Discursos dados por Sai Baba
{SB 25} (39 discursos 1992)
06. 20/02/92 La mansión de la vida
( Impreso en castellano en Mensajes de Sathya Sai, Tomo 25 cap. 6 )
La mansión de la vida
20 de Febrero de 1992
No se necesita otra lámpara para ver una lámpara que arde intensamente.
Asimismo, no se necesita ningún otro conocimiento para conocer al Uno, que es la misma encarnación de todo el conocimiento.
Si las aves y las bestias, que no han conocido educación alguna, viven según reglas, es una pena que un ser humano inteligente carezca de este sentido.
¡Estudiantes! ¡Encarnaciones del Amor Divino! La vida es una mansión de cuatro pisos. Para que un edificio sea fuerte, los cimientos tienen que ser fuertes. La mansión es visible para quienes la contemplan. Su arquitectura es atractiva y agradable, pero los cimientos no son tan agradables. No obstante, la seguridad de la mansión depende de la fortaleza de los cimientos.
Cada parte de ella puede tener sus propios rasgos atractivos.
Sin embargo, los cimientos no sienten ningún orgullo por ser la base sobre la cual la mansión se yergue, ni desean que alguien advierta su presencia. Los cimientos no se ven afectados por la alabanza o la crítica.
Los cuatro pisos de la mansión de la vida El primer piso de la mansión (de la vida) es Brahmacharya (el celibato). El segundo piso es el estado de Grihasta (dueño de casa). El tercero es Vanaprasta (anacoreta). El cuarto es el estado de Sanyasa (renunciante).
Muchas personas atraviesan las cuatro etapas. Algunas pasan solo por tres de ellas y algunas otras, solo por dos. Sin embargo, más allá de la cantidad de etapas, los cimientos son la base.
El primer estado (o piso) es el de Brahmacharya. Ustedes, los estudiantes, que se encuentran en el primer piso de la mansión de la vida, tienen que asegurar la firmeza de los cimientos.
Estos cimientos consisten en humildad, reverencia, moralidad e integridad. La fortaleza de los cimientos depende de estos cuatro componentes.
Lamentablemente, hoy la nación se ve afectada por las consecuencias de siete pecados graves. El primero es el comercio sin moralidad. El segundo, la política sin principios. El tercero, la educación sin carácter. El cuarto, la adoración sin sacrificio.
El quinto, la riqueza sin trabajo duro. El sexto, la existencia humana sin respeto por las escrituras. El séptimo, la devoción sin austeridad. Estos son los siete pecados mortales que están asolando a la nación. El país recuperará la prosperidad y la paz solo cuando todos ellos sean desterrados y tengamos moralidad en el comercio, principios en la política, hombres educados y con carácter, y cuando el trabajo sea la base de la riqueza. La mansión de la vida del hombre debería construirse sobre estas virtudes. Por desgracia, hoy la moralidad y la integridad han declinado y el espíritu de sacrificio está menguando.
Debido a que estas cualidades están ausentes entre los estudiantes, la nación sufre por falta de orden y por la violencia.
Aunque a los estudiantes quizás no les resulte muy agradable oír estas palabras, deberían tomar conciencia de lo que el público siente con respecto a la situación actual.
El actor debería desempeñar estrictamente su papel Los pensamientos y las acciones de una persona deberían estar relacionados con el papel que tiene que desempeñar. Si no existe tal correspondencia entre el propio papel y la propia conducta, la trama social quedará debilitada.
En cierta ocasión, un actor ambulante, Pagati Veshagadu, se presentó ante un rey desempeñando el papel de Adhi Shankaracharya.
El rey dio la bienvenida al Acharya, le ofreció un asiento de honor y le preguntó por su bienestar. Siguiendo con su papel, el actor visitante recitó una estrofa. “El nacimiento es dolor, la ancianidad es una calamidad, el matrimonio trae pesar. El final es lo más doloroso; por lo tanto, ¡tengan cuidado, tengan cuidado! No hay madre ni padre, amigo o pariente. Ni la riqueza ni el hogar perduran. Por lo tanto, ¡tengan cuidado, tengan cuidado!” Así predicó la verdad acerca de la naturaleza efímera de la existencia humana. Al final, antes de que el “Shankaracharya” partiera, el rey le ofreció monedas de oro en una bandeja de plata.
