Aquel más y éste menos (24/10/1968)

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( Impreso en castellano en Mensajes de Sathya Sai, Tomo 06 cap. 65 )

Aquel más y éste menos

24 de Octubre de 1968

Belgaun

ESTE ES EN VERDAD un día afortunado para ustedes, pues los años de intenso anhelo que pasaron para llegar a presenciar este día han dado finalmente su fruto. Aun hoy han estado esperando durante mucho tiempo a fin de tener la buena fortuna de recibir el darshan del Ideal de su corazón. Han pasado por muchas penalidades para llegar aquí y obtener esta bendición de verme. Y así, yo deseo que escuchen el consejo que les doy y traten de derivar el máximo de bienaventuranza poniéndolo en práctica a diario. Deben atesorar en sus corazones estas gemas de consejo y guía, tomando conciencia de su valor innato. Habiéndose unido a esta elevadora reunión de miles de buscadores esperanzados, hombres y mujeres, jóvenes y viejos, todos deseosos de purificarse y volverse merecedores del destino divino del hombre, deben tomar la determinación de descubrir lo divino dentro de sí y llenar sus momentos con Su contemplación. La experiencia de esta vida debe ser suficiente para demostrarles que no hay felicidad que no esté mezclada con aflicción, que tanto la pena como la alegría son de corta duración y que ambas dependen de la mente y de su control; no requieren de la experiencia de una serie de vidas para captar este hecho patente. Este mundo los mantiene en la esclavitud; es una prisión de la cual deben liberarse, no deben planear volver a él una y otra vez.

Los medios para esta liberación permanente son: la práctica espiritual, las buenas acciones, la devoción y la adoración. Todas éstas los ayudan a disminuir sus necesidades limitando sus deseos y enseñándoles a desapegarse de los placeres sensoriales; ésos son los grilletes que los atan al cuerpo y a los sentidos, a las limitantes emociones de la codicia y del odio, a las cegadoras pasiones de la ira y de la lujuria; si escapan de ellos, tendrán paz duradera. El ojo, que tiene escasos centímetros, puede ver a millones de kilómetros en el espacio, pero es incapaz de verse a sí mismo. El hombre también es tan perspicaz y tan ineficaz como el ojo: puede analizar los motivos de otro, contar sus fallas, descubrir sus destrezas y capacidades, pero es incapaz de analizarse a sí mismo, o a sus emociones y sentimientos; no está dispuesto a descubrir sus propias faltas, no puede evaluar su propia destreza innata y conocer su realidad interna. Pero esta capacidad puede ser adquirida si permanecen en compañía de aspirantes al progreso espiritual, no de otra forma. Por medio del uso apropiado del cuerpo, con sus miembros y sentidos, pueden estar en medio de personas devotas y dedicadas. Por medio de la compañía que frecuentan se vuelven desapegados. Esta asociación elimina el apego por las cosas mundanas, y ustedes se vuelven personas del tipo de los mendigos errantes, que no tienen raíces en ningún lugar ni posición o nivel de vida normal, ni familia o grupo de amigos. Por medio de este estado descubren al lingam (la forma de Dios). Esta vida de verdadera renunciación promueve el progreso espiritual de tal forma que ustedes realizan lo Sin Forma, lo Sin Atributos, lo Absoluto simbolizado por el lingam. Buscan a Dios en templos y encienden lámparas allí para verlo más claramente; aprendan a verlo en su propio corazón y en los corazones de todos los seres. Él no es visible debido a la gruesa nube de ignorancia y egoísmo. La vaca ignora la nutritiva leche que tiene en su ubre y anhela el agua en la cual se ha lavado el arroz. La roca de la cual una porción ha sido desgajada para tallar una estatua para el templo le dice a la sagrada imagen: «Tú y yo somos uno» («Tat tuam así»). Aquélla y ésta son una sola sustancia. Sí, una sola sustancia, pero, ¡qué diferencia! El martillo y el cincel han hecho una obra de belleza y alegría perdurables, una inspiración para hacer la vida bella y sagrada. Ustedes también deben someterse al martillo de la disciplina y al cincel del dolor y el placer para que puedan volverse divinos.

La principal causa de la oscuridad del mundo de hoy es la envidia. Cuando alguien está feliz y satisfecho, los demás lo envidian y se esfuerzan por arruinar su paz mental. Cuando uno es aclamado como grande, la maldad mueve a los demás a inventar calumnias a fin de dañar su reputación. Así es como se actúa en el mundo, ésa es la tragedia de la ignorancia y del egoísmo: fuerzan al hombre a tomar el camino equivocado y a sufrir la calamidad. Tomen el camino recto que consiste en ser felices y hacer felices a otros. Entonces, su nombre durará hasta después de que su cuerpo se haya desintegrado. Aun si sacan el foco, el enchufe les dará una sacudida si tocan la conexión. Así también, aun después de ido el cuerpo, si la buena reputación está allí, permanecerá en la historia y proveerá inspiración. Los estudiantes deben estudiar bien y ganar buenas calificaciones por sus propios esfuerzos sinceros; de nada sirve amenazar a los maestros y forzarlos a darles notas gratuitas y a promoverlos. No deben estirar la mano para mendigar ante nadie; es una desgracia.

Hay un punto más que quiero destacar aquí: he estado viajando por Karnataka estos cinco a seis últimos días. Miles de personas asisten a las reuniones y se paran a la orilla de las carreteras. En el corazón de cada una de estas personas van surgiendo la devoción y una sincera adoración por Dios, pero la devoción, para ser efectiva, debe ser regulada por la disciplina; no debe permitírsele crecer alocadamente y sin control. Se adelantan apresuradamente para tocarme los pies o para postrarse ante mí, ignorando a los niños, los ancianos y los enfermos, y caen sobre ellos al empujarse para acercarse a mí. Cuando se acerquen de prisa a este Sai, no olviden al Sai que está en esas personas. El mérito de todas las penalidades que sufrieron para ver y oír a este Sai se está cancelando cuando le causan dolor al Sai que reside en ellos. Aquel más y este menos suman cero. En su frenesí por ofrecer homenaje, no deben olvidar a los demás que han estado esperando por largo rato la oportunidad. Deben dar facilidades para que ellos reciban el darshan en vez de saltar adelante a tomar los mejores puestos para poder caer a mis pies.

El impulso de reverenciar y adorar es natural; lo que debe controlarse es este descuido por el anhelo de los demás. Cultiven el amor, la tolerancia, el respeto por los derechos de los demás. Yo estoy solo en este estrado, ustedes son miles delante de mí. ¿Qué es lo que los ha traído a todos a este lugar, en tan vasto número, de sus hogares y pueblos? Es el amor que tienen por mí y el amor que yo tengo por ustedes. La razón de su presencia no es la fuerza o la autoridad ni la tentación de obtener ganancias materiales. Reflexionen sobre lo que les he dicho de mi amor y traten de limpiar sus mentes por medio del arrepentimiento por los males hechos o pensados y por medio de una firme resolución de reformar sus vidas de acuerdo con el plan divino mediante el cual cada uno será revelado como también divino.

Belgaun

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