Discursos dados por Sai Baba
{SB 22} (38 discursos 1989)
33. 07/10/89 El Conocedor de Brahman
( Impreso en castellano en Mensajes de Sathya Sai, Tomo 22 cap. 33 )
El Conocedor de Brahman
7 de Octubre de 1989
En el Treta Yuga, el Emperador Janaka llevó a cabo un gran sacrificio (yajña) para dar a conocer el valor de los yajñas (sacrificios), yagas (ofrendas), japa (repetición del nombre de Dios) y tapas (austeridades) y despertar en los hombres la conciencia de su Divinidad. Él invitó a muchos sabios, visionarios, yoguis y eruditos para que asistieran al yajña. El yajña se realizó con éxito.
El último día, Janaka organizó una gran reunión de sabios y eruditos. Él invitó a quienquiera que fuera un conocedor de Brahman a que viniera. Entre los sabios y escolásticos presentes surgieron varios grupos. Sólo Yajñavalkya se presentó sin duda ni vacilación.
Janaka había hecho arreglos para obsequiarle mil vacas ricamente adornadas al conocedor de Brahman. Yajñavalkya les indicó a sus discípulos que condujeran todas las vacas a su ashram. Entonces, el sumo sacerdote del sacrificio, Aswala, se levantó y dijo: “¡Yajñavalkya! Solamente después de demostrar que tú eres el Conocedor de Brahman es que tendrás derecho a llevarte las vacas a tu ashram”.
Respondiendo a este reto, Yajñavalkya comenzó a hacerles una cantidad de preguntas a los sabios y eruditos reunidos. Ninguno de ellos pudo dar respuestas apropiadas a sus preguntas.
No hay poder más grande que el fuego (Agni) Con la asamblea sumida en silencio, Aswala se levantó y le preguntó a Yajñavalkya: “¿Cuál es la manera de conquistar a la muerte?”. Yajñavalkya respondió: “El habla (vak). Vak es Agni, el Dios del Fuego. Con la ayuda de este fuego, se puede conquistar la muerte”. También dijo que esto es la liberación (mukti), la liberación suprema (atimukti). Aswala le pidió que explicara su respuesta. Yajñavalkya respondió: “Cuando una persona nace, el útero de su madre es como un hogar ardiente (agnikunda).
Todos sus miembros se van formando dentro del útero.
Es el Útero de Fuego (Garbha-agni). Cuando muere, su cuerpo es cremado en la pira funeraria (chitagni) y queda reducido a cenizas. El fuego es la causa del cuerpo y el fuego es el destructor del cuerpo. No hay poder más grande en el mundo que el de Agni.
Muchos otros presentes en la asamblea le hicieron preguntas a Yajñavalkya para que justificara su pretensión de ser un Conocedor de Brahman. Uddalaka se levantó y le preguntó si él podía dar el número de los planetas. Hoy en día llamamos a los planetas con los nombres de Rahu, Ketu, etcétera. En aquellos días estos nombres no existían. Yajñavalkya dijo que había los ocho planetas siguientes: Prana (el aliento vital), vak (el habla), jihva (la lengua), el ojo, el oído, las manos, la mente y la piel.
Uddalaka se volvió a sentar.
Las inteligentes respuestas de Yajñavalkya Otro sabio se levantó y le hizo una serie de preguntas: “¡Yajñavalkya! ¿Puedes decir cuántas deidades existen?”. Sin vacilar, el sabio respondió: “3306”. La siguiente pregunta fue:
“¿Puedes reducir la cifra a 33?”. Yajñavalkya dijo que había 8 Vasus, 11 Rudras, 12 Adityas, más Indra y Prajapati, lo cual da en total 33. Le siguieron preguntando si él podría reducir la cifra a seis. El sabio dijo: “Agni (el Dios del Fuego), Vayu (el Dios del Viento), Aditya (el Dios del Sol), Adityamandala (el sistema solar) y los tres mundos (trilokas)”. No contento con esta respuesta, el interrogador le siguió preguntando: “¿Puedes reducirlo a tres?”. Yajñavalkya respondió: “Los tres mundos son encarnaciones de la Trinidad. Los tres mundos son: Devaloka (el reino de los dioses), Manavaloka (el mundo de los seres humanos) y el Daityaloka (el mundo de los asuras y demonios). Para el Devaloka la deidad es Dama (el autocontrol). Para el mundo de los hombres, es Dharma (la rectitud), y para el mundo de los demonios es Daya (la compasión). Estas son las respectivas deidades para los tres mundos”, dijo él.
