( Impreso en castellano en Mensajes de Sathya Sai, Tomo 06 cap. 45 )
La revelación
17 de Mayo de 1968
Bombay
Conferencia Mundial de las Organizaciones Sathya Sai de Servicio
ESTÁN DEDICADOS A encontrar soluciones a los problemas, argumentos para superar las dudas, medios para impedir que surjan nuevos problemas y nuevas dudas; estos ejercicios, a los cuales todas las Conferencias gustan de dedicarse, no pueden ayudar a la exitosa navegación por el mar del esfuerzo espiritual. Estas discusiones, resoluciones y discursos no son sino frágiles artificios. El mundo está demasiado tempestuoso y agitado para ser aquietado por éstos. Ahora es el momento para una fría y tranquila consideración, no para rápidas y apasionadas especulaciones y decisiones precipitadas.
Necesitan reflexionar una vez más en las eternas lecciones establecidas por los sabios indios del pasado, lecciones que han sido descuidadas e irreverentemente olvidadas en años recientes. Todas las sugerencias y soluciones que hoy surgieron de las discusiones son buenas hasta cierto punto; pero, ¿cómo puede una persona que no sabe nadar enseñar a otra el arte de la natación? ¿Cómo puede alguien cuyo granero está vacío dar caridad? Adquieran las riquezas de la devoción, la fortaleza y la paz antes de aventurarse a aconsejar a otros cómo ganarlas. La India ha sufrido menosprecio y desatención como resultado de la actitud de un creciente número de maestros que no han querido practicar lo que enseñan. Yo sé que ustedes tienen el entusiasmo para llevar mi mensaje a la gente de este país y de otros. Dejen que les recuerde que la mejor manera y la única fructífera de hacerlo es trasladar el mensaje a sus propias vidas. Sus pensamientos, palabras y acciones deben estar saturados con el mensaje. Entonces se expandirán sin esfuerzo y eficazmente y la faz del mundo será transformada.
Los presidentes, vicepresidentes y secretarios de las Organizaciones Sathya Sai de todo el mundo están aquí. Ustedes son los oficiales del Ejército Sai. ¿Cómo pueden guiar a los soldados en la batalla cuando ustedes mismos no conocen los más mínimos detalles del arte de la guerra, cuando ustedes mismos son instrumentos deficientes? Pueden intentar conducir a otros sólo después de practicar las disciplinas a la perfección. Esto es cierto en todos los campos de la actividad humana. La bienaventuranza (ananda) y la paz suprema (prashanti) deben ser adquiridas primero por ustedes mismos para luego poder comunicarlas a otros.
Los maestros de escuela deben ser ellos mismos ejemplo de lo que exigen a los alumnos. Los mismos hombres en posiciones de autoridad que exhortan a los demás a seguir los caminos del amor y la cooperación deben practicar estas virtudes. En la actualidad la gente no está dispuesta a ser conducida y los líderes no tienen capacidad para conducir. El progreso es el resultado de una mutua confianza entre guías y guiados. La intranquilidad que domina ahora en todos los estratos de la población en todas partes se debe a la irresponsabilidad de padres, maestros, gobernantes y líderes, así como de aquellos que ansían obtener algo de ellos.
