Los peligros de la duda (28/12/1960)

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LOS PELIGROS DE LA DUDA

28 de Diciembre de 1960

Cauce del río Chitravati,Vaikunta Ekadasi

KASTURI acaba de hablarles acerca del cuento del Batido del Océano para obtener la Ambrosía (Amrithamanthana) que se relata en los Puranas. Dijo que cuando los dioses se dejaron dominar por el envanecimiento, el engaño y la pereza, los sabios los maldijeron y les dieron como condena la vejez, la semi-oscuridad y la senilidad; los dioses se volvieron víctimas propicias de los demonios, y por eso, para restituir su perdido esplendor, el Señor sugirió que batieran el océano y se ganaran la ambrosía, el amrita o néctar de la inmortalidad.

Pero vean el sentido simbólico de esta historia. Los Puranas hablan siempre en parábolas. Cada cuento tiene un significado profundo, algo más valioso y útil que lo que se ve superficialmente. Tal significado debe ponerse en práctica en la vida diaria; no son historias que se narran para pasar el tiempo. Porque estaba cegado por el poder de su posición Indra insultó a Durvasa; la maldición de este sabio lo obligó a reflexionar sobre su realidad, a descubrir su estado íntimo. Entonces Indra se dio cuenta de que era inmortal, de naturaleza igual a la del propio Ser Superior. En efecto, se percató de que él era el Supremo que andaba de aquí para allá bajo el engaño de ser Indra. El batido es el símbolo de la práctica espiritual necesaria para quitar el velo del engaño o, más específicamente, la práctica del Raja-yoga.

Cuando el poder de los dioses declina y predominan los impulsos perversos aun ellos caen; pierden todos sus privilegios y derechos. Una vez que la falsedad (anrita) forma parte del carácter se rompe la relación con la inmortalidad (amrita).

Quien es falso, quien teme a la verdad, quien se ciega a su propia herencia de inmortalidad sufre muchas muertes. La verdad (Sathya) es lo inmutable (nitya). La falsedad es veneno; la verdad, néctar. Únicamente la verdad confiere esplendor o divyatva. Por eso cuando los dioses fueron presa del orgullo y del apego a la irrealidad, tuvieron que batir sus pensamientos, sus impulsos, sus sentimientos, sus emociones, sus instintos e inspiraciones y sacarles la crema de la verdad. Los dos grupos que jalaron la cuerda de batir son “las influencias que llevan hacia adelante y las influencias que jalan para atrás”, los impulsos divinos y los demoníacos.

Como dije, Indra insultó a Durvasa y se ganó la ira de este sabio debido a la ignorancia de su realidad fundamental, a su ajñâna, que lo sumió en el orgullo. Lo que debía hacerse a fin de que recobrara la cordura era enseñarle de nuevo la base átmica de toda la pompa y el aparato de los honores y la evanescencia que es inmanente a todas las cosas creadas.

Hoy en día, aunque en apariencia la gente es humana, sus impulsos internos la hacen sub-humana (rakshasas); quien no tiene generosidad (dana) en sí es considerado un demonio (danava). Lo divino y lo demoníaco están mezclados en el carácter del hombre y ahora es lo demoníaco lo que predomina. Por lo tanto, el hombre ha perdido su gloria, su poder y su esplendor: debe ganárselos de nuevo por medio de las prácticas espirituales. Para esto, debe purificarse con un esfuerzo incesante.

Para ustedes, el compartir la ambrosía (amrita) creada por Mí es sólo el primer paso en este proceso; tal paso será inútil si no dan el segundo y el tercero y el que sigue y marchan hacia la autorrealización. Deben tener fe en la disciplina establecida en la religión eterna (sanâthana dharma) y en la base divina de toda la creación. Convénzanse de que el mundo puede darles sólo alegría pasajera y que la aflicción no es sino el reverso de la alegría. Esfuércense ahora mismo, desde este momento, pues el tiempo pasa a modo de un rápido torrente. Adquieran esa alegría indeclinable, la alegría siempre plena. Sean fieles a ustedes mismos. Sean atrevidos, sean sinceros. La única realidad son los pájaros gemelos posados en el árbol; uno, el alma individual o jîvâtma, prueba los frutos y sufre; otro, el alma eterna o Paramâtma, se mantiene inconmovible y simplemente mira.

