Discursos dados por Sai Baba
{SB 22} (38 discursos 1989)
23. 18/07/89 Amen a todos. Sirvan a todos
( Impreso en castellano en Mensajes de Sathya Sai, Tomo 22 cap. 23 )
Amen a todos. Sirvan a todos
18 de Julio de 1989
¡Encarnaciones del Divino Amor! Los árboles proveen sombra fresca y frutos dulces a todos por igual, ya sea que los hayan cuidado o que los hayan dañado. Ellos enseñan al hombre esta lección de igualdad de mentalidad. Las montañas, al proveer calor y frío, viento y lluvia por igual, le enseñan al hombre a no cuidar demasiado del cuerpo. Las aves no se preocupan por el mañana y están contentas de vivir en lo que pueden conseguir.
Le enseñan al hombre la lección del contento y de la indiferencia por el futuro.
Los difuntos trasmiten el mensaje de la impermanencia de la vida y de sus placeres. La naturaleza así le enseña al hombre, en muchas formas, que debe dejar a un lado las ideas del “yo” y “lo mío” y que debe mirar hacia Dios como el supremo preceptor.
Aunque la naturaleza ha estado enseñando estas lecciones desde el comienzo de los tiempos, el hombre no ha aprendido a descartar la idea de “mi gente” y “los otros”, a desarrollar el sentido de unidad e igualdad de la humanidad, a darse cuenta de su Divinidad.
Los árboles son los primeros entre los maestros. Por apego al cuerpo y el desarrollo de su arrogancia, el hombre se olvida de las lecciones de la naturaleza y se revuelca en el egoísmo.
Las montañas, por su indiferencia al frío y al calor, le enseñan al hombre que debería soportar la alegría y el sufrimiento con mente ecuánime y esforzarse por realizar a Dios. El placer y el dolor se refieren sólo al cuerpo. El Atma permanece inafectada.
Esta es la lección que debe aprenderse de las montañas.
Vemos a gente que nace y gente que muere. A pesar de todo lo que él ve, u oye o experimenta, el hombre es incapaz de librarse de la ilusión relativa al cuerpo; de aquí que esté atrapado en el tumulto del apego al cuerpo. No aprende la lección de la impermanente y evanescente naturaleza de la existencia física.
El cosmos es una universidad La naturaleza (prakriti), que está constantemente enseñando estas lecciones, es la verdadera preceptora. El cosmos es una universidad. Dios es la causa. El cosmos es el resultado.
Dios permea al universo entero. Nada puede existir en el mundo sin el poder de la Divinidad. El universo es una manifestación de lo Divino.
En la invocación al Gurú, éste es descrito como Brahma, Vishnu, Maheshvara y Parabrahma. Brahma, que es alabado como el Gurú, es el creador del universo. El Uno que crea, sostiene y disuelve el universo es el Parabrahma (la Omnipotencia).
Los Vedas han descrito a lo Divino como “Aquel que envuelve al cosmos y que existe más allá de él”. Brahma, Vishnu y Maheshvara son aspectos de la manifestación de la naturaleza.
La naturaleza está compuesta de tres modalidades, los tres gunas: sattva (lo bueno), rajas (lo apasionado), tamas (la inercia), y sus miríadas de combinaciones.
Las tres formas del monismo (Advaita) Lo que debemos buscar experimentar ahora es la unidad en la diversidad (ekatvam). La unidad o advaita se expresa de tres formas: unidad en la actitud mental (bhava-advaita); unidad expresada en la acción (kriya-advaita), y la unicidad vista en todos los objetos (padartha-advaita). Sólo cuando la unidad se experimenta en todas estas formas, puede ser entendida la Divinidad.
En la bhava-advaita, la identidad de la sustancia básica que constituye el cosmos es percibida como la realidad subyacente.
