El Señor nunca dice una palabra que carezca de relevancia o significado. Nunca hace algo inapropiado ni fútil. El pequeño Dhruva fue a la selva para hacer austeridades y así obtener el don del Señor, de que su padre lo tratara tan amorosamente como a su medio hermano. Pero, ¿qué ocurrió? A medida que progresaba en su práctica espiritual, ese deseo fue olvidado, y otros más elevados ocuparon su lugar. Cuando el Señor ingresa en la mente de ustedes, se deshace de cualquier mal que haya en ella. Dios (Rama) y el deseo (kama) nunca pueden coexistir. Dios y la lujuria nunca van juntos. Por lo tanto, ¿cómo podrían las Gopis haber tenido conciencia del cuerpo cuando adoraban al niño Krishna? Cuando uno se acerca al Señor, incluso los deseos mundanos son transmutados a esferas superiores de pureza. Sepan que nada contrario al dharma puede subsistir en presencia del Señor. Sathya Sai (Discurso, 6 de septiembre de 1963)