Se acaba de mencionar la forma de Mohini y la manera como los asuras fueron engañados por el encanto seductor de la forma externa. Ahora bien, todo lo que se dice acerca de las consortes del Señor, de que Lakshmi, Sarasvati y Parvati son las esposas de la Trinidad, es absolutamente tonto. Revela sólo los lentes coloreados por este mundo que ustedes llevan, la proyección de sus caprichos mundanos sobre las familias divinas, el urdir historias de acuerdo con el modelo humano para la satisfacción de los anhelos humanos. Estos nombres son únicamente expresiones convenientes del poder (shakti) inmanente a la divinidad. Por ejemplo, Lakshmi es la personificación de dayâ o la gracia de Vishnú; por esto se dice que ella mora en Su pecho. Así también, Parvati es la mitad del cuerpo de Shiva, incorporada inseparablemente a Él. Los poderes de creación, conservación y disolución son coexistentes y continuos en la divinidad. Tal vez pregunten cómo pueden coexistir los tres. Bien, miren la electricidad: la corriente puede crear, conservar y de igual modo disolver, todo esto al mismo tiempo y en medida semejante. Esos poderes se representan inseparablemente asociados con los tres aspectos de lo Absoluto. El deber del hombre es lograr la unidad con Shiva-Shakti, pues el ser humano no es sino una chispa que ha emanado de Él; sólo es una llama del fuego eterno.

Desde este momento dedíquense a la tarea de las prácticas espirituales; tal es la lección que deben aprender aquí. De otro modo el mucho viajar (yatra) no lleva sino a la acumulación de un fárrago de cosas (patra); compran cosas en los lugares por donde pasan: de Rameshwaram, de Tirupati, de Kasi, de Hardwar, de Madurai, de Kumbhakonam. Pero todo lo que adquieren de su peregrinaje es un cuarto lleno de cosas. Vienen de lejos, hacen gastos enormes, sufren en el frío a cielo abierto o duermen bajo los árboles; esperan días por la ansiada entrevista conmigo; pero al final regresan y disipan la paz y la felicidad que han obtenido de este lugar.

La devoción es algo dulce, suavizante, refrescante y restaurador. Debe conferir paciencia y fortaleza. El devoto no se perturbará si a otro se concede primero la entrevista o si alguien recibe más consideración. Él es humilde y espera la hora propicia: está seguro de que hay un poder superior que sabe más y que es justo e imparcial. A la luz de ese conocimiento, el devoto sólo comunicará sus problemas y sus penas a Su Señor; no se va a humillar hablando de ellos a todos, pues ¿qué puede hacer para aliviarlos un hombre tan indefenso como él? Únicamente quienes tienen fe implícita en Dios, quienes se dignan comunicarse sólo con el Señor y con nadie más merecen el néctar (amrita).

El cuerpo denso (sthûladeha) siempre debe estar junto a las buenas compañías (satsanga); los pensamientos y sentimientos (sukshmadeha) siempre deben estar inmersos en la contemplación de la gloria del Señor. Esa es la señal distintiva del devoto. El que grita y perjura y da a conocer sus preocupaciones a todo el que encuentra y anhela simpatía, ese nunca podrá ser un devoto. Hombres así no tienen por qué ser llamados devotos, aunque ellos se consideren tales. Hacen que los hombres serios pierdan la fe en la vida santa; los hombres serios se sienten superiores a esos seudo devotos. Y este es un hecho. Constituye gran responsabilidad el andar por el sendero de Dios. No hay lugar de regreso, ni parada alguna a mitad del camino, ni paso lento que valga, ni atajos en este peregrinaje. Siempre se va hacia arriba, arriba y arriba, hasta llegar a la cima de la montaña.

Dejen que les diga que a pesar de que la responsabilidad de ustedes es mayor, tienen más suerte que otros. No nieguen con la lengua lo que han saboreado en el corazón; no den falsos testimonios de su propia y sentida vivencia. No se quejen ni hablen cínicamente de la cosa misma que han reverenciado y adorado cuando la compañía en la cual se encuentren comienza a hacer tales burlas. Se dice que el devoto puede alcanzar fácilmente al Señor en cualquier parte pero que Él no puede obtener con tanta facilidad un devoto. Sí, es difícil encontrar un devoto que posea esa fe firme, esa actitud de completa auto entrega. Esa actitud puede adquirirse solamente por medio de la recordación constante y sincera del nombre: tan constante como el acto de respirar y con la misma sensación de esencialidad para la vida. Esto debe ser para todos ustedes la repetición (japa), la austeridad (tapas) y la meditación (dhyâna). Tal evocación será no sólo una gota de ambrosía en su lengua: será un mar en el cual se sumergirán.

