Ustedes tienen que leer el periódico para saber cuán loco y tonto es el mundo, cuán fútil el heroísmo y cuán momentánea la gloria. Y después de haber evaluado la información que transmite, lo arrojan a un lado; ahora es un desabrido desperdicio. De la misma manera, deben vivir una sola vez; vivan de tal modo que nazcan solo una vez. No se enamoren del mundo hasta el punto en que su falsa fascinación los traiga una y otra vez a esta ilusoria amalgama de alegría y dolor. A menos que tomen un poco de distancia, alejándose del enredo con el mundo, sabiendo que todo es una obra teatral cuyo director es Dios, están en peligro de implicarse demasiado íntimamente. Utilicen el mundo como un campo de adiestramiento para el sacrificio, el servicio, la expansión del corazón y la limpieza de las emociones. Este es el único valor que tiene. (Discurso, 28 de marzo de 1967)