Discursos dados por Sai Baba
{SB 14} (47 de 60 discursos 1978 a 80)
60. 24/12/80 El significado de la Navidad
( Impreso en castellano en Mensajes de Sathya Sai, Tomo 11 cap. 12 )
El significado de la Navidad
24 de Diciembre de 1980
EL SIGNIFICADO del avatar es éste: Para salvar a la humanidad, Dios, por su amor, afecto y compasión, desciende hasta el nivel del hombre y despierta la conciencia divina en el hombre mismo. Dios lo hace consciente de Dios en él mismo, cuando lo encuentra desesperado buscando fuera de sí mismo a Dios, que es su verdadera esencia. Como recompensa por el mérito adquirido en muchas vidas anteriores, se les ha concedido esta oportunidad de prepararse para alcanzar la meta más alta de fundirse con el Absoluto. Un pájaro necesita dos alas para volar, una carreta necesita dos ruedas para poder moverse. Para viajar hacia la meta, el hombre también necesita estudio y constancia, conocimiento y ascetismo. El Gita declara que entre todos los estudios, el estudio del Alma es el más santo. Se conoce como Atmavidya o Brahmavidya. Vidya, el conocimiento, muestra el camino; tapas, el ascetismo, los hace alcanzar la meta. Son los dos ojos que colaboran para un propósito.
Un labrador tiene que concentrar sus esfuerzos durante las estaciones propicias, cuando tiene que arar y sembrar. No puede permitirse el lujo de hacer cálculos sobre el costo y los problemas. Llueva o truene, noche y día tiene que hacer la tarea para poder recoger la cosecha. Así también, para ustedes, estudiantes, éste es el período de la vida cuando tienen que estar activos y alertas. Su futuro está conformado por lo que hagan ahora. Ésta es la verdadera etapa fundamental de su vida, cuando deben preparar sus mentes para enfrentar los retos y su inteligencia para resolver los misterios.
Ustedes se llaman «vidyarti», el que busca vidya. Pero es un infortunio que muchos estudiantes no busquen vidya (iluminación subjetiva), sino vishaya (placer objetivo). Ambos, maestro y alumno, se han alejado del ideal. El discípulo debería ser el actor y el profesor, el director; el discípulo debería ser como Arjuna, el que sostiene el arco; el maestro debería ser como Krishna, el Yogeshvar; el alumno debería ser purusha (hombre, persona) y el gurú, el Purushotama (la Persona Suprema). Ésta es la razón por la que el gurú es exaltado como Brahma, Vishnú y Maheswara y como Parabrahman mismo. Solamente Dios es el gurú; los otros pueden, a lo sumo, ser maestros, instructores. El gurú, por su infinita compasión y sabiduría, aconseja el sendero más beneficioso. El discípulo, por su infinita devoción, sigue y alcanza la meta. Arjuna dijo, después de escuchar los consejos del Señor: «Actuaré de acuerdo con tu palabra». Ustedes tienen que ser discípulos como él. Entonces podrán vivir en paz y alegría en este conflictivo mundo de miseria, y demostrar en sus vidas la excelencia de su tradición y cultura.
Dios es poder eterno, omnipotente, omnisciente. Él es la causa y la consecuencia, el alfarero, el barro y la vasija. Sin Dios no puede haber Universo. Él tuvo la voluntad y el Universo apareció. Es su juego, la manifestación de su poder. El hombre encarna su voluntad, su poder, su sabiduría, pero no está consciente de esa gloria. Una nube de ignorancia vela la verdad. Dios envía sabios, santos y profetas para develar la verdad y Él mismo aparece como avatar para despertarlo y liberarlo. Hace dos mil años, cuando un orgullo estrecho y una gran ignorancia corrompían a la humanidad, Jesús vino como la encarnación del amor y la compasión, y vivió entre los hombres mostrando los altos ideales de la vida. Deben poner atención a la lección que él transmitió en las diferentes etapas de su vida. «Yo soy el mensajero de Dios», declaró primero. ¡Sí! Cada individuo tiene que aceptar ese papel y vivir como ejemplo de amor y caridad divinos. El gurú debe actuar como el despertador; él debe hacer levantar al dormido para que cumpla su deber consigo mismo; «¡Utthishta! ¡Jagratha!», como proclama la Upanishad. «¡Levántate, despierta!», y da testimonio de Dios dentro de ti, en cada pensamiento, palabra y acto.
Este día se celebra la Navidad. Traigan a su memoria las palabras que expresó Jesús, el consejo que dio, las advertencias que dio, y decidan conducir su vida diaria a través del sendero que él marcó. Sus palabras deben quedar impresas en sus corazones y ustedes deben decidir practicar todo lo que él enseñó.
