Discursos dados por Sai Baba
{SB 13} (39 discursos 1975 a 1977)
25. 23/11/76 Señales y milagros
( Impreso en castellano en Mensajes de Sathya Sai, Tomo 10 cap. 8 )
Señales y milagros
23 de Noviembre de 1976
EL CONFLICTO ENTRE las personas que aceptan a Dios y las que lo niegan, entre quienes declaran que a Dios se le encuentra en este o en aquel lugar y quienes afirman que no se le puede encontrar en ninguna parte, nunca termina; ha existido a lo largo de toda la historia. Al considerar esta situación, uno tiene que recordar que es innecesario despertar a una persona que ya está despierta y que es más fácil despertar a una que esté durmiendo; no podemos despertar, por mucho que tratemos, a una persona que no desea que la despierten. A aquéllos que no saben se les puede enseñar, mediante simples ilustraciones, lo que no saben. Pero para los que tienen conocimiento a medias y se sienten orgullosos de ese conocimiento, cualquier educación adicional estará fuera de su alcance.
Los ojos ven una imagen extensa del espacio, pero no pueden ver la cara a la que pertenecen. Son instrumentos importantes del cuerpo, pero no pueden ver todo el cuerpo. Cuando quieren ver su cara y su espalda, tienen que poner un espejo enfrente y otro detrás, entonces, a través del espejo de enfrente también pueden ver el reflejo de su espalda. De igual manera, cuando desean conocer su realidad (la cara) y su futuro (la Espalda), tienen que ajustar el espejo de la confianza en ústedes mismos (confianza en que son el Ser) enfrente, y el espejo de la gracia divina detrás. Sin estos dos, es pura fantasía afirmar que conocen su verdad o su destino.
Para denotar la Divinidad se utilizan diferentes palabras comunes en los limitados vocabularios humanos. A los fenómenos que revelan a la Divinidad los llaman milagros, magia, maravillas, etcétera. Por supuesto, el hombre no puede abarcar con su mente más de lo que puede captar. No puede expresar con palabras lo inefable. Sólo los que se han sumergido profundamente y han establecido contacto con el principio subyacente del amor, pueden formarse una imagen de la Divinidad con algo de claridad. La Divinidad que soy yo no ha sido adquirida o ganada ni ha sido añadida ni se ha revelado después del transcurso de algunos años a la mitad de esta vida.
La Divinidad tiene que revelarse a través de estas manifestaciones, formadas y modificadas durante largas eras por la naturaleza del tiempo, la región y el ambiente cultural. A las señales y maravillas que yo manifiesto se les aplican nombres que no expresan el propósito o el efecto. Se les puede llamar chamatkara, que lleva a la purificación, lo que a su vez impulsa a uno hacia el servicio hecho a Dios, trayendo como resultado el conocimiento de sí mismo, la visualización del Señor. Chamatkara es cualquier acto que atrae en virtud de su carácter inexplicable. Este aspecto de la atracción es inherente en el avatar. El mismo nombre, Rama, significa Aquel que complace o causa deleite. Krishna significa El que atrae, que arrastra hacia sí mismo. Este atributo de atracción es una característica de la Divinidad.
¿Por qué atrae la Divinidad? ¿Es para engañar o distraer? No. Es para transformar, reconstruir, reformar, o un proceso llamado purificación. ¿Cuál es el propósito de la reconstrucción? Hacer a la persona útil para la sociedad, destruir su ego y afirmar en él la unidad de todos los seres en Dios. La persona que ha sido sometida al proceso de purificación se vuelve un humilde sirviente de los que necesitan ayuda. Ésta es la etapa del servicio a Dios. El servicio de esta índole, llevado a cabo con reverencia y desinterés, prepara al hombre a conocer la unidad que permea la diversidad. La última etapa es el conocimiento de sí mismo. Los Vedas proclaman que la inmortalidad (la etapa en la que uno se funde en la entidad universal que no tiene nacimiento ni muerte) es factible sólo a través de la renuncia y el desapego, y no a través de los rituales, la descendencia ola riqueza. Cuando uno renuncia a los deseos egoístas, el amor se expande hacia las regiones más lejanas del Universo, hasta que se vuelve consciente del amor cósmico que alimenta los cuatro procesos mencionados anteriormente. Es importante que ustedes conozcan, como yo conozco, este impulso esencial en todos.
Consideremos los actos que atraen y causan asombro, chamafkara. Ustedes ven una flor. Sólo anhelan tenerla en su mano cuando su color o fragancia es atractivo. Entran en el mercado y ven pilas de frutas. Si las frutas no son atractivas, no tienen el impulso de comerlas y beneficiarse de ellas; la atracción es la naturaleza misma de la Divinidad.
Una vez que la persona es atraída, comienza el proceso de purificación. Sin esto, el hombre permanece inactivo y débil. No tiene dignidad a personalidad. Mediante una hábil manipulación y reconstrucción se transforma un trozo inútil de acero en un reloj que vale miles de rupias; éste es el resultado de la purificación, que convirtió el acero en una herramienta útil para indicar el tiempo. Así, el hombre también puede ser transformado en un miembro noble, eficaz, feliz y disciplinado de la sociedad, mediante la implantación de buenos pensamientos, sentimientos, acciones y emociones. Las personas transformadas así, se comprometerán espontáneamente en la tarea de promover el bienestar humano. Serán promotores de los ideales de la hermandad del hombre y la paternidad de Dios.
Actualmente, personas que no tienen ninguna experiencia o conocimiento de la ciencia espiritual y ninguna idea acerca de la Divinidad, hacen declaraciones erróneas sobre esos temas. El ojo sólo puede ver, la lengua sólo puede hablar y el oído sólo puede oír. Cada uno tiene que aceptar y estar consciente de sus limitaciones. La Divinidad sólo puede captarse a través del amor, la fe y la práctica espiritual, saturados con el amor universal. La razón es un instrumento demasiado débil para medirla, la negación de la Divinidad no la puede invalidar, la lógica no la puede revelar. Todas las críticas que ahora se están haciendo sobre la Divinidad provienen de los ateos que son oportunistas, así que su deber es preservar su ecuanimidad. Sean fieles a ustedes mismos y no vacilen. A mí no me afectan ni el elogio ni la culpa. Mi amor y compasión lo envuelven todo; mi gracia puede ser compartida por todos. Estoy haciendo esta declaración para que ustedes puedan afrontar todo eso con valor. Mientras más caven, mayor será la burla, mientras más grande sea el montículo de tierra extraída, más elevado será el elogio. Las personas con una enfermedad en la nariz no pueden apreciar la fragancia de una flor. Aquéllos que no pueden apreciar o reconocer la Divinidad están sufriendo de una enfermedad que les impide hacerlo.
Prashanti Nilayam
23 XI 76