Discursos dados por Sai Baba
{SB 24} (30 discursos 1991)
14. 28/05/91 El Morador Interno en el corazón
( Impreso en castellano en Mensajes de Sathya Sai, Tomo 24 cap. 14 )
El Morador Interno en el corazón
28 de Mayo de 1991
Cuando eliminen todas las impurezas de la mente, la llenen con pensamientos absolutamente puros y adquieran la refulgente Visión de la Sabiduría, verán al Cosmos entero iluminado por lo Divino.
¿Qué necesidad hay de austeridades para aquellos que conocen la Verdad?
¿Qué necesidad hay de Sadhana para los que se apegan a la Verdad?
¿Qué necesidad hay de rituales para aquel que está libre de falsedad y engaño?
Ésta es la senda de la Verdad declarada por Sai.
¡Estudiantes! ¡Encarnaciones del Amor Divino! El nacimiento y la muerte son parte de la vida. Bhargava, quien había procurado comprender el misterio relacionado con el nacimiento y la muerte, la verdad acerca de Uttarayana y Dakshinayana (los viajes del sol hacia el norte y hacia el sur) y la naturaleza de Sukla Paksha y Krishna Paksha (las quincenas brillante y oscura en un mes), satisfecho con el conocimiento que había adquirido del sabio Pippalada, se inclinó ante él respetuosamente, expresó su gratitud y permaneció de pie, lleno de bienaventuranza, ante el sabio.
¿Qué ocurre cuando uno está dormido?
Entonces el cuarto discípulo, Saurayani, del linaje de Gargi, se aproximó al sabio y le preguntó: “¡Swami! Cuando los seres vivientes están dormidos, ¿quién es el que duerme? ¿Quién es el que está despierto en ese estado? ¿Quién es el que olvida la mente, está inmerso en la bienaventuranza, olvidando la vida misma, y es uno con esa Entidad? Por favor, revela el misterio acerca de estas cosas y confiéreme paz mental. Cuando un ser viviente está dormido, ¿qué pasa con todas las cualidades del Prana (la Fuerza Vital)?” Pippalada respondió: “Así como cuando el sol se pone, sus rayos se retiran dentro de su Tejas y brillan nuevamente a la mañana siguiente, cuando un hombre está dormido, todas las actividades de los órganos sensoriales se funden en la mente. Debido a esto, el hombre no puede ver el mundo externo, no puede hablar ni oír ni pensar. La razón es que todas las operaciones de los sentidos se funden en la mente. No obstante, en este estado de sueño, los Pancha Pranas (Prana, Apana, Samana, Vyana y Udana, los cinco aires vitales) están activos en la forma de Panchagnis (los cinco principios del fuego interno). En ese estado, los procesos de inhalación y exhalación continúan, con la ayuda del Prana (el aliento) y de Samana (el aire vital). Por lo tanto, los que están despiertos en el estado de sueño son los “cinco fuegos” correspondientes a los Pancha Pranas (cinco aires vitales).
En el estado de sueño, el Jiva (el espíritu individual) es el que disfruta del descanso y la bienaventuranza de ese estado. Los sucesos del pasado y el presente, las cosas vistas en el pasado y el presente, las experiencias pasadas y presentes, todo eso es experimentado por el hombre en la forma de sueños. Además, las consecuencias de las actividades en vidas pasadas, que se han vuelto parte de su espíritu pero que él no conoce, también son experimentadas en los sueños.
Por lo tanto, en el estado de sueño, lo que se experimenta está relacionado con los panchabhutas (los cinco elementos físicos).
El Jiva es el que experimenta la calma y la felicidad del estado de sueño. En el estado de sueño, él crea todo lo que experimenta, incluso a sí mismo, y disfruta de las experiencias autocreadas.
Para todo esto, la mente es la causa fundamental.
La mente es responsable de las experiencias en el estado de vigilia y en los sueños”.