La recordación del Nombre es una de las disciplinas básicas a las cuales esta Conferencia está dedicando mucha atención. Las escrituras dicen que en esta era de materialismo, es la única esperanza para el hombre. Tukaram le cantaba a La Preciosa Gema del Nombre. Por esto, no deben desechar el Nombre como si fuera un trozo de vidrio o un guijarro. Una vez un niño se encontró una gema brillante y redonda y la utilizaba para jugar canicas por los caminos con sus camaradas. Un comerciante en piedras preciosas acertó a pasar por el camino donde los niños jugaban, y su aguzado ojo topó con la gema. Se acercó, llamó al niño aparte y le ofreció pagarle cincuenta rupias por ella. Si el niño hubiera sabido lo que valían cincuenta rupias, habría conocido el valor de la joya. Fue con su madre y le dijo que un forastero lo había tentado con cincuenta rupias a cambio de la canica con la que jugaba. Ella se sorprendió de que la canica fuera tan costosa y le dijo: «No te alejes con ella; juega dentro del jardín con tus amigos». Cuando el valor fue revelado, se establecieron límites; El comerciante no durmió aquella noche; estaba planeando apoderarse de aquella joya con el fin de venderla a un buen precio a un millonario o un maharaja. Descubrió la casa del niño y se acercó por el camino esperando ver al chico. Cuando lo vio jugando con la joya como si fuera una canica barata, su corazón sufrió un gran dolor. El niño lanzó la gema por el suelo y en ese momento su madre salió de las habitaciones interiores, la gema golpeó sus pies y cayó bajo un arbusto. El comerciante le habló al niño y le ofreció cien rupias por la joya, y después ¡quinientas rupias! El niño corrió hacia su casa llorando, quejándose del forastero que lo asediaba, la madre salió al jardín y le suplicó al comerciante que se fuera. Éste captó la oportunidad que se le presentaba y le dijo que estaba dispuesto a darle hasta mil rupias en ese mismo momento si ella ponía la piedra en sus manos. Al oír esto, ella le prohibió al niño que saliera de la casa a jugar con la piedra, y le dijo que sólo podía jugar en su cuarto. El comerciante no sería ahuyentado con eso. Al día siguiente apareció frente a la casa con diez mil rupias en la mano, ofreciéndolas como pago por la «canica». La madre se negó a venderla, pero ahora la guardó en una caja fuerte asegurada con un candado. Cuando el comerciante volvió, al otro día, con cincuenta mil rupias como oferta, la madre llevó la piedra al banco y la depositó en una caja de seguridad. También ustedes están jugando a las canicas con el nombre de Dios, ignorantes de su valor. Una vez que se den cuenta de él, lo mantendrán en su corazón como el más precioso tesoro. Sepan que el nombre es la llave del éxito en su búsqueda de consuelo, confianza, valor, iluminación y liberación.
En una ocasión hubo una competencia entre los dioses para seleccionar al líder de los Ganas (las huestes divinas que son los asistentes de Shiva). Los participantes tenían que ir alrededor del mundo lo más rápidamente posible y regresar a los pies de Shiva. Los dioses partieron en sus respectivos vehículos. El hijo mayor de Shiva, entusiastamente, también entró a la competencia. ¡Tenía una cabeza de elefante y su vehículo era un ratón! Por consiguiente, estaba en gran desventaja. No había avanzado mucho cuando el sabio Narada apareció ante él y le preguntó: «¿A dónde te diriges?» El muchacho se molestó mucho y fue presa de la ira, porque lo que había sucedido era un mal augurio, doblemente desfavorable para aquellos que realizaban un viaje. Es desfavorable si la primera persona que se encuentra en un viaje es un brahmín solitario. Aunque era el primero entre los brahmines (era el propio hijo de Brahma), ¡Narada era de mal agüero! En segundo lugar es una mala señal si la persona con que uno se cruza le pregunta: ¿A dónde vas? ¡Y ésa fue precisamente la pregunta que Narada le hizo!
Sin embargo, Narada fue capaz de calmar la ira del hijo divino. Hizo que le dijera de su predicamento y de su deseo de ganar. Lo consoló, lo exhortó a que no cediera a la desesperación y le aconsejó: «Rama el nombre es la semilla de donde ha surgido el gigantesco árbol llamado universo. Así, escribe el Nombre sobre la tierra, camina alrededor y después regresa rápidamente a los pies de Shiva pidiéndole el premio». El hijo de Shiva lo hizo así y volvió junto a su padre. Cuando éste le preguntó cómo había podido regresar tan pronto, él le contó la historia de Narada y el consejo que le había dado. Shiva apreció el valor de la guía de Narada y le dio el premio a su hijo, quien fue aclamado como Ganapati (jefe de los Ganas) y Vinayaka (el líder de todos).