Él le dijo al rey: “No lo acepto”. Manifestó que la inmortalidad solo puede alcanzarse a través del sacrificio y no mediante los karmas, la riqueza o la progenie, como declara la estrofa de los Upanishads: “Tyage Neike Amritatvam Anashuh”. Antes de dejar el palacio, le informó al rey que se presentaría al día siguiente interpretando otro papel.
Al día siguiente, apareció como una bailarina bien vestida y danzó ante el rey en su cámara de audiencias. La danza fue tan maravillosa que todo el público quedó extasiado. El rey le ofreció a la bailarina una bandeja llena de monedas de oro. La “bailarina” dijo que lo que le ofrecía era demasiado poco y pidió más. El rey le dijo: “Ayer te negaste a tomar las monedas de oro que te ofrecí. Hoy dices que estas son demasiado poco.
¿Cuál es el misterio tras estas actitudes diferentes?”. El actor respondió: “El comportamiento está de acuerdo con el papel.
Ayer yo aparecí en el papel de Shankaracharya y me comporté como Shankaracharya lo hubiera hecho. Hoy he venido como una bailarina y me estoy comportando como lo haría una bailarina”.
El significado interno de esta historia es que, si las personas no actúan de acuerdo con su papel en las diferentes etapas de la vida –Brahmacharya, Grihasta, Vanaprasta y Sanyasa–, la nación se arruinará moralmente.
Los estudiantes y maestros deben actuar según su papel Solo si los estudiantes se comportan de acuerdo con el papel que se les asignó, se desempeñarán bien como estudiantes. Si no actúan de la manera adecuada como estudiantes, la cultura y las tradiciones de toda la comunidad se ven afectadas. Del mismo modo, si los maestros no actúan en función de su papel como maestros, el buen nombre de la profesión docente queda manchado. Cuando un dueño de casa no desempeña sus deberes como tal, le da mala reputación a la tradición Grihasta misma.
La Divinidad actúa para reducir las cargas de las personas Cualquiera sea el papel que uno tenga que desempeñar en algún lugar o momento, en cualquier condición, uno tiene que actuar según ese papel. Se verá en los puranas que este principio se aplica también a la Divinidad (cuando Dios aparece en forma humana). Esto puede ilustrarse con una pequeña historia de la vida de Sri Krishna en el Dvapara yuga. En una ocasión, una gopika fue a un pozo a traer dos cántaros de agua. Luego de colocar un cántaro sobre su cabeza, quiso que alguien colocara el otro cántaro lleno de agua encima del primero. En ese momento, Krishna llegó allí, y ella le pidió que colocara el cántaro lleno de agua sobre el primero. Krishna se negó a hacerlo.
Pronto llegó otra gopika y ayudó a la primera. La gopika que llevaba los dos cántaros regresó a su hogar.
Krishna la siguió hasta la casa y, sin siquiera esperar a que se lo pidieran, tomó el cántaro superior de la cabeza de la gopika y lo colocó en el suelo. Ella se sorprendió con la extraña conducta de Krishna y le preguntó: “Krishna, en el pozo, tú te negaste a colocar el cántaro sobre mi cabeza cuando yo te pedí que me ayudaras. Ahora lo bajas sin que yo te lo pida. ¿Cuál es el significado interno de esta acción?”. Krishna respondió:
“¡Oh, Gopika! Yo suelo quitar las cargas que llevan las personas y no aumentarlas”.
Esto muestra que la Divinidad actúa solo para reducir las cargas de las personas y no para aumentarlas. Ello significa que hay reglas que rigen el papel que cada uno tiene que desempeñar en la vida. No obstante, a los hombres les resulta difícil actuar de acuerdo con esta verdad.