La importancia del Pranava Mientras Pippalada daba esta explicación a Saurayani, el sexto discípulo, Sibi, se acercó al sabio y le preguntó: “¡Swami! Las escrituras declaran que aquel que pronuncia el Pranava (Om) en el momento de la muerte, alcanza el estado de Akshara (la inmortalidad). ¿Es esto posible?” El sabio Pippalada respondió: “¡Querido Sibi! El cosmos entero está lleno del Pranava. El Pranava es una manifestación del Paramatma (el Espíritu Supremo). El Pranava –constituido por los tres sonidos A+U+M– satura los tres mundos representados por los términos: Bhu, Bhuvah (que está por encima de Bhu-loka) y Suvah (el más elevado de los tres mundos). Los tres Vedas –Rig, Yajur y Sama– han emanado del Pranava. Los tres Vedas glorifican en sus himnos al Pranava. Así, el Pranava es el sonido primordial que lo penetra todo. El Pranava también es descrito como la encarnación de las ocho formas de Aisvarya (riqueza divina): Sabdabrahmamayi, Characharamayi, Jyotirmayi, Vangmayi, Nityanandamayi, Paratparamayi, Mayamayi y Srimayi. Esto significa que todos los sonidos del mundo son ecos del Om primordial.
La emergencia del Sol y la Luna Aquellos que cantan el Pranava (Om) como un sonido físico obtendrán sólo beneficios físicos. Las escrituras declaran que aquellos que recitan el Om con concentración mental, llegan a Chandra-loka (la región presidida por la diosa Luna). Chandraloka no significa el planeta luna como lo conciben los norteamericanos y los rusos. Los estudiantes no deberían cometer este error.
Los Vedas declaran que la Luna emergió de la “mente” de Virat-purusha (la Persona Cósmica) y que el Sol emergió del “ojo” de la Persona Cósmica: “Chandrama manaso-jatah. Suryo chakshorajayata”. La Luna, en el sentido védico, representa al principio mental. Del mismo modo, el Sol representa la iluminación en el ojo. Cuando la visión abarca la creación, el ojo se vuelve un instrumento sagrado (para la comprensión de las verdades espirituales). Las escrituras no son escritos aislados. Todo lo que el ojo percibe posee una autenticidad propia. Esto se llama Pratyaksha Pramanam (prueba mediante la percepción directa). El Sol es la base para este tipo de prueba. Para Anumana Pramanam (prueba por inferencia), la mente es la autoridad.
Para Sabda (prueba sobre la base de la palabra hablada), la autoridad es Vak (la deidad que preside el habla). Cuando el hombre actúa sobre la base de la autoridad de estas tres clases de prueba, puede realizar la Divinidad.
Hiranyagarbha: el principio mental La deidad que preside el mundo de fenómenos físicos recibe el nombre de Visva (Visvudu en telugu). La deidad que preside los órganos internos es conocida como Hiranyagarbha.
¿Cuál es la razón para la diferencia entre lo externo y lo interno?
Se ha de reconocer que la mente representa a un principio sumamente sagrado. Cuando la mente, llena de agitaciones, se sume en la contemplación de Dios, logra la paz interior. Por lo tanto, los videntes han declarado que el hombre avanza desde la ausencia de paz hacia la paz, desde la paz hacia la iluminación y desde la iluminación hasta el reconocimiento de la Refulgencia Suprema, que es Brahmán (lo Absoluto).
El principio mental ha sido descrito como Hiranyagarbha.
(En este punto, Bhagavan materializó un Linga de oro de forma ovoide, que mostró al público.) Hiranyagarbha está situado en el corazón de cada persona. Ustedes pueden ver, desde donde están, que el mundo entero se halla contenido dentro de este Linga. Todos los países, India, Alemania, etcétera, pueden ser vistos en él.
“Hiranyagarbhaya Namah” (Salutaciones a Hiranyagarbha) es una de las formas de plegaria. Hiranyagarbha significa Aquel que está preñado de oro. Una característica del oro es que permanece inmutable. El oro, que yace enterrado en las entrañas de la tierra durante milenios, permanece inmutable y no sufre deterioro. Del mismo modo, sin importar el tiempo que permanezca en la tierra, Hridaya (el corazón) no sufre cambios. Ésta no es una referencia al corazón físico, sino al corazón espiritual, que posee potencialidades infinitas. La divinidad en el hombre está más allá de las palabras.
El principio de Hiranmaya reside en el corazón, en doce formas.
Estas formas también son llamadas Aditya Brahmas. Las d
oce Aditya Brahmas presiden los doce meses del año. El sol, en su forma dorada, sale y se pone cada día. Desde el punto de vista científico, no hay ni salida ni puesta del sol. Es un proceso sin principio ni fin. El fenómeno de la noche y el día no es causado por dos soles.