El Nombre indudablemente trae la gracia de Dios. Miraba¡, la reina de Rajastán, renunció a su condición real, riquezas, fortuna y familia y se dedicó a la adoración del Señor Giridhara Gopala. Su esposo le llevó una copa de veneno y le ordenó que la bebiera. Ella pronunció el nombre de Krishna mientras la bebía ¡y el veneno se transformó en néctar por la gracia del nombre!
Kirtan es la palabra usada para la recitación o el canto del Nombre y la gloria de Dios. Samkirtan significa el recitar o cantar bien, en voz alta y con alegría y en éxtasis. Podemos distinguir cuatro clases de namasamkirfan: bhava namasamkirtan, guna namasamkirtan, lila namasamkirtan y namasamkirtan sencillo. El primero es el nombre dado a las recitaciones en las cuales se canta el Nombre con uno u otro sentimiento, emoción o actitud mental hacia el Señor. Puede ser una emoción dulce como la que abrumaba a Radha. Ella veía, oía, probaba y obtenía sólo esa dulzura en todos momentos y en todos lugares: «Él es la dulzura misma» (raso va¡ sah). No hacía ninguna distinción entre la naturaleza y el Dios de la naturaleza; todo era Dios, todo era Krishna. Ella sentía, experimentaba y sabía que Krishna estaba siempre presente, en las etapas de vigilia, sueño y sueño profundo. Para ella, la declaración de Krishna de que sus manos, pies, ojos, cara y cabeza estaban en todas partes, era literalmente real. Su adoración de Dios es el supremo ejemplo de ese madhura bhava samkirtan.
Luego tenemos el vastsalya bhava (sentimiento de la madre por su hijo). Yashoda, la madre adoptiva de Krishna, puede ser tomada como el ideal de esta actitud. Aunque ella había tenido una serie de experiencias de la divinidad de Krishna, prefería servirlo como madre y adorarlo como su hijo.
El anuraga bhava namasamkirtan (el sentimiento del amante por el amado) es ejemplificado mejor y en la forma más pura por las gopis. Ellas instalaron al Señor en sus corazones, se desprendieron de todo apego mundano y vivieron sólo en su contemplación, dedicándole todos sus pensamientos, acciones y palabras a él.
Luego hay el sakhya bhava (sentimiento de compañerismo) namasamkfrtan, como se encuentra en Arjuna, quien creía que Krishna era su más íntimo amigo y cuñado (pues estaba casado con la hermana de Krishna) y confiaba en él como en un camarada. Ésta es también una actividad que los apegará a la Divinidad y sublimará los impulsos inferiores.
Dasya bhava (actitud del sirviente con el amo) namasamkirtan es otro tipo. Servir al Señor como su fiel e incondicional sirviente, éste es el camino de Hanumán en el Ramayana. No tenía voluntad ni deseo que pudiera llamarse propio. Su plegaria era que pudiera ser un instrumento apropiado para los fines de su amo.
La última actitud es shanta bhava namasamkirtan, o sea la alabanza serena y despreocupada del Señor, suceda lo que suceda, sin modificación por los altibajos, soportando todos los caprichos de la fortuna como el juego de Dios. En el Mahabharata encontrarán a Bhishma saturado con esta actitud; él adoraba a Krishna aun cuando Krishna se acercó a él para matarlo.
