La atracción hacia arriba y hacia abajo (26/03/1968)

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( Impreso en castellano en Mensajes de Sathya Sai, Tomo 06 cap. 39 )

La atracción hacia arriba y hacia abajo

26 de Marzo de 1968

Prashanti Nilayam

Venkatagiri

Al Juotiriingam se le representa colgando en el aire, entre las fuerzas de atracción de un imán desde arriba y de otro desde abajo; evidentemente, es de metal ferroso. El hombre también es como un lingam ferroso, atraído hacia arriba por el anhelo de la liberación y la fusión en el Alma Suprema y atraído haca abajo por el anhelo de satisfacer los sentidos y ganar y poseer cosas de la naturaleza que lo rodea. Ahora, la atracción hacia arriba se está haciendo más débil. El respeto por las instituciones espirituales, los templos y lugares santos, los mayores y los libros sagrados, está declinando rápidamente. El orgullo por la riqueza material y la competencia para adquirirla están creciendo rápidamente. Ésa es la tragedia de estos tiempos.

El hombre se imagina que ha logrado mucho como resultado de su búsqueda de los placeres materiales. Ha descubierto la electricidad y la usa para dar luz,. pero, ¡qué gloria tan barata es ésta! Cuando se levanta el sol, aun la más brillante !árripara se desvanece totalmente. El hombre ha inventado el ventilador, que por medio de la electricidad puede producir brisa, pero cuando se crea una tempestad en la naturaleza, el árbol más fuerte es desarraigado y la obra del hombre hecha de ladrillo y cemento cae en ruinas, mientras el techo vuela por los aires. ¿Sobre qué base puede erigir su orgullo? El Sol no es sino una estrella entre billones de ellas en el espacio. La Tierra no es sino un granito de polvo que gira alrededor del Sol. La nación a la cual pertenece no es sino una fracción de este granito; su pueblo es un punto microscópico en esa fracción y él no es sino uno entre los cientos de miles de personas que viven allí. Él anda pavoneándose y enorgulleciéndose, de la manera más estúpida, como si fuera el amo y señor, pero su verdadero derecho a la felicidad no es éste. Su legítimo derecho se basa en que él es hijo y heredero de la inmortalidad; él es el depositario de la divinidad y puede, por varios caminos, alcanzar el mismo estado de divinidad. Una máquina sin energía que la active no sirve de nada; así también, un cuerpo humano sin la chispa divina es inútil. Sin esa chispa, el hombre es un árbol que no produce frutas, una vaca que no da leche. Él debe tomar conciencia de la chispa, debe saber cómo iluminarse con ella y envolverse en su esplendor.

Ahora, ustedes están viviendo en la oscuridad y en la ignorancia. El conocimiento de que son la chispa divina encerrada en las envolturas de bienaventuranza, inteligencia, sentimientos, sensaciones y sustancias orgánicas, ese conocimiento es la luz. Deben encender su propia lámpara. No pueden caminar con la luz de la lámpara de otro; no pueden subsistir con el dinero que está en el bolsillo de otro. Tengan su propio dinero; sólo entonces serán libres. Gánense el conocimiento por sí mismos; pero aun conocerlo no es suficiente; deben experimentarlo. El pozo tiene agua; pero esto no es suficiente, debe ser sacada con un balde y usada para lavar y para saciar la sed.

La mente se mueve sólo hacia lo correcto y lo puro, espontáneamente, pero los sentidos y el mundo externo la arrastran hacia el mal y lo impuro. La tela blanca se ensucia y cuando se elimina la suciedad, recobra su blancura. La Gran Asamblea de Sabios de Prashanti ha sido comisionada para enseñarle a la gente los principios básicos de este proceso que es una manera de vivir, un viaje constante hacia arriba. El esfuerzo individual y la gracia son ambos esenciales. Shankara dice: «Sólo por medio de la gracia del Señor puede el hombre desarrollar un deseo por la no dualidad (advaita) del universo, por el Uno sin segundo». Ver sólo al Uno es sabiduría, y sólo la sabiduría confiere la liberación.

Vean todas las cosas por las cuales han llorado hasta ahora. Encontrarán que han anhelado sólo cosas mezquinas, distracciones momentáneas, fama efímera; deben llorar sólo por Dios, por su propia pureza y consumación. Deben llorar por las seis cobras que se han alojado en su mente, corrompiéndola con su veneno: la lujuria, la ira, la codicia, el apego, el orgullo y la maldad. Apacígüenlas como hace el encantador de serpientes con su ondulante flauta. La música que puede domarlas es el canto del Nombre de Dios en voz alta. Y cuando ya quedan demasiado fascinadas para moverse y hacerles daño, agárrenlas por el cuello y sáquenles los colmillos como hace el encantador. Después, serán sus juguetes y podrán utilizarlas a su antojo.

Cuando esas serpientes se hayan calmado, ustedes habrán alcanzado la ecuanimidad. No serán afectados por el honor o el deshonor, la ganancia ola pérdida, la alegría o el dolor. Rama no se alegró cuando su padre propuso coronarlo rey ni quedó deprimido cuando, en el momento mismo que iban a llevarlo al trono, su padre decretó que debía pasar catorce años exiliado en la selva. Él permaneció totalmente tranquilo cuando Parashurama lo retó a duelo por haber doblado y roto el arco de Shiva cuando Rama ganó la mano de Sita. Draupadi anhelaba compartir las calamidades de sus esposos; Sita rehusó quedarse en la capital cuando Rama se fue a la selva. Ella dijo: «Mis padres me han enseñado el camino correcto para la esposa: yo sé que el camino está junto a los pasos del esposo. Tú eres la luna, oh Ramachandra; yo soy la luz de la luna. Somos inseparables; debemos estar juntos». Urmila, la esposa de su hermano Lakshmana (quien lo acompañó al exilio por su, propia voluntad), dijo: «Yo permaneceré en la capital, pues si voy no estarás en condición de servir al Señor Rama con una atención exclusiva». Así fue como ella reveló su grandeza. Kausalya, la madre de Rama, se llenó de alegría cuando su hijo entró a sus aposentos privados, pues pensó que él había ido a recibir sus bendiciones antes de la ceremonia de coronación, pero quedó conmocionada cuando Rama le pidió que lo bendijera para que llevase una vida feliz en la selva. Le rogó: «Prométeme que estarás llena de alegría durante los catorce años que pasaré en el exilio». Ella dijo: «Iré contigo. Yo soy reina sólo de nombre. Mi vida no ha sido sino un valle de lágrimas. Vishvamitra te llevó lejos de nosotros; pasé días de ansiedad cuando estabas con él, peleando contra demonios; luego, cuando Parasurama apareció ante ti retándote a pelear, sentí morir de dolor. Nunca podré ser feliz estando lejos de ti». Pero Rama pudo convencerla de que su lugar estaba con su afligido padre, el rey Dasarata, su amo y señor. Kausalya entonces lo bendijo diciendo: «¡Que el dharma que reverencias y representas te proteja siempre)».

El dharma es la frontera, el límite que la inteligencia pone a las pasiones, emociones e impulsos del hombre. Explicar su importancia y aplicación a la vida diaria es la tarea que he confiado a los pandits miembros de la Prashanti Vidvanmahasabha. La palabra manava (hombre) significa «aquel que observa mana (medida o límite)». Él no se comporta salvaje e incontroladamente; se somete voluntariamente al control, la regulación y la disciplina.

Venkatagiri

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