Discursos dados por Sai Baba
{SB 17} (31 discursos 1984)
02. 19/01/84 Conozcan su linaje
( Impreso en castellano en Mensajes de Sathya Sai, Tomo 17 cap. 2 )
Conozcan su linaje
19 de Enero de 1984
La conducta correcta (dharma) y la sabiduría espiritual (jñâna) son los dos ojos dados al hombre para descubrir su unicidad y su divinidad. El dharma indica el camino correcto que cada individuo, grupo o sociedad debe seguir. El dharma destruye al que lo viola. El dharma también protege al que lo protege. Las escrituras han declarado, “Donde hay dharma hay victoria”. No hay mayor dharma que la verdad. El edificio del dharma es erigido sobre la fundación de la verdad. La justicia (nyâya) es un atributo esencial del dharma. Una sociedad, nación o individuo brilla con gloria sólo cuando se adhiere a la justicia. Del mismo modo que uno adquiere riqueza con el ejercicio de la agricultura, los negocios o la profesión, uno debe adquirir mérito y la gracia divina adhiriéndose a la moralidad (nîti) y la rectitud (dharma).
Sin embargo, el dharma solo no es suficiente. Aunque el dharma lleva a la acción correcta, es necesario también adquirir sabiduría (jñâna). El conocimiento verdadero consiste en entender la unidad que subyace al cosmos. Todos los sufrimientos y problemas de la vida surgen del sentido de dualidad. Una vez que el sentimiento del “yo” y “lo mío” se desvanecen, se realiza la conciencia de la Divinidad todopenetrante.
Las dos cualidades más importantes en la vida
Parece que hoy en día hubiera en todas partes un renacimiento de la actividad espiritual. Están surgiendo asociaciones religiosas en el mundo entero. Pero mucha de la actividad de los aspirantes espirituales está motivada por el interés propio. Los devotos dirigen oraciones a Dios para el cumplimeitno de sus deseos materiales. Todo el estudio de las escrituras es de poca utilidad si no fluye espontáneamente del corazón un amor genuino por Dios. Es sólo por medio de tal amor que lo Divino puede ser realizado. El amor y el sacrificio son las dos cualidades más imortantes en la vida. Es sólo sobre la base de estas cualidades que nuestros antiguos trataban de los problemas de la sociedad para que el individuo, la familia, la comunidad y la nación pudieran seguir el sendero del dharma.
En el mundo, la progenie del dharma y del adharma están continuamente creciendo. El adharma (maldad, injusticia) se casó con mitya (el engaño). Mitya no es ni verdad ni falsedad. Esta pareja tuvo dos hijos, un hijo llamado Ahamkâra (egoísmo) y una hija llamada Moha (infatuación). Como ambos, Ahamkâra y Moha son hijos de la ignorancia, sin capacidad para juzgar lo que es correcto y lo que está equivocado, la vil alianza entre ellos resulta en el nacimiento de Lobha (la avaricia) y Vanchana (el engaño) como hijo e hija.
De la unión ilícita de estos dos, nacieron Îrshya (los celos) y Krodha(el odio). De su unión, nacieron Bhîtin (el temor) y Mrithyu (la muerte. Este linaje se conoce como la progenie de lo incorrecto (Adharma Samtati). En este linaje, cada unión era inapropiada.
Ahora consideremos la progenie de la rectitud o Dharma. Dharma contrajo matrimonio con una gran alma, Satya (la verdad). De esta unión de Satya y Dharma nacieron ocho hijos. Éstos son Shraddha (Confianza, Veracidad), Dayâ (Compasión), Shânti (Paz), Pushti (Prosperidad), Samtosha (Contento), Vriddhi (Progreso), Lajjâ, (Modestia), Gauravam (Honor) y Mukti (Liberación). Ahora le corresponde a cada quien determinar a qué linage pertenece. Pareciera que el noventa por ciento de la gente en el mundo pertenece a la línea de Mitya y Adharma.
Cuando practicamos el dharma, la divinidad dentro de nosotros se manifiesta espontáneamente. El dharma no debe limitarse a las solas palabras. El hombre es considerado como la personificación misma de la rectitud. Pero no merecerá este apelativo si no lleva una vida de dharma. Cada quien debe tomar conciencia de que alcanzar la unidad con la divinidad es la meta de la vida humana. De ahí que es el deber de cada quien desarrollar fe en lo Divino. Con el crecimiento de la fe, si se lleva una vida dedicada a la rectitud (dharma)¸ la verdad (satya) y la moralidad (nîti), se logra el propósito de la vida. El hombre que no sigue el dharma es una carga para la tierra. Toda la riqueza que pueda acumular no lo acompañará cuando deje este mundo. Es más importante ganarse la gracia de Dios que ganar toda la riqueza en el mundo. Desarrollen amor por Dios y la bienaventuranza que está más allá de todas las palabras será suya.
Abbotsbury, Madrás, 19 enero 1984.