Discursos dados por Sai Baba
{SB 15} (42 de 59 discursos 1981 a 82)
01. 02/05/81 El Reino de la Madre Sai
( Impreso en castellano en Mensajes de Sathya Sai, Tomo 11 cap. 14 )
El Reino de la Madre Sai
2 de Mayo de 1981
Cuando la mente esclaviza al hombre, éste lleva una carga más pesada que la de una bestia; cuando el hombre hace a la inteligencia su amo, lo eleva muy alto como señor de la vida.
Deseen lo bueno y serán felices. Deseen lo malo y estarán tristes y perdidos. No deseen nada y estarán en paz. Ésta es la verdad, la palabra Sai.
¡Encarnaciones del Alma Divina, maestros y estudiantes!: El hombre ha alcanzado un progreso inconmensurable en la ciencia y la tecnología; sin embargo, en el campo de la moralidad todavía no ha sido capaz de deshacerse del cinismo, de su estrecha visión y de la influencia del egoísmo, el orgullo, la envidia y otros rasgos malignos. Cuando tratamos de saber el origen de este estado de cosas, descubrimos que es una consecuencia del egoísmo arraigado en lo más profundo del corazón del hombre y que ha reducido a éste al nivel de un títere; contamina sus pensamientos, palabras y acciones; lo induce a acumular riquezas materiales; no permite que brille el Alma. Cuando el velo del egoísmo se hace a un lado, se revela la esencia del Alma, y con ella la bienaventuranza y sabiduría.
El tiempo es invaluable, no desperdicien ni siquiera medio minuto. Las horas que han pasado no pueden volver; la rueda del tiempo no se detiene, así que examinen sus pensamientos, palabras y acciones y averigüen si vale la pena o no dedicarles tiempo precioso. La muerte siempre está blandiendo su afilada espada sobre la cabeza pero, despreocupados de esta suerte inminente e inescapable, muchos están absortos en acumular riquezas, prosperidad y lujo. Viven soñando y con la esperanza de vivir cada día mejor; sólo el fuego de la sabiduría es capaz de reducir a cenizas esos sueños y esperanzas.
Ustedes se están esforzando por obtener educación en este Colegio para ganarse la vida; no obstante, es muy difícil obtener riquezas, usarlas correctamente y guardarlas en lugar seguro. Cuando se acumula riqueza, la pompa y el orgullo se vuelven insidiosos, debilitando el carácter. Vamana dice que cuando alguien pierde su riqueza, sus malas cualidades también se debilitan y son incapaces de dañar a la misma persona y a los demás. Cuando el ternero crece, los cuernos se vuelven más largos y más fuertes; de igual forma, cuando el orgullo crece, los cuernos de la codicia y la envidia se hacen más fuertes. La educación hoy en día no alimenta las raíces de la ley, la justicia y la moralidad, los tres campos que deberían recibir atención especial. ¿Puede un sistema preocupado sólo por el alimento, capacitar a los alumnos para hacer frente a los retos de la vida, mediante la formación de un fuerte carácter y de fe en sí mismo? No, sólo puede sofocar aun las virtudes innatas del amor y la verdad.
La educación debe inculcar los valores humanos fundamentales y cultivar la visión universal. Cuando impera el deseo de ganar dinero, el sistema fomenta la falsedad y la injusticia, restringe la visión a la familia y a la comunidad, y aconseja ansiedad, dolor y odio. La educación debe ayudar al hombre a vivir feliz, sin causar daño a los demás, a elevar las cosas, los placeres y las posesiones correctamente y sin prejuicio y a fijar siempre su atención en el logro más elevado y más precioso de todos: la victoria del Alma. La corriente espiritual debe fluir en el corazón como la fuente y manantial de todo logro. Las mujeres son los pilares del hogar, la nación y el mundo; ustedes son las madres que moldean a las generaciones; deben albergar en sus corazones el impulso espiritual hacia la luz y el amor, la sabiduría y la bienaventuranza.