Otro método de namasamkirtan es recordar las varias hazañas y juegos, los varios actos de gracia y compasión que el Señor ha manifestado en el mundo, mientras se está recitando su Nombre. Esto se llama lila namasamkirtan. Chaitanya y Thyagaraja alcanzaron al Señor por medio de este camino. Otros, al recitar su Nombre, se acuerdan más de la majestad, la gloria, el poder, el misterio, la magnificencia, la generosidad, el Amor con el cual Dios se viste. Esta actitud es considerada como guna namasamkirtan (el canto de los atributos o características). La mayoría de los santos honrados en muchas tierras son de esta categoría. Otra categoría es la de los buscadores que les dan valor a las sílabas y sonidos del nombre como tal, sin importar el significado. Cuando se pronuncia el Nombre, dicen, atrae a Dios y a su gracia hacia el aspirante, sin importar cuál sea la actitud o si se asocia al samkirtan, el lila y el guna o no. El Nombre tiene una fuerza, un poder, una capacidad para redimir, curar y salvar, solo y sin ayuda, afirman.
El nombre Rama fue una vez indicado por el propio Rama (el hijo de Dasarata, el héroe del Ramayana, la encarnación del Señor en la Edad de Threta) como un potente liberador. Cuando Rama pasaba por las selvas con Sita y Lakshmana, los ermitaños que lo reconocían como divino se reunían a su alrededor con la petición de que los iniciara y les diera algún mantra que pudieran repetir para su elevación espiritual. Rama respondió que él era un príncipe en exilio, que iba errando por las selvas y por ello no podía presumir de tener ninguna autoridad para iniciar a ermitaños en el camino espiritual. Iba caminando por los senderos de la selva, y observándolo caminar rápidamente, con Sita inmediatamente detrás de él y Lakshmana después, un anciano ermitaño exclamó: «¡Amigos, vean! ¡Rama nos está iniciando! ¡Él nos esta dando el mantra! Dios está dirigiendo, la naturaleza (su constante acompañante, su sombra) lo sigue, y el individuo como parte del Señor, la ola del océano, está en la retaguardia; él puede ver al Señor sólo si la engañosa naturaleza es propiciada o hecha a un lado. Es en verdad una silenciosa lección de práctica espiritual. Ra es Dios, ma es el individuo que se ha quedado atrás. A es la naturaleza, prakriti. «Rama, Rama» es el mantra que él nos está dando tan graciosamente. Tómenlo y se salvarán. Para mí, no hay otra vía».
Yo estoy enfatizando el nombre de Rama porque el principio de Rama es el Alma. Rama significa «aquello que es placentero y agrada». Ahora bien, el Alma es la fuente de toda alegría; su naturaleza es la bienaventuranza. Además, como lo descubrió Thyagaraja, Rama es el nombre que pueden adoptar tanto los adoradores de Narayana (Vishnú) como los de Shiva. La sílaba Ra es la sílaba clave en el mantra de Narayana (Om Namo NaRAyana) y la sílaba ma es la sílaba clave en el mantra de Shiva (Om NaMAh Shivaya). Los prejuicios y facciones entre los adoradores de las formas de Dios de Narayana y de Shiva carecen de sentido porque ambas representan al Uno Primario Universal. Son distinguibles, podría decirse, por los diferentes objetos divinos que llevan: la concha y la rueda en el caso de Narayana y el pequeño tambor y el tridente en el caso de Shiva. Pero la concha y el tambor simbolizan la posibilidad de alcanzar a Dios por medio de la alabanza y de los cantos audibles; el disco y el tridente simbolizan a Dios como el hacedor y amo del tiempo; son la rueda del tiempo y las puntas del pasado, el presente y el futuro. Narayana es llamado Har¡ y Shiva es llamado Hara, y ambos nombres son derivados de la misma raíz, har, destruir, eliminar, cautivar, atraer, todas las cuales son funciones que asume Dios.