No saben lo mucho que siento cuando encuentro que a pesar de Mi advenimiento y de Mi instrucción (bodha) y enseñanza (upadesha) todavía no han empezado estas prácticas. Simplemente Me alaban y ofrecen cumplidos; que Soy el tesoro de la gracia, el océano de la bienaventuranza, y cosas por el estilo. Adopten el Nombre y expláyense en Su dulzura; satúrense de Él y saboréenlo, prueben Su esencia, contemplen Su magnificencia y háganlo parte de Su ser; háganse fuertes en alegría espiritual. Eso es lo que Me complace.

No esperen la edad madura para emprender esta práctica (sâdhana). Yo sé de ciertos padres que se llevan a sus hijos cuando vienen a Mí cuando jóvenes todavía; les dicen que pueden adoptar prácticas religiosas en su vejez. Esos padres no se dan cuenta de la enormidad de la pérdida. Por un golpe de buena suerte sus hijos tienen la oportunidad de conocer el camino recto que lleva a la paz y la felicidad, pero los padres se enojan porque sus hijos no encuentran placer en las cosas que les dieron placer a ellos. Creen que debe haber algo malo en su carácter; los tientan con la bebida, el juego, la explotación, el odio, pretenden que los imiten… y los llevan con sigo hacia la perdición. Pero una planta que crece recta significa un árbol que mantendrá su derechura; una planta torcida nunca se convertirá en un árbol derecho. Los frutos podridos, demasiado maduros, agusanados, no son apropiados para ofrecerlos a Dios. Los años que se han vivido en el pecado dañan el carácter de una persona y no les da posibilidad de enmienda. Así que la práctica espiritual debe seguirse desde temprana edad.

La fe sólo puede acrecentarse por medio de un largo cultivo y de una atención cuidadosa. A los mayores los persigue el demonio de la duda. Yo sé que muchos aquí están afligidos por la duda. Piensan que he escondido previamente un recipiente con el amrita en alguna parte de las arenas conocida sólo por Mí. Por ello ahora he pedido a algunos de entre ustedes mismos que decidieran dónde íbamos a sentarnos en estas arenas.

Kasturi sugirió esta mañana que dado que los millares de personas que han venido para observar la creación de la ambrosía (amritodbhava) no tienen la posibilidad de ver de cerca en este lecho de río, se levantara un montón de arena sobre el cual podría sentarme. No acepté, pues Yo sabía que los incrédulos pensarían inmediatamente que el néctar había sido escondido antes debajo del montón preparado para tal fin. Esta duda es realmente un componente de la naturaleza demoníaca, pues roe las partes vitales de la devoción. Le corta las alas a la alegría, desalienta el entusiasmo, opaca la esperanza. Hombres como esos no alcanzarán la meta ni aun cuando nazcan mil veces.

Desde luego, cuando a ustedes les asalte la duda, acojan la oportunidad de ver y experimentar y de aclarar su dubitación. Pero después no nieguen la verdad de la cual estuvieron una vez convencidos ni vuelvan a escuchar la voz del odio o de la estupidez. No tengan fe en las palabras de hombres a quienes no confiarían su bolsa; en realidad son las palabras de esos hombres las que ahora están descarriando a mucha gente. ¿No consideran ustedes que esta es verdaderamente una situación muy lastimosa?

Vengan a Mí deseosos de aprender, de progresar, de ver a su propio ser en Mí; Yo los acogeré con toda seguridad y les mostraré el camino. Serán realmente bendecidos. Todas las escrituras, todos los textos, el mismo Gita, la Leche de todas las Vacas de los Upanishads, son para provocar esta sed en ustedes.

Esa sed ha de ser como la de la enredadera por tronco del árbol, como la del imán por el hierro, de la abeja por la flor, de las aguas por una cascada, del río por el mar. Los dolores de la separación deben roer el corazón; todo el ser debe anhelar la unión. No vacilen ni cambien ni prueben una serie de nombres y formas. Esto sólo malgastará tiempo y energía. Una incesante contemplación del Señor les dará un perenne sabor a ambrosía.

Si no siguen este camino su culpa será doble, puesto que ya han estado en contacto conmigo. La Forma suele crear dudas, pues cuando sólo está el nombre, alrededor de Él se puede construir todas las fantasías, todo lo que desean, para completar la imagen. No se dejen engañar por semejantes dudas cuando la Forma misma está ante ustedes; aprovechen el momento, no desperdicien la vida.

[Al ver que la enorme reunión no podría ver la materialización del amrita si Lo hacía sentado en la arena, Baba creó primero una concha o sankha, “el recipiente del cual el amrita emanará”, como Él anunció. Luego se puso de pie en medio de la gente y de ese sankha vacío “vertió” en un recipiente de plata un brillante chorro de dulce y fragante amrita, que Él distribuyó luego a cada una de las personas allí presentes.]


Traduccion Arlette M. Meyer