Al cuerpo humano se le considera como el templo donde reside el alma individual. Yo lo describiría más bien como una casa que se arrienda; Dios es el dueño, el propietario; el individuo la arrienda y ocupa. La renta se puede pagar con buenas acciones y pensamientos, buenas palabras y conducta. No obstante, el inquilino hace caso omiso del propietario y no paga la renta, así, el dueño tiene que obligar al hombre a desocupar la casa. Le envía avisos para recordarle desocupar la casa, a menos que envíe la renta. La primera intimidación son las «canas»; el inquilino se tiñe el pelo y no hace caso al aviso. El segundo aviso es cuando los dientes se caen. El inquilino se pone dentadura postiza y también pasa por alto este aviso. El siguiente recordatorio de la necesidad de salir de la casa son las cataratas en los ojos; una operación lo soluciona; los anteojos restauran su vista. La piel se pone fláccida y se arruga; a este aviso tampoco le presta atención; el individuo oculta esta señal con la ayuda de cosméticos. Así, el propietario tiene que enviar a sus emisarios unas cuantas enfermedades fatales y lo obliga a salir de la casa.
¿Por qué vivir así, por años, como cuervos? Es mucho mejor vivir feliz como un cisne real, aunque sea por un breve tiempo; vivan vidas ideales mediante el contról de la mente. La mente es como una hoja de papel; una vez que ha sido enrollada en una dirección, siempre se enrollará en esa dirección. Para enderezarla tendrán que enrollarla, hacia el otro lado, ahora está enrollada hacia afuera, así que para normalizarla hay que enrollarla hacia adentro; si se le deja sola, la mente causa estragos. Observen los conflictos de las comunidades y las castas, la lucha entre regiones y religiones, el descontento y desorganización en las universidades. Los temores y deseos primitivos del hombre todavía no han sido superados; persisten en varias formas y surgen a la menor oportunidad.
Existen cuatro casas: la casa de Dios, la casa de la educación, la casa de la comida y la casa de la medicina. En cada una de éstas deben buscar sólo aquello que concierne a las mismas.
Es obvio, en un restaurante ustedes buscan comida y en el hospital, medicina, pero en la escuela ustedes no anhelan educación, buscan otras necesidades y deseos. Lo mismo sucede en el templo; entran en él con un propósito y persiguen otro. En el templo, ustedes no buscan volverse conscientes de Dios; en la escuela, el proceso de autoeducación es afectado y demorado por actividades ajenas.
Los ex alumnos del Colegio Sathya Sai de Bangalore han formado el «Reino de Sathya Sai» y decidido llevar a cabo proyectos de servicio social. Aquí también ustedes han formado el «Reino de la Madre Sai» y rezan para que se les permita dedicarse al servicio de la comunidad. Claro está, las muchachas no pueden aventurarse tan libremente como los muchachos en este campo, pero aún así ellas también pueden transformar exitosamente los preceptos en práctica. Usen su tiempo libre para actividades sagradas; si cultivan fe en el servicio, será de gran valor para el bienestar de la sociedad. Los antiguos estudiantes del colegio pueden, mediante el ejemplo, inspirar e instruir a los demás para que lleven vidas piadosas.
Los precios de los artículos hoy en día se han elevado, principalmente porque los deseos del hombre han aumentado sin control. Limiten los deseos, disminuyan las demandas y los precios tendrán que bajar; practiquen «la renuncia» como lo dicta el Vedanta. Esto no es renunciar a la propiedad y a los lazos familiares, sino al control que la mente y los deseos que ésta alimenta ejercen sobre ustedes. Quemen todo vestigio de envidia, orgullo y codicia, llenen sus corazones con amor libre de egoísmo, sean ejemplo para los demás, para que la gente de esta tierra pueda vivir en paz y prosperidad.
Colegio para Mujeres Sri Sathya Sai
Anantapur,
2 V 81