiembla ante una mujer. El océano se secará si hay dos. Y si hay tres, ¡oh, las estrellas se caerán al mediodía!» ¿Por qué se caracteriza así a la mujer? La mujer es deficiente en su capacidad de soportar la derrota, fortaleza, tolerancia, paciencia, el tranquilo sufrimiento sin ideas de venganza. Es por eso que se dice de la mujer que es el sexo débil. Ésta es una indicación de la necesidad de que las mujeres desarrollen tolerancia. Deben tratar de soportar las diferencias de opinión y la variedad de temperamentos, así como desarrollar comprensión y simpatía. Esto fortalecerá la tolerancia. Entre los miembros de este satsanga hay quienes tienen una larga experiencia en manejar eficientemente organizaciones e instituciones; pero ésta es la institución básica: nunca deben olvidar lo fundamental de la cultura de la India. Dejen que los niños la beban todavía en su regazo. No los entreguen a las niñeras que no conocen la cultura o ni siquiera les importa. Hagan que aprendan las lecciones del Ramayana por medio de las canciones de cuna; no los hagan repetir líneas como «Bee, bee, oveja negra», y que se vuelvan ovejas negras ellos mismos!
Cultiven el espíritu de servicio y dedíquense a algunos programas de asistencia en las áreas pobres de esta ciudad y en las cárceles y hospitales. Muestren compasión a los prisioneros; ése es el mejor método de rehabilitarlos. Hagan que crezca su fe, fe en la bondad de la humanidad; entonces no se dedicarán a actividades antisociales. El niño no le tiene asco a su propio excremento u orina, pero al crecer desarrollará el asco y éste se quedará. Así también, el criminal crecerá y abandonará su insensibilidad y aprenderá a disgustarse con su propio comportamiento. A los pacientes en los hospitales, que no tienen a nadie quien les diga una palabra bondadosa y tranquilizadora, se les saldrán las lágrimas de gratitud si les llevan la luz de la compasión a su cama. Escríbanles sus cartas si desean comunicarse con sus familiares y amados; cuéntenles historias, denles buenos libros que leer, denles frutas y flores. Alegren su ambiente un poco, derramando sonrisas sobre ellos; esto en sí será una valiosa medicina que acelerará su recuperación. El servicio social no debe ser un trabajo de ostentación llevado a cabo para la publicidad o ante las cámaras, ni debe volverse un trabajo lento. ¿Por qué ir despacio cuando se está haciendo el bien a los que lo merecen? Hagan todo lo que puedan, tan rápidamente como puedan. Si no pueden hacer ningún bien, por lo menos desistan de hacer el mal y de encontrar fallas en aquellos que los sirven.
Sepan que el servicio es aun una mejor forma de sadhana que la meditación. ¿Cómo puede Dios apreciar la meditación que ustedes hacen cuando al lado suyo hay alguien que sufre, a quien no tratan bien, por quien no hacen todos los esfuerzos para ayudarlo? No se mantengan aparte, intenten su propia salvación por medio de la repetición del Nombre o la meditación. Muévanse entre sus hermanas buscando oportunidades de ayudar; pero tengan el Nombre de Dios en la lengua y la Forma de Dios ante el ojo de la mente. Ésa es la más alta práctica espiritual. «iDil me Ram, Haf me kam!~ «¡Rama en el corazón, la tarea en la mano!» Prosigan con ese espíritu y la gracia de Dios será derramada sobre ustedes en plena medida.
Inauguración del Comité Central, Asociación de Mujeres
Bangalore, 1 II 70