En la actualidad, ¡lo único que es barato es el «hombre»! Todo lo demás ha aumentado de valor. Los seres humanos son los más desprestigiados y desatendidos. Cuando se planifican y terminan costosos proyectos y, por lo tanto, el área se vuelve rica y próspera, el resultado inevitable es un desafortunado aumento de la delincuencia y el vicio. Esto se debe a que ¡no hay ningún plan para desarrollar la fuerza moral de la comunidad humana a la que el proyecto pretende beneficiar! La comunidad solo puede ser realmente feliz si tiene buena salud, constante paz mental y una inteligencia valorada y dirigida al servicio de los demás. El reconocimiento de la evanescencia del cuerpo y de todas las cosas materiales, debe invalidar la tendencia al orgullo y a la pompa, y controlar la avaricia y la ambición. Discurso Divino del 31 de marzo de 1965.