La alabanza y la crítica son reflejos del ser interior. Una persona virtuosa jamás critica a los demás; sólo el malvado se complace en actividades tan sacrílegas. El color que ven depende del color de los anteojos que llevan puestos. Usen los anteojos del amor y verán amor en todas partes. No le den importancia a la crítica. Si los critican en voz alta, la crítica desaparece en el aire. Si los acusan silenciosamente, vuelve a ellos. ¿Están criticando el cuerpo de ustedes? El cuerpo es inerte. ¿Están criticando al Atma? Si es así, ¡el mismo Atma habita en ambos y, por lo tanto, equivale a criticarse a sí mismos! ¡Un verdadero buscador de la verdad se dará cuenta de este hecho! Tómense el tiempo para reconocer las cien faltas presentes en ustedes. En lugar de eso, ¿por qué buscan señalar las faltas más insignificantes en los demás? Lo malo en ustedes se refleja como lo malo en los demás. ¡Elijan corregirse a ustedes mismos primero! Sólo entonces su mente se volverá pura. Por consiguiente, ¡siempre desarrollen pensamientos sagrados! Discurso del 23 de noviembre de 1998.