El deber del hombre es santificar sus días y noches con la ininterrumpida recordación del Nombre. Recuérdenlo con alegría, con anhelo. Si lo hacen así, con toda seguridad Dios aparecerá ante ustedes en la forma y con el nombre que le hayan dado como los más bellos y más apropiados. Dios es todos los nombres y todas las formas, la integración de todos éstos en armonioso encanto. Los dioses designados en diferentes religiones y adorados por diferentes comunidades humanas son todos miembros del Dios único que él es realmente. Lo mismo que el cuerpo es el armonioso sistema de los sentidos y los órganos, Dios es la armonía de todas las formas y nombres que el hombre le da. Sólo aquellos que son ignorantes de la gloria de Dios insistirán en un nombre y una forma exclusivos para su adoración y, lo que es peor, condenarán el uso de otros nombres y formas. Puesto que ustedes están asociados a las Organizaciones Sathya Sai, debo advertirles contra esta tonta obstinación. No vayan por allí proclamando que son una secta, distinta y separada de aquellas que adoran a Dios en otras formas y nombres. De este modo estarán limitando al mismo Dios que están exaltando. En su entusiasmo, no proclamen: «Sólo queremos a Sai; el resto no nos importa». Deben convencerse de que todas las formas son las de Sai; todos los nombres son los de Sai. No hay ningún «resto», todos son él mismo.
Deben de haber notado que yo no hablo de Sai en mis discursos, ni canto a Sai durante los bhajans con los cuales concluyo usualmente mis discursos. Y deben de haberse preguntado por qué. Les diré la razón. No quiero que se vaya propagando la impresión de que yo deseo que se difundan este nombre y esta forma. No he venido para establecer un nuevo culto, no quiero que se engañe a la gente sobre este punto. Afirmo que esta forma de Sai es la forma de todos los varios nombres que el hombre usa para la adoración de lo Divino. Así, estoy enseñando que no debe hacerse ninguna distinción entre los nombres de Rama, Krishna, Ishwara, Sai, etcétera, pues todos son míos.
Como yo sé que soy la corriente que ilumina todos los varios focos, soy indiferente a los focos que ustedes consideran tan importantes. Cuando les ponen atención a los focos, empiezan las facciones y nacen las sectas. Los Centros Sathya Sai de Servicio no deben alentar la discordia y las distinciones; deben adorar al Uno que aparece como muchos, a lo divino básico que ilumina todas las lámparas. No tengo la mínima intención de utilizar a los Centros Sai de Servicio para propagar mi nombre y obtener honor para él. ¡No! Estoy contento sólo cuando las empresas y disciplinas espirituales para elevar y purificar al hombre están progresando en todas partes; es sólo por ese medio que mi realidad universal podrá ser revelada. Entonces, no me reduzcan a los límites de un nombre y una forma, cualesquiera que sean. Su meta debe ser ver al mismo Dios en todas las formas adoradas, visualizarlo en todos los nombres; o mejor todavía, estar conscientes de su presencia como el motivador interno de cada ser viviente, de cada partícula de materia. No caigan en el error de considerar a algunos hombres merecedores de respeto y otros no. Sai está en cada uno; así que todos merecen su reverencia y servicio. Propaguen esta verdad. Ésta es la función que les asigno a los Centros de Servicio.
Pueden observarme a mí y a mis actividades; vean cómo me adhiero a la rectitud, al orden moral, a la Verdad y a la compasión universal. Esto es lo que quiero que aprendan de mí. Muchos de ustedes me piden un «mensaje» para llevar al Centro del cual son miembros. Bien: MI VIDA Es MI MENSAJE. Y ustedes se adherirán a mi mensaje si viven de una manera tal que sus vidas sean evidencia de la tranquilidad, el valor, la confianza, el deseo de servir a los afligidos; sentimientos y actitudes que mi vida les inspira.