El sabio siguió preguntando si el número podía reducirse aún más, a dos. Yajñavalkya respondió: “Prana (el Principio vital) y Annam (el alimento)”. Luego le hizo una pregunta intrigante:
“¿Puedes reducir esto a uno y medio?”. Todos los escolásticos y sabios presentes se cuestionaban acerca de esta pregunta. Sin embargo, Yajñavalkya respondió: “Es Vayu (el Dios del Viento)”. El sabio preguntó: ¿cómo Vayu, que es una sola deidad, podía ser considerado como una deidad y media?
Yajñavalkya dijo: “Vayu está presente en todas las sustancias y tiene el nombre de Adhyardham, que también significa ‘uno y medio’”. Luego preguntó: “¿Puedes reducirlo a uno?”. Yajñavalkya respondió: “Eso es Prana (el Principio vital)”.
El sabio quedó satisfecho con las respuestas de Yajñavalkya y declaró que él era un Conocedor de Brahman y tenía derecho a ser un honorable miembro de la asamblea de sabios del Emperador Janaka.
La base del amor es primordialmente automotivación Entonces, Yajñavalkya se dirigió a la asamblea de la siguiente manera para darles una percepción de las verdades espirituales:
La madre ama al niño; el niño ama a la madre. La esposa ama al esposo y el esposo ama a la esposa. Algunos aman la riqueza, otros aman las posesiones y otros aman el conocimiento.
¿Por el bien de quién los aman? ¿A quién es que aman? El esposo ama a la esposa no por el bien de ella. La madre ama al niño no por el bien del niño. Cada uno ama al otro por el propio bien suyo y no por el bien del otro. Todas estas expresiones de amor están asociadas con el amor a uno mismo (atmanuragam) y no están asociados con el cuerpo. Uno ama a un objeto. ¿Lo está amando por el bien del objeto? Lo está amando por su propio bien. De igual forma, si la gente ama varios objetos en el mundo, no es por el bien de los objetos sino por su propio bien. De modo que el amor es primordialmente motivado por el interés propio.
¿Qué es ese ser? El ser es un compuesto de vak (habla), manas (mente) y prana (principal vital). ¿De dónde ha emergido el prana? ¿De dónde ha venido la mente? Yajñavalkya explicó que del alimento consumido por el hombre, la parte densa sale como excremento y la parte sutil se vuelve mente. Del agua consumida por el hombre, el elemento denso sale como orina y la parte sutil se vuelve prana (fuerza vital). Vak, el habla, representa el elemento esplendoroso en el hombre llamado tejas.
El habla, la mente y la fuerza vital juntos constituyen el Atma, el Ser.
Al escuchar esto, Gargi, quien era una profunda erudita y supremamente virtuosa, hizo la pregunta de cómo el Atma, que es uno, podía componerse de tres constituyentes. Yajñavalkya respondió que en agni (el fuego) están inherentes tres colores:
blanco, rojo y negro. No son diferentes. El fuego aparece rojo, asume la forma de la blancura y, cuando se extingue, aparece negro. El negro es la señal de la noche. Rojo es la señal del día.
El sol es el único factor común a los tres. De igual forma, el Atma, que es uno y el mismo, asume en diferentes momentos diferentes formas. Yajñavalkya afirmó que nadie puede determinar las características específicas del Atma.
Los cuatro tipos de personas en el mundo Insatisfecha con esta respuesta, Gargi le preguntó al sabio cuántos tipos de personas había en el mundo. Yajñavalkya respondió que había cuatro tipos: Uno, el hombre Divino; dos, el hombre humano; tres, el hombre demonio; cuatro, el hombre animal. Que el mundo contenía estos cuatro tipos de seres humanos.