Bhava y Sadhana son las sendas a seguir Pippalada enseñó estas verdades a Sibi. El sabio continuó explicando que hay dos sendas diferentes que el aspirante serio puede seguir. Una es Bhava y la otra es Sadhana. Quien medita en el Pranava con Bhava (sentimiento intenso) quizás no sea capaz de realizar su divinidad. Incluso, si tiene algunas visiones momentáneas de lo Divino, éstas no perduran.
Aquel que sigue la senda del Sadhana llega a Surya-mandala (el reino del Sol) y continúa desde allí a la región de Brahmán.
Al usar el término Brahma, es posible que lo consideren la deidad de cuatro caras o alguna otra forma. Sin embargo, Brahmán significa esencialmente aquello que lo penetra todo.
Adquirir Brahma bhava (la conciencia de Brahmán) significa ser consciente de esta vastedad infinita. Hoy, la ciencia está tratando de explorar la partícula más infinitesimalmente diminuta de la materia. Sin embargo, la espiritualidad tiene un objetivo diferente.
Se ocupa de explorar lo Infinito –Mahato Mahiyan– aquello que es más vasto que lo más vasto. Se ocupa de “expandir” la conciencia. Brahmán significa lo Infinito. Chandra se refiere a la mente. Surya se refiere al ojo, la facultad de la visión. Sólo la persona que es capaz de comprender los significados vedánticos de estos términos puede comprender la naturaleza de la espiritualidad.
El universo entero está dentro de nosotros He aquí este Lingam. ¿Se lo puede hallar dentro del cuerpo físico? En el Vedanta, se lo describe como Angushtamatram (del tamaño del pulgar). La referencia al Hiranyagarbha en el Hridaya es considerada una referencia al corazón físico. No es así. En el sentido espiritual, el Linga es aquel que es de matiz dorado, absolutamente inmaculado (sin manchas de contaminación), gloriosamente resplandeciente y que contiene en sí al cosmos entero.
Hay una ilustración para esto. Quizás hayan ido a Badrinat, Kedarnat u otros lugares. ¿Dónde están estos lugares que han visto? En el instante en que rememoran la visita, todos los lugares están en su mente. Si cierran los ojos y piensan en su visita a Badrinat, toda la escena –el templo, los Himalayas, el río Alakananda y todo lo demás– aparece ante el ojo de su mente. Todo lo que han visto y experimentado en la vida aparecerá ante ustedes en su mente, en el instante en que traten de rememorarlo.
Esto significa que todo el universo está dentro de ustedes.
Todo lo que ven es “un reflejo del ser interno”. Todo lo que dicen es un reflejo de los pensamientos internos. Todo lo que hacen es un reflejo de la acción interna. Por eso, actuar de acuerdo a los impulsos internos es Dharma. Decir lo que sienten en su interior es Sathya (Verdad). Sumirse en la contemplación de lo que experimentan en su corazón es Shanti (Paz). Comprender apropiadamente lo que les sugiere el corazón es Ahimsa (No violencia).
La consideración por todos, que emana del corazón, es Prema (Amor). Sathya, Dharma, Shanti, Prema y Ahimsa son los reflejos de los sentimientos que emanan del corazón.
Manavatva (la cualidad humana) significa la completa armonía de pensamiento, palabra y acción. Si hay divergencia entre pensamiento, palabra y acción, ¿cuál es el resultado? La acción estéril.
Dirijan su visión hacia lo Divino ¿Cuál es entonces el significado de Dharma? Es expresar en palabras lo que piensan y actuar de acuerdo a sus palabras.
Esta unidad de pensamiento, palabra y acción es Dharma.
Hoy no hay tal unidad en la conducta de la gente. El resultado es que el corazón se vuelve un terrón de arcilla. ¿Por qué el corazón, que es Chinmaya (envuelto en Conciencia), se vuelve un terrón de arcilla? La causa es el egoísmo y el egocentrismo del hombre. Este interés propio debería dirigirse hacia la Divinidad inmaculada, refulgente, bienaventurada y eterna mediante la adoración de Hiranyagarbha (el Señor sentado en el corazón) con la plegaria: “Hiranyagarbhaya Namah”. Esto significa que deben dirigir la visión hacia aquello que es inmutable.
Todas las cosas del mundo son transitorias y perecederas.