El hombre es un buscador de felicidad. Es esencialmente el depositario de la felicidad. Sin embargo, al no comprender esta verdad acerca de sí mismo, va por todo el mundo en busca de la
felicidad. Sigue estudiando por creer que la erudición le dará felicidad. Sin embargo, la felicidad lo elude. Trata de hallar felicidad en el trabajo y no logra alcanzarla. La busca en la vida conyugal, pero se decepciona. Tampoco la encuentra a través de los hijos. Luego se dedica a adquirir riquezas creyendo que estas le darán los medios para asegurarse la felicidad. Al final de todo eso, se considera una criatura digna de lástima cuando la riqueza que adquirió le es robada o es mal empleada por su progenie derrochadora.
Entonces comprende que todos los esfuerzos que hizo para alcanzar la felicidad solo le dieron una satisfacción temporal, pero no una dicha perdurable. Un hombre rico se comporta como un perro en un comedero. Ni disfruta de su riqueza ni la regala por una buena causa. Un hombre rico debería comprender que el sacrificio debe ser el sello distintivo de quien posee riquezas y que la verdadera felicidad ha de obtenerse a través del sacrificio.
Las cinco clases de aflicciones ¿Qué es lo que impide al hombre alcanzar la felicidad perdurable?
Hay cinco clases de Kleshas (sufrimientos) que constituyen un obstáculo. La primera es Avidhya (la ignorancia). Otra es Astita-Klesha (la inestabilidad). Abhinivesha-Klesha (la inmadurez) es la tercera. Raga-Klesha (el apego) es la cuarta.
Dhvesha-Klesha (el odio) es la quinta. Estas cinco clases de sufrimiento afligen al hombre.
Avidhya (la ignorancia) es una clase de sufrimiento. ¿Qué es esta ignorancia? En las escrituras, se pregunta: “¿Quién es un murkha (necio)?”. La respuesta es: “Quien se identifica a sí mismo con el cuerpo”. Con este tipo de identificación, el necio olvida su verdadera naturaleza. El día que toma conciencia de que no es el cuerpo sino el eterno Espíritu Morador Interno, ese día él experimenta la verdadera bienaventuranza. El cuerpo, la mente y el intelecto son todos instrumentos. Estos reciben el nombre de Karanas. Identificar el propio Ser con estos instrumentos es señal de ignorancia. Avidhya-Klesha es el sufrimiento que surge de la ignorancia. Mientras el hombre tiene un cuerpo, experimenta diversas clases de pesar.
¿Cuál es la saga de este cuerpo? “En la niñez, el muchachito juega con sus compañeros. En la juventud, sucumbe al disfrute sensual. En la edad madura, se pierde en la búsqueda de riquezas. Incapaz de abandonar los apegos, queda atrapado en la jaula del karma (acción y reacción), y al final regresa al polvo”.
Esta es la verdad acerca del cuerpo. Así, el hombre es acosado por innumerables pesares debido a su identificación con el cuerpo.
La mente es la causa de todos los deseos y dolores La segunda clase de sufrimiento es Abhinivesha-Klesha. Para todas las clases de deseos y dolores, la causa es la mente.
Todos los deseos surgen en la mente. Cuando los deseos no llegan a cumplirse, aparece el odio. Si el hombre cumple sus deseos, pierde el equilibrio mental. No darse cuenta de que la mente es la causa del pesar y dar rienda suelta a los deseos es Abhinivesha-Klesha (el sufrimiento debido a la debilidad mental).
Solo cuando el hombre es capaz de renunciar a sus deseos y hacer caso omiso de la mente, que es la causa de los deseos, podrá experimentar Ananda (bienaventuranza).
La tercera clase es Astita-Klesha (el sufrimiento a causa de la inestabilidad). Este sufrimiento surge de un apetito insaciable por todo tipo de cosas. Es el resultado de estar inmerso en los caprichos de los sentidos. Considerar perdurables a los placeres sensuales, que son temporarios, es la causa de este tipo de sufrimiento.
Raga-Klesha se refiere al sufrimiento que surge de todo tipo de apegos. El resto de las malas tendencias del hombre –como el odio, la envidia, etcétera– tienen sus raíces en Raga. Este apego es el que arruina la vida entera del hombre. Debería haber un límite para los apegos a las personas y las cosas. El apego excesivo es la causa del pesar. El hombre no puede obtener felicidad de las posesiones excesivas.
Dhvesha-Klesha (el sufrimiento causado por el odio) surge cuando un hombre no logra obtener lo que busca de alguien.
