Un principiante debe comenzar con la meditación en “Saguna Brahman” (la Divinidad con atributos) y debe observar todas las restricciones. Uno debe ser regular y puntual en su “sadhana”. Un árbol joven debe ser protegido de los animales, por lo que una cerca debe ser colocada alrededor de él hasta que se convierta en un árbol grande. La cerca se vuelve innecesaria después de que se convierte en un árbol enorme. Del mismo modo, las reglas y regulaciones son necesarias para los principiantes en el “sadhana”. Un aspirante espiritual avanzado no depende de apoyos externos. Tal persona puede entrar en trance a voluntad. La meditación se vuelve espontánea y habitual. Debe distinguirse “Dhyana” (Meditación) de “Dharana” (mera concentración). La primera etapa de concentración debe ser seguida por la contemplación y la absorción. Esta absorción conduce a la meditación. “Dhyana” no es el monopolio de ninguna religión en particular. Es un programa universal y pragmático para lograr el conocimiento unificador de la Divinidad. (“Lluvias de Verano” de 1979, capítulo 18)