La verdadera tableta (05/03/1966)

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( Impreso en castellano en Mensajes de Sathya Sai, Tomo 07 cap. 1 )

La verdadera tableta

5 de Marzo de 1966

Prashanti Vidwanmahasabha, Hyderabad

¡Qué fortuna tan grande es ésta! Han nacido en la India, saturada de la fragancia de Dios y en la que resuenan desde remotas edades las voces que llaman a los hombres a marchar por el camino de Dios. Este país se elevó a la posición de Gurú (Maestro espiritual) de la Humanidad, que enseña a la gente de Oriente y de Occidente los múltiples medios para levantar el velo de la ignorancia que esconde a Dios del hombre. Uno de tales medios es la adoración de «ídolos», estatuas que simbolizan a Dios. Este método ha sido burdamente malentendido y malinterpretado por muchos fanáticos de mente estrecha. El significado de la estatua es sencillo y puede ser fácilmente entendido. Cuando desean beber algo, digamos leche, necesitan una taza. La leche entonces llena la taza y toma la forma de ella. Si toman el lingam (objeto ovoide que simboliza la Creación) como imagen para adorar, lo sienten lleno de divina refulgencia, gloria y gracia. Cuando adoran la estatua de Krishna, tienen una taza más adornada que llenan de la misma esencia divina para poder beberla y saciar su sed.

Lo que hace el buscador es elevar la imagen de piedra al nivel de una réplica de Dios; él no reduce a Dios a una piedra. La estatua es sólo un receptáculo, un apuntador, una base, un recordatorio, una residencia que se invita a Dios a ocupar. Lo supremo no está restringido en lo pequeño; lo pequeño es reconocido como simbólico de lo supremo. A través de lo visto hacia lo invisible, de la gota al mar, de lo patente a lo latente, así es como la adoración de imágenes ayuda al aspirante. En verdad, nadie puede concebir al Todopoderoso sin imaginarlo como poder, luz, misericordia, sabiduría, energía, inteligencia, pureza. Y estas cualidades pueden entrar a la conciencia sólo por medio de alguna experiencia concreta, como el sol, el loto, el cielo, el océano y la ola, etcétera. El nombre es una imagen verbal, la imagen es una base visual. La semilla contiene al árbol; el lingam contiene lo manifestable y el universo manifestado, incluyendo al Creador por cuya voluntad existe.

El pronunciar el nombre con la lengua y adorar la imagen en la mente no deben degenerar en una rutina mecánica; el significado del nombre y el contenido de la forma deben, al mismo tiempo, inspirar e iluminar la conciencia. Escapen de la rutina; comprométanse profunda y sinceramente en la actitud de adoración. Ése es el camino para ganar la paz y el contento, al cual toda actividad humana debería estar dedicada y dirigida. Si siembran un brote de la planta de algodón, ¿cómo pueden esperar cosechar mangos?

¡Háganlo ahora! Ésa es la urgencia de este gran problema: ganar paz y contento. Si se sienten hambrientos ahora, no pueden esperar a mañana para comer; y no comen su comida ahora temiendo que van a tener hambre mañana. Coman cuando tengan hambre, no antes ni después. Aspiren ahora, adoren ahora, logren ahora.

Un rey ordenó una vez a un constructor que le edificara un palacio, y quería que usara madera que fuera lisa y sin nudos a todo lo largo. El constructor buscó por toda la región y no pudo conseguir madera que estuviera recta, lisa y sin nudos. Finalmente, vio unas matas de plátano y encontró que sus troncos cumplían con la descripción que le había dado el rey. Cortó las matas y las llevó al rey. Éste dijo: «Claro, los troncos son lisos y suaves, pero no tienen la resistencia requerida. No los puedes usar para la construcción». No es la cualidad externa la que importa; es la fuerza interna lo que le imparte valor e importancia. El corazón tiene que ser puro. La constante recordación, por medio del instrumento del nombre, de la gloria y majestad de Dios, quien es el Morador Interno, ayuda a purificar el corazón. Es la vitamina que promueve la salud espiritual. No hay necesidad de ninguna otra tableta.

La vida es un peregrinaje donde el hombre arrastra sus pies por un camino escabroso y espinoso. Con el Nombre de Dios en sus labios, no sentirá la sed, con la forma de Dios en su corazón, no sentirá ningún agotamiento; la compañía de los santos lo inspirará a viajar con esperanza y fe. La seguridad de que Dios está al alcance del llamado, de que él está siempre cerca, dará fuerza a sus miembros y valora su vista.

Recuerden que con cada paso se están acercando a Dios y Dios también, cuando dan un paso hacia él, da diez hacia ustedes. No hay paradas en este peregrinaje; es un solo viaje continuo, día y noche, por valles y desiertos, por lágrimas y sonrisas, por muertes y nacimientos, por tumbas y cunas. Al término del sendero, cuando alcanza la meta, el peregrino encuentra que ha viajado sólo de sí mismo a sí mismo, que el camino fue largo y solitario, pero que el Dios que lo ha guiado estaba durante todo este tiempo con él, en él, a su alrededor y a su lado. Él mismo había sido siempre divino; ¡su anhelo por fundirse en Dios no era sino el mar llamando al océano! El hombre ama porque él es amor, anhela la melodía y la armonía porque él es melodía y armonía, busca la felicidad porque él es felicidad, está sediento de Dios porque está compuesto de Dios y no puede existir sin Dios.

Dios debe reconocerse en todo lo que existe, todo lo que es encantador, o sufre, florece o se marchita. Él es inteligencia en el insecto, fidelidad en el perro, energía latente en la roca. Vivekananda anunció en Chicago que el hinduismo había quitado la cubierta y buscaba el núcleo interno de lo Divino en todas las cosas, animadas e inanimadas. Un caballero puede llevar traje de mañana, traje de tarde, traje de noche o pantalones para el almuerzo; pero dentro de todos estos vestidos, él es el mismo, ¿no es así?

Si conocen el camino y la meta, pueden descubrir si están progresando o no; de otra forma, ¿cómo podrían? La meta es ampliar su visión, su compasión, su amor, a la medida en que Dios ha expandido su propio amor, su compasión y su gracia. De modo que estén siempre vigilantes y traten de esforzarse por absorber cada vez más de Dios dentro de sí. La sangre tiene que circular desde la cabeza hasta los pies, el amor tiene que circular de lo alto hasta lo bajo; sólo entonces podrán asegurar la salud y la felicidad para el individuo y para la comunidad. Éste es el mundo de Dios; todos los seres son suyos. Él los ama a todos como la luna derrama frescura sobre todos.

No se apeguen a las cosas y objetivos mundanos: Estén en el mundo pero no permitan que el mundo entre en ustedes. Trabajen desinteresadamente, contentos de cumplir con su deber de la mejor manera posible. No tengan deseos que poner ante Dios, pues lo que sea que él haga con ustedes, de la forma como los trata, es el don que más le agrada darles.

Pongan en práctica las Upanishads que estudian. Fueron los descubrimientos de hombres y mujeres prácticos, que se impusieron la tarea de vencer la calamidad alternante de la alegría y el dolor, y de lograr la ecuanimidad y el equilibrio perfecto. Solo la práctica hace perfecto al hombre.

Cada vida es como una jornada de marcha en la peregrinación; hagan el máximo uso de sus talentos y caminen lo más que puedan para acampar más cerca de la meta al caer la noche. No malgasten ni un solo momento en vagancia o vida licenciosa. Vivan en la Presencia, en temor y humildad, en amor y servicio.

Prashanti Vidwanmahasabha,

Hyderabad 5 III 66