Dios es inmanente en el mundo. Así, traten al mundo amorosamente, como tratarían al Señor del mundo. Krishna sirvió a los Pandavas; él condujo el carro de guerra de Arjuna. Por esto, aunque no era rey, se volvió algo más importante, ¡un forjador de reyes! Sirvan, cualquiera que sea el obstáculo, cualquiera que sea la burla cínica que puedan atraer. Tales personas son inevitables cuando uno está dedicado a hacer el bien. Tomen mi ejemplo.: la alabanza y la calumnia me han acompañado a través de todas las edades. La oposición y los obstáculos sólo tienden a hacer resaltar a los buenos y a fortalecer su resolución. La tortura que su padre le infligió para alejar su mente de Dios sólo ayudó a destacar la inconmovible devoción de Prahlada. La maldad de Ravana sirvió para revelar el poder del arco de Rama. Traidores como Shishupala, Dantavakra, Ravana, Kamsa, son participantes inevitables en cada encarnación. Este Sai Rama también tiene este ancestral acompañamiento. Ahora, también, esta escoria es evidente. Por un lado, la adoración y el homenaje están acumulándose hasta formar una montaña; por el otro, la abjuración y la difamación también se están elevando. Entre los dos, yo los bendigo a ambos con las manos levantadas, pues no me alegro por uno ni me deprimo por el otro, porque los traidores serán recompensados con la corona que merecen; yo seré coronado con mi propia gloria.
¿De qué sirve que ustedes simplemente adoren mi nombre y forma si no intentan cultivar el mismo amor que tengo yo para todos, mi inconmovible ecuanimidad, mi amor, mi paciencia y fortaleza, mi naturaleza siempre feliz?
En sus charlas hablan de los poderes únicos de Sai, los incidentes que son descritos como «milagros» en libros escritos sobre mí por algunas personas. Pero yo les estoy pidiendo que no les den importancia. No exageren su significado; el poder más significativo y más importante, déjenme decírselo, es mi amor. Puedo cambiar el cielo en tierra ola tierra en cielo, pero eso no es la señal del poder divino. El amor y la fortaleza, efectivos, universales, siempre presentes, son la única señal.
Al intentar cultivar y propagar este amor y esta fortaleza, van a encontrarse con problemas y tribulaciones. Deben recibirlos, pues sin ellos no podrá salir a relucir lo mejor que tienen ustedes. Si el oro fuera tan abundante como el polvo, o los diamantes tan fácilmente obtenibles como las piedras, nadie se preocuparía por ellos. Se obtienen sólo después de muchos esfuerzos y gastos; por eso se buscan afanosamente.
Puesto que han venido a este lugar personas devotas de todas las naciones, sólo voy a decirles una cosa. Es indudable que anteriormente se han celebrado conferencias mundiales dedicadas a la religión o a problemas espirituales; y también conferencias de seguidores de los diferentes credos, pero han sido celebradas sólo después de la muerte de los fundadores e inspiradores divinos. Ésta es la primera vez que se efectúa una conferencia mundial de devotos mientras la encarnación está presente delante de ellos, con el cuerpo asumido para este fin, llevando el nombre que ha escogido para sí. Debo hablarles de éste hecho porque noventa y nueve de cada cien personas entre ustedes no conocen mi realidad. Han venido aquí atraídos por sus varias necesidades, un gusto por las cosas espirituales, un deseo de desarrollar las instituciones a las cuales pertenecen, por admiración o afecto, amor o reverencia o debido a un arrebato de entusiasmo por unirse a otros y compartir su propio regocijo.
En verdad, no pueden entender la naturaleza de mi realidad hoy o ni siquiera después de mil años de firme austeridad o ardiente inquisición, aun si toda la humanidad se uniera en ese esfuerzo. Pero en un corto tiempo se podrán enterar de la bienaventuranza que derrama el Principio Divino que ha asumido este sagrado cuerpo y este sagrado nombre. La buena fortuna que les dará esta oportunidad es mucho más grande que la que está a disposición de los anacoretas, monjes, sabios, santos y aun de personalidades que encarnan facetas de esta divina gloria.
Puesto que yo me muevo entre ustedes, como al igual que ustedes y hablo con ustedes, se engañan creyendo que esto no es sino un ejemplo de un ser humano común. Yo también los estoy engañando al cantar con ustedes, hablar con ustedes y dedicarme a actividades con ustedes. Pero en cualquier momento mi divinidad puede serles revelada; deben estar listos, preparados para ese momento. Debido a que la divinidad está recubierta de humanidad, deben esforzarse por superar el engaño (maya) que la esconde de sus ojos.