Hay dos puntos de vista que luchan para ser aceptados por ustedes: lo espiritual y lo mundano, lo «basado en la realidad» y lo «basado en la apariencia». Después que termine este discurso, cuando se marchen de este internado hacia Prashanti N¡layam, imaginen a una serpiente que aparece en el camino. En realidad es sólo un pedazo de soga, pero semeja una serpiente y ustedes tienen un sentimiento de terror. Su terror no cambia la cuerda en serpiente. Cuando encienden una luz descubren que su sentimiento era errado y que la soga fue siempre una soga. El Universo está envuelto en la Divinidad.
Jesús sabía que Dios ordena todo. Así, aun en la cruz, cuando sufría la agonía, no abrigó ningún mal deseo contra nadie y exhortó a los que estaban con él a tratar a todos como instrumentos de la voluntad de Dios. «Todos son uno; sean iguales con todos.» Practiquen esta actitud en su vida diaria. Por cierto que es difícil desarrollar una fe sin vacilaciones en esta gran verdad. La mente, como se quejó Arjuna, oscila entre creencia y duda, va de una afirmación a su negación, y esto causa desorden y confusión; pero hay un método con el cual puede ser conquistada. El abejorro puede hacer un hueco en el árbol más duro; sin embargo, cuando llega el crepúsculo y está sorbiendo el néctar de la flor de loto, como resultado los pétalos se cierran sobre el abejorro y éste se encuentra aprisionado sin ninguna esperanza de escapar. ¡No sabe cómo enfrentar la suavidad! Así también, la mente puede poner en juego sus trucos y saltar desenfrenadamente en cualquier terreno; cuando se le coloca a los pies del Señor, se vuelve inactiva e inofensiva. Para ofrecer en su totalidad la mente al Señor, es necesario un profundo desapego de los deseos mundanos. La devoción superficial o la constancia sin profundidad no pueden tener éxito. Para hacer caer el duro árbol de sándalo, se necesita un hacha pesada y fuerte. Ése es el privilegio de esta etapa de sus vidas: cultivar este desapego, someter los caprichos de la mente y manifestar la Divinidad que está latente en ustedes. La Divinidad, cuando se expresa en la acción, florece en servicio amoroso a sus semejantes. Vuelve el corazón puro, libre de orgullo y codicia.
Jesús vagó con un propósito determinado por sitios solitarios por doce largos años, entregado a estudios, ejercicios espirituales y meditación en Dios. Por supuesto, uno debe proteger y preservar el cuerpo, que es un regalo divino, un bote equipado con instrumentos con el cual el hombre puede cruzar el mar del cambio perpetuo y alcanzar la Divinidad. Esta meta de la vida tiene que ser alcanzada antes que el cuerpo bote comience a hacer agua y se desintegre a causa de la enfermedad, la pereza y la senilidad. La salud física, mental y espiritual tiene que ser fomentada con especial cuidado. Sin embargo, uno tiene que estar listo para desechar el cuerpo en defensa del dharma (el bien) o de Dios. Tengan a Jesús como un ideal para esto. Él exhortó a todos a observar las enseñanzas de las antiguas Escrituras y a obtener paz y alegría de ello.
Los judíos observaban los rituales y regulaciones dadas por los profetas en los textos bíblicos considerándolos válidos para todos los tiempos, y por eso juzgaron como erróneas las enseñanzas de Jesús. No estaban movidos por el odio personal hacia él. Este problema surge en todas las épocas: el conflicto entre la letra y el espíritu, las doctrinas que son tenidas como santas, las diferentes prohibiciones y observancias que tienen que ser escrupulosamente seguidas, por un lado, y la verdad subyacente por otro. En la fe védica uno también pued
e encontrar este conflicto entre los que sostienen la antigua tradición y los promotores de una comprensión más profunda.
El mejor modo de resolver la confusión y los conflictos que impiden el progreso moral, ético, material, tecnológico y espiritual, es que el hombre viva tan completamente como un hombre debe vivir y que se eleve a la altura de lo Divino que es su realidad. Ésta es la eterna y universal enseñanza. Los pensamientos que el intelecto estructura deben ser reflejados como sentimientos en la mente y ser convertidos en acciones por las manos. El pensamiento, la palabra y la acción deben estar coordinados, uno debe seguir al otro. El signo de una persona santa es: «Un pensamiento, una palabra, un acto».
La Navidad es la misa que se dice en el cumpleaños de Cristo. Es fundamentalmente un rito religioso, sagrado. Tratarlo como un festival para beber y bailar o solamente recordara Jesús es muy errado. Este día debe pasarse en oración; y no solamente este día, sino que la disciplina de la oración debe ser una forma de vida. Las oraciones con fines mundanos no llegan hasta Dios; llegarán solamente a las deidades que tratan con esos asuntos mundanos restringidos. Pero todas las plegarias surgidas de un amor puro, de un anhelo desinteresado de ofrecer servicio y de corazones que abarcan a todos, llegarán hasta Dios, porque Dios es la verdadera encarnación del amor. Sabemos que podemos ver la luna sólo por medio de su luz. Así también, Dios, quien es amor, sólo puede ser visto a través del amor. Dios es amor: vivan en amor. Ése es el mensaje que les doy.
Prashanti Nilayam
24 XII 80