Este es el resultado del egoísmo.
Cada acción provoca la correspondiente reacción El hombre no logra obtener felicidad debido a estos cinco factores. Hoy ustedes se encuentran en la etapa de estudiantes:
el primer piso de la mansión de la vida. Cuando se equipan con los dispositivos de seguridad adecuados en esta etapa, el resto del viaje será seguro. Las cualidades básicas requeridas para completar con éxito las otras tres Ashramas (etapas) en la vida tendrán que ser desarrolladas ahora mismo. Si en la etapa de Brahmacharya (estudiante célibe) ustedes no desarrollan estas cualidades, las otras etapas de la vida se arruinarán.
¡Estudiantes! Pensando en el futuro, usen correctamente el presente y sigan la senda correcta. Ustedes se están dejando arrastrar por la corriente y pasan de un momento a otro. Ceden ante las atracciones del momento, sin comprender qué es transitorio y qué es permanente. Están acumulando innumerables dificultades para el futuro.
El Señor lo creó todo en el Universo, pero no se guardó nada para Sí Mismo. A cada criatura se le ha dado completa libertad.
Cada uno es libre de disfrutar de cualquier cosa que desee.
Sin embargo, hay una limitación. Para cada acción, existe la correspondiente reacción. Ustedes son libres de hacer lo que les plazca, sujetos a esta regla. Si usan la libertad que se les ha dado para complacerse en malas acciones, las consecuencias necesariamente serán malas. Estos resultados no son causados por Dios, sino que son los frutos de sus propias acciones.
El Señor no inflige daño a nadie. Todo lo que les ocurre es la consecuencia de sus propios pensamientos y acciones.
Prabhava y Svabhava ¡Estudiantes! Seducido por lo externo, el hombre está olvidando su verdadera naturaleza. Prabhava (los adornos externos) son los productos de Prarabdham (la acción pasada). La observancia de Purushartas (las prácticas prescriptas para las diferentes etapas) determina la propia Svabhava (naturaleza).
Prabhava es momentáneo y evanescente. Svabhava es perdurable.
Hoy, se pasa por alto lo permanente y lo perdurable, mientras que lo transitorio y lo trivial se buscan en todo momento. Las consecuencias de este esfuerzo mal dirigido son inevitables.
Esta libertad que Dios concedió al hombre debería ser ejercida con el debido sentido de desapego. Analicen por un instante cómo se comportan distintos objetos de la creación. Por ejemplo, un árbol da dulces frutos, pero él mismo no disfruta de los frutos. Se los ofrece a otros para que los disfruten. ¡Qué espíritu de sacrificio muestra el árbol! El Señor creó los ríos, pero los ríos no usan para su propio beneficio ni siquiera una gota de sus aguas. El agua es ofrecida a aquellos que la buscan. Del mismo modo, la vaca no consume la leche que produce, sino que se la ofrece a su ternero y a otros.
El egoísmo es la peor enfermedad del hombre El hombre, a pesar de toda su inteligencia y sus conocimientos, no muestra este sentido del sacrificio. Guarda todo lo que gana para beneficio propio y de su familia, y no hace ningún sacrificio. En consecuencia, lo acosan todo tipo de dificultades y es víctima de muchas enfermedades. Ni las aves ni las bestias están expuestas a tales aflicciones. Ellas se conforman con vivir de cualquier cosa que pueden obtener. Sin embargo, el hombre consume una variedad de comidas y queda expuestos a diversas enfermedades.
La peor enfermedad a la que el hombre está expuesto es el egoísmo. Solo cuando el hombre sea capaz de librarse del egoísmo, podrá comprender el sentido de la vida y experimentar la verdadera bienaventuranza divina. Las aves, las bestias y los árboles muestran espíritu de sacrificio. El hombre es la excepción. Cuando al hombre lo anime el sacrificio, se volverá sublime.
Si el egoísmo crece, perderá brillo y vitalidad.
La lección que dan tres grandes devotos L
as historias de vida de tres grandes devotos –Tyagaraja, Goparaju (Ramadhas) y Potaraju (el autor del Bhagavatam telugu)– muestran los sacrificios que ellos estuvieron dispuestos a hacer debido a su devoción por el Señor. Eran totalmente indiferentes a las ganancias materiales en su amor por el Señor.