Ésta es una forma humana, en la cual cada entidad divina, cada principio divino, es decir, todos los nombres y formas dados por el hombre a Dios, están manifiestos. No permitan que la duda los distraiga; si sólo instalan en el altar de su corazón una fe firme en mi divinidad, podrán ganarse una visión de mi realidad. Pero ahora, en vez de esto, están oscilando como el péndulo de un reloj, un momento a la devoción, otro a la incredulidad; así nunca podrán captar la verdad y ganarse la bienaventuranza. Son muy afortunados de tener una oportunidad de experimentar la bienaventuranza de la visión de la forma que es todas las formas de Dios (Sarvadaivatva swarupa) ahora, en esta misma vida.
Quiero llamar su atención sobre otro hecho. En ocasiones anteriores, cuando Dios ha encarnado sobre la Tierra, la dicha de reconocerlo en la encarnación les era otorgada sólo después de que la encarnación física hubiera dejado el mundo, a pesar de muchas evidencias patentes de su gracia. Y la lealtad y devoción que se exigían de los hombres surgían por el miedo y el temor reverencia¡ ante sus poderes y destrezas suprahumanos o ante su autoridad para ordenar y castigar. Pero reflexionen por un momento sobre esta manifestación de Sathya Sai; en esta edad de materialismo rampante, agresiva incredulidad e irreverencia, ¿qué es lo que atrae hacia sí la adoración de millones en el mundo entero? Estarán convencidos de que la razón básica es el hecho de que ésta es la divinidad supramundana en forma humana.
Les repito: cuán afortunados son ustedes que pueden presenciar y ver a todos los países del mundo rindiendo homenaje a la India; pueden oír la adoración del nombre de Sathya Sal que reverbera por el mundo entero, aun durante la existencia de este cuerpo, no en alguna fecha futura sino ahora, mientras está aquí con ustedes, ante ustedes. Y de nuevo podrán presenciar muy pronto la restauración del Sanathana Dharma a su estado genuino y natural, como el dharma establecido en los Vedas para el bien de todos los pueblos del mundo. La revitalización del dharma védico es la voluntad divina de Sai, no únicamente la atracción de gente hacia mí por la manifestación de mi poder y capacidad. No es éste un fenómeno engañoso. Este principio sostendrá la verdad, desarraigará la falsedad y con esa victoria hará que todos ustedes vivan en éxtasis. Ésta es la voluntad divina de Sai.
Algunas personas, incluso aquellas que han llegado a cierto nivel de liderazgo y autoridad, han empezado a cambiar las fórmulas védicas y los principios de la cultura india en su afán de lucro, llegando hasta a venderlas, y los occidentales están inclinados a comprarlas. Estas verdades y descubrimientos no son una mercancía que puede ser vendida y comprada. Por lo tanto, pronto voy a ir a países de Occidente a fin de situarlos en su justo valor y poner un fin a este regateo. Ya las autoridades de universidades de Estados Unidos y los líderes estudiantiles de dichas instituciones han escrito que están deseosos de darme la bienvenida y han establecido programas para mí. Apenas ayer trajeron los pasaportes para mi visita a África, rogándome que visitara esos países pronto; voy a ir a África antes del mes de junio.
Así, utilicen la oportunidad de esta asociación conmigo lo más posible y esfuércense rápidamente y lo mejor que puedan por seguir las directivas que les he dado. Obedecer mis instrucciones es suficiente; les será más benéfico, más que el ascetismo más riguroso. Practiquen la verdad, la rectitud, la paz y el amor, los cuales aprecio mucho; resuelvan mantener esto ideales ante ustedes, siempre, en todos sus pensamientos, palabras y acciones. Esto puede conferirles el supremo bien de la fusión con la suprema sustancia de la Divinidad.
Conferencia Mundial de las Organizaciones Sathya Sai de Servicio
Bombay, 17 V 68