Por eso Krishna declaró en el Gita: “Habiendo nacido en este mundo temporal y lleno de pesar, ¡adórenme!”. El universo entero está expuesto al cambio en un momento u otro. No es permanente. Sólo la conciencia en el corazón es permanente y real. Lo que esa conciencia hace de todo corazón conduce a la inmortalidad.
Alcanzar la unidad con Hiranyagarbha es como cuando la serpiente muda la piel. Todo lo mundano se cae y sólo la conciencia permanece. El cuerpo es temporal. El principio de Hiranmaya es la Realidad. Esta realidad está cubierta por Maya (la ilusión) del mismo modo que la serpiente está cubierta por la piel. Esta ilusión no es algo distinto. Es creada por el individuo.
Surge de la ignorancia.
Ustedes, en la oscuridad, confunden una soga con una serpiente.
El error se debe a la ausencia de luz. Cuando la observan con una linterna, se dan cuenta de que no es una serpiente sino una soga. La soga estaba allí antes de que ustedes dirigieran la linterna hacia ella y lo que vieron fue la soga a la luz de la linterna. No hubo serpiente ni antes ni después. La aparición y desaparición de la serpiente fue causada por la ilusión.
La única realidad invariable fue la soga.
La refulgencia divina está presente en todos Los sabios han declarado: “Sólo existe el Uno: es llamado por diferentes nombres”. Es inmutable. Por eso los Vedas han declarado: “Hay una sustancia divina refulgente, de matiz dorado, que brilla en el corazón de todos”. Debido a esta divina refulgencia, los ojos pueden ver, los oídos pueden oír y la boca puede hablar. Si esa refulgencia está ausente, los ojos no pueden ver, los oídos no pueden oír y la boca no puede hablar. Los científicos que se ocupan del mundo físico no tienen fe en estas verdades porque no han hecho ningún esfuerzo por indagar acerca de ellas. Están concentrando toda su atención en el mundo físico y fenoménico. Las investigaciones de ayer, hoy se han vuelto obsoletas. La ciencia está atrapada en este constante proceso de rechazar lo viejo y descubrir lo nuevo. Sin embargo, en el reino de la espiritualidad, no hay nada viejo o nuevo.
Es siempre completo, siempre entero.
El contraste entre ciencia y espiritualidad Todas las investigaciones científicas se basan en el intelecto.
Todas las exploraciones espirituales se basan en el corazón (o la conciencia). En el campo espiritual, sólo el hombre es de suprema importancia, no las máquinas. Los científicos depositan su fe en los Yantras (máquinas). Los buscadores espirituales ponen su fe en los Mantras (fórmulas místicas).
Uno es un científico, el otro es un santo. El santo cree en purnatva (la plenitud). El científico se contenta con medio círculo.
La espiritualidad representa el círculo completo. El comienzo y el final se encuentran en el círculo completo. Cuando este círculo es dividido en dos, tienen un medio círculo, semejante a la letra C. La “C” es ciencia. Comienza en un punto y termina en otro. Entre los puntos hay innumerables dudas. Por eso no hay certeza absoluta con respecto a los hallazgos científicos.
Lo que se considera verdad hoy, quizás resulte ser incorrecto mañana. Sin embargo, la espiritualidad representa lo que fue verdadero ayer, lo que es verdadero hoy, y lo que será verdadero en el futuro.
Las verdades espirituales son inherentes al hombre, pero él las está olvidando y se regocija triunfalmente con los logros de la tecnología y las máquinas creadas por ella. Esto es totalmente erróneo. Los hombres son más importantes que toda la riqueza en el mundo.
Por ejemplo, hay una gran com
putadora. Un hombre le formula una pregunta a la computadora: “Está por llover. ¿Cuándo llegaré a mi casa?”. La computadora responde: “Lleve un paraguas antes de salir”. Ahora bien, ¿fue ésta la respuesta de la computadora o fue la respuesta instalada en el programa de computación? Se deposita equivocadamente una fe patética en las computadoras. Millones de rupias son malgastadas en las computadoras.