Los brahmajñas o conocedores de Brahman, son el tipo de hombre Divino. El tipo de hombre humano es el que está casado con la verdad (satya) y la rectitud (dharma). Aquellos que son adictos a la bebida (“Surapano daitya samanaha”) pertenecen a la categoría de hombres demonios. Las personas que carecen de sabiduría pertenecen a la categoría de hombres animales. El conocedor de Brahman es aquel que está
siempre inmerso en la contemplación del Supremo, está totalmente libre de egoísmo y está consciente de la presencia de lo Divino en cada cual.
El hombre humano es el que se adhiere a la verdad y a la rectitud, respeta los valores humanos, lleva una vida santa, cumple con sus deberes, hace actos caritativos y vive en armonía con sus seres semejantes, sin causarle daño a nadie y sintiendo amor hacia todos.
Adictas a las bebidas alcohólicas, olvidando su verdadera naturaleza, sin autocontrol, hablando mal y causándoles maldades a los demás, y siempre ocupadas en objetos egoístas, tales personas pertenecen a la categoría de los humanos demonios (demonios en forma humana).
El hombre animal es el tipo de ser humano que está preocupado solamente en comer, beber y dormir, que no toma ningún interés en los asuntos del mundo, carece del poder de discernimiento y está inmerso en los placeres sensuales.
De esta manera, Yajñavalkya expuso a esa asamblea las verdades internas acerca del nacimiento humano y su potencial Divino.
El espíritu de sacrificio da paz En esencia, los yagas y los yajñas de antaño se realizaban para conducir al hombre a la Divinidad y no para cualquier otro propósito inferior. Desafortunadamente, con el paso del tiempo, esos sacrificios perdieron su santidad. El autointerés se volvió el motivo dominante en cada acción. El espíritu de sacrificio no se ve por ningún lado. Aquellos que realizan yajñas hoy en día hacen de ellos una especie de negocio. Esta práctica debe desaparecer.
Cualquier acto sagrado debe hacerse con un espíritu altruista. El hombre que no tiene espíritu de sacrificio no puede tener paz. No le den lugar a ninguna clase de ostentación o despliegue. Hagan servicio con espíritu de sacrificio. Esto en sí mismo es un gran yajña. Es karma yajña. Lo que se hace internamente es Brahma yajña. Karma yajña es un reflejo de Brahma yajña.
Los Vedas, que son la personificación de Brahman, desafortunadamente se han vuelto meras expresiones verbales (vangmayam) hoy en día. La gente no está practicando la vida védica.
Debería haber completo acuerdo entre pensamiento, palabra y acción. Esa es la marca de un alma verdaderamente grande. La divergencia entre pensamiento, habla y acción significa que uno es peor que un demonio.
Consideren cada acción como un mandato Divino. Lo Divino está totalmente libre de autointerés. Cada acción de lo Divino es para promover el bienestar del mundo. Si se conducen en base a esta verdad, su vida será santificada. Aun un pequeño acto hecho con un corazón puro y altruista se desarrollará en un gran sacrificio.
No importa la cantidad de discursos que puedan escuchar, no deben contentarse con el mero escuchar y olvidar su valor después de irse. Deben indagar hasta dónde han sido transformados escuchando esos discursos. Deben intentar poner en práctica, por lo menos una o dos, las enseñanzas, librándose gradualmente de los apegos mundanos y hacer su viaje hacia lo Divino. Con el debido curso, la Divinidad florecerá en sus corazones.
Si, por el contrario, siguen expandiendo sus preocupaciones mundanas y multiplicando sus deseos, ustedes bajarán al nivel animal.
Deben estar contentos con lo que tienen. Aun una pérdida de algo deben considerarla como una forma de sacrificio. Regocíjense con lo que tienen, hagan buen uso de eso y desarrollen fe en Dios. Los yajñas realizados por gobernantes como Janaka fueron con el fin de promover el bienestar general y dirigir las mentes de la gente hacia Dios.
Discurso pronunciado en el Auditorio Purnachandra el 7 de octubre de 1989.