En la kriya-advaita, cada acción se mira como una ofrenda a la Divinidad y, por lo tanto, es divinizada. La padartha-advaita implica reconocer que todo ser u objeto en el universo está compuesto de los mismos cinco elementos (éter, aire, fuego, agua y tierra) que son Divinos en su origen. En cada individuo, el éter o akasha existe como el sonido (shabda). La respiración está basada en el aire. El calor en el cuerpo se deriva del elemento fuego. El sudor, la orina y otros fluidos en el cuerpo indican la presencia del agua. El cuerpo mismo está basado en materia terrenal. Como cada ser está constituido de estos cinco elementos, todos los seres son esencialmente uno, aunque tengan diferentes formas y nombres. La igualdad humana está basada en la unicidad de la esencia Divina en todos los seres humanos.
Los antiguos sabios indicaron en los Upanishads y los Brahma Sutras cómo esta unicidad de lo Divino se puede realizar.
Desafortunadamente, estos textos se han ido interpretando en términos contradictorios y confusos, con el resultado de que su verdad básica ha sido olvidada.
La unidad debe expresarse en amor universal. Aquellos que hablan acerca del amor no lo practican. Este divorcio entre pensamiento, palabra y acción, está en la raíz de todos los problemas en el mundo hoy en día. También es la causa del surgimiento del ateísmo en esta sagrada tierra nuestra.
La armonía entre pensamiento, palabra y acción es el más alto valor humano. Sathya, Dharma, Shanti y Prema (Verdad, Rectitud, Paz y Amor) no son meras palabras. Son valores fundamentales que en la medida de lo posible deben practicarse en pensamiento, palabra y acción. Sólo entonces puede realizarse la Divinidad.
No es necesario emprender toda clase de ejercicios espirituales (sadhana) para reconocer a la Divinidad. Si los sucesos diarios son apropiadamente investigados, puede reconocerse el principio del Atma (Espíritu) fácilmente. Hethu (la causa) es uno de los nombres de lo Divino. Eso significa que Él es la causa de la creación. Él es a la vez la causa y el medio usado en la creación. Otro nombre para Dios es Vikshara o el Imperecedero. Todos los objetos en la creación están destinados a declinar y destruirse. Sólo Dios está más allá de todo cambio y declinación.
La naturaleza es como un espejo limpio El amor de Dios no tiene límites. No conoce crecimiento ni disminución. El amor mundano es momentáneo e inconstante.
El amor Divino es inmutable y eterno. Dios es la encarnación del amor. Su infinito amor les es ofrecido a todos en igual medida.
Algunos pueden sentir que han experimentado el amor de Dios por un tiempo y luego han sido privados de él. Esto refleja sólo sus propios sentimientos y no la actitud del Señor.
La naturaleza es como un espejo limpio que refleja vuestras actitudes y sentimientos. Son las acciones y pensamientos de ustedes, así sean buenos o malos, que son reflejados de regreso hacia ustedes. El amor del Señor permanece igual siempre. El placer y el sufrimiento no son inherentes a la naturaleza del hombre.
Son producto de su mente. La bienaventuranza es la verdadera naturaleza del hombre, pero sólo puede realizarse cuando se experimenta el amor de Dios. El sentido de “lo mío” tiene que ser totalmente erradicado; deben ustedes esforzarse por el bienestar de todos. Este es el mensaje de Bharat desde los antiguos tiempos. Llenen sus corazones con este sagrado sentimiento.
Alejen de sus mentes todo pensamiento de odio y de envidia.
Transformen la mente para alcanzar al Señor Una vez, para disipar las dudas que tenía Dharmaja (el mayor de los Pandavas), Krishna explicó por qué Él permitía que las almas de los malvados Shishupala y Dantavakra se fundieran en Él después de Él matarlos. Krishna dijo: “¡Dharmaja! Tus dudas vienen del engaño. La alabanza o la censura, lo bueno o lo malo, se refieren al cuerpo, pero no al Atma. Debido a la identificación con el cuerpo es que se experimentan estos problemas.
A medida que la conciencia del cuerpo crece, la conciencia del Atma declina. Sólo la mente es responsable por el odio y el apego, por la alegría y la aflicción. Si la mente es transformada, cualquiera, sin importar su pasado, me puede alcanzar”.
Es el destino inevitable de todo, el regresar, ulteriormente, a la fuente de donde vino. El cuerpo, que ha surgido de la materia, vuelve a la materia. El Atma (espíritu), que