Estos tres devotos, con sus sacrificios, se volvieron Rajus (gobernantes) del mundo. Esto significa que solo aquellos que hacen el sacrificio más elevado tienen derecho a ser llamados Rajus (monarcas). Hoy, solo los ricos son considerados “reyes”.
Sin embargo, los verdaderos reyes son aquellos que están dispuestos a hacer todo tipo de sacrificio. En Rishikesh, los peregrinos saludan a los sadhus como si fueran Maharajas. A los ojos de los devotos, solo aquellos que han renunciado a todo tienen derecho a ser llamados Maharajas. Maharaja significa “Rey de Reyes”. El término es apropiado solo para la persona que hace el máximo sacrificio.
Es una pena que hoy las personas desperdicien sus vidas buscando cumplir deseos sin sentido. El verdadero propósito de la educación es hacer que uno reconozca la verdad. La razón fundamental de la educación consiste en la búsqueda de la verdad.
La realización de la Verdad es la Meta. Se ha definido a Dios como “Sathyasya Sathyam” (“La Verdad de las Verdades”).
¡Estudiantes! Mientras desempeñen el papel de estudiantes, deben conducirse de acuerdo con el papel de Vidhyartis (aquellos que deben buscar el conocimiento) y no comportarse como Vishayartis (buscadores de placeres sensuales). De lo contrario, se estarán autodegradando.
La humildad es el sello distintivo de la verdadera educación.
La verdad y la integridad son cualidades esenciales para los estudiantes. El medio para desarrollar estas cualidades es la devoción a Dios. Sin estos logros, la educación es un ejercicio inútil.
Todos ustedes saben que los aldeanos y la población tribal llevan vidas más virtuosas que la mayoría de las personas “educadas”.
Los hábitos inmorales van en aumento en lugares donde hay colegios, universidades y tribunales. Al parecer, existe más honradez e integridad, compasión y compañerismo entre los habitantes de las remotas áreas boscosas. Hoy los “educados” están causando más daño a la sociedad que las personas sin educación.
La compasión es la mayor riqueza Esa no es la educación correcta. Ustedes deben dar el ejemplo al mundo. Corrijan sus faltas y eviten cometerlas en el futuro.
Amen a Dios y gánense Su amor. Rediman sus vidas desarrollando compasión y bondad. Todos los demás logros y sadhanas son inútiles. La compasión es la mayor riqueza. La pureza de corazón está en primer lugar.
Los estudiantes deben tener en cuenta dos cosas, que la salud del cuerpo depende de la pureza de la sangre y que siempre podrán disfrutar de verdadera bienaventuranza mientras su devoción sea pura e inmaculada. Con pureza de cuerpo y mente, se aseguran la bienaventuranza más elevada. Cuando la hayan alcanzado, podrán continuar con sus vidas normales con facilidad.
Debido a las características únicas de nuestra Universidad, ustedes tienen que demostrar su carácter ejemplar. Absorban todo lo bueno que puedan de otros, pero vivan su propia vida ideal. Esta es la lección que debe aprenderse de un árbol, que obtiene su sustento de la tierra, el agua, el aire y el sol, pero permanece fiel a su propia naturaleza como árbol. Entréguense a Dios y a ningún otro.
Discurso pronunciado en el Auditorio del Instituto el 20-2-1992, después de la entrega de premios a los estudiantes de la Escuela Secundaria que participaron del Encuentro Deportivo y Cultural Anual, en enero.
El júbilo ante la ganancia, la dicha y el aplauso; el desánimo por la pérdida y el sufrimiento; estas son las características naturales comunes a todos los mortales. ¿Cuál es, entonces, la excelencia del Sadhaka?
Él no debería olvidar este principio: “Estén alertas y sufran lo inevitable, alegremente”. Cuando las dificultades y las pérdidas los abrumen, no se desanimen ni se precipiten hacia alguna acción; en lugar de eso, mediten serenamente acerca de cómo fue que ellas aparecieron. Traten de descubrir medios simples de superarlas o evitarlas en una atmósfera de Shanti.
BABA