Depositen su fe en el cerebro natural. Hasta la computadora es operada por el cerebro humano. En lugar de poner su fe en el cerebro que produjo la computadora, el hombre deposita su fe en la computadora. ¿Qué es lo que la computadora hace? Si ponen trigo en un molino harinero, en realidad obtendrán harina de trigo. Si colocan arroz en el molinillo, obtendrán harina de arroz. Así también se comporta la computadora. Uno obtiene de ella lo que ya le han puesto adentro. Si ella puede responder una pregunta por sí misma, pregúntenle: “¿Cuándo moriré?” ¿Será capaz de responder a esa pregunta? No. No puede dar la respuesta, porque ni siquiera el que fabricó la computadora conoce la respuesta. El científico pone en la computadora lo que él sabe. El científico es el sujeto y la computadora es su imagen. El hombre carece de fe en sí mismo, pero confía en la imagen que surge de él.
La confianza en el Ser es sumamente esencial ¡Queridos estudiantes! La confianza en el Ser es sumamente esencial. Desarrollen confianza en el Atma (el Ser). No hay nada más grande que el Atma. El Atma es la expresión combinada de Vak (el habla), Manas (la mente) y Prana (la fuerza vital).
De estos tres, Prana es el más importante. No hay final para Prana, aunque hay un final para el cuerpo en el que Prana permanece. Este Prana es el que se refleja en todos los seres como la imagen en un espejo. Si embargo, el Prana por sí solo no es suficiente. Los tres son necesarios. De estos tres –Vak, Manas y Prana– surge el Atma.
Muchos de ustedes saben que en un laboratorio químico, cuando se juntan tres sustancias químicas, emerge un producto completamente nuevo. En la vida cotidiana, ustedes saben que la combinación de la nuez de betel marrón, la hoja de betel verde y la cal blanca produce un compuesto rojizo. Del mismo modo, cuando la mente, el habla y el aire vital del hombre se juntan, emerge el Atma. Éste es el verdadero signo de humanidad.
Tienen que hacer que sus vidas cobren significado mediante la unidad de estos tres.
Hiranyagarbha reside en el corazón Todo existe en el corazón humano (la mente) y no en el mundo externo. A partir de esto, aquel que se halla en el estado de Sushumna es aclamado como Hiranyagarbha (“Hiranyagarbhaya Namah”). En ese estado reside la bienaventuranza ilimitada.
Tomen un ejemplo simple. Uno no siente mucha alegría cuando encuentra un fragmento de cobre, hierro o plata, pero se siente extremadamente feliz si encuentra un fragmento de oro. Así, el oro tiene la capacidad de dar cierta alegría al corazón.
¿Qué es este oro? También es un trozo de tierra. Como la tierra se encuentra libremente en todas partes, es considerada un objeto sin valor. Sin embargo, como el oro se halla en las entrañas de la tierra, se le otorga un valor especial. Si el oro estuviera disponible en todas partes, carecería de valor.
En el cuerpo humano, hay carne, huesos, sangre, etcétera, que están presentes en todos y por eso no se les asigna valor.
Sin embargo, el corazón es considerado tan precioso como el oro. De ahí que, cuando nos referimos a Hiranyagarbha, aludimos a aquello que confiere valor a la condición humana, que la dota de refulgencia, que inspira al hombre con idealismo y asegura la condición humana del ser humano. Hiranyagarbha reside en el corazón y es considerado idéntico al corazón.
¡Queridos estudiantes! La exposición del Prasnopanishad debe haberles resultado bastante difícil. A partir de mañana, hablaré acerca de asuntos relacionados con los deberes de la vida cotidiana.
Los Upanishads están más allá de la comprensión de incluso los más grandes eruditos. Por lo tanto, no son fáciles de entender para estudiantes con conocimientos parciales del inglés.
Hoy las personas parecen dar más valor al Angla-bhasha (el idioma inglés) que al Atma-bhasha (el idioma del Espíritu). Es natural que tengan dificultades para entender las enseñanzas de los Upanishads. Pueden comprender sólo aquello adecuado a su nivel intelectual. Por lo tanto, a partir de mañana, los discursos tratarán sobre el papel de la ciencia, los deberes del individuo, la senda de la acción, las obligaciones del individuo y sus responsabilidades morales.
Con el desarrollo de la ciencia, la moralidad está declinando.
¿De qué sirve la ciencia en semejante contexto? Las personas hablan acerca del progreso de la educación en el país, pero lo que estamos presenciando es sólo la declinación generalizada de la moralidad y el aumento de la ingratitud, la irreverencia y el egoísmo. La educación debe dar por resultado un mejoramiento de la conducta general, incluyendo cualidades como la gratitud y el respeto por los padres.
Discurso durante el Curso de Verano en Brindavan, el 28 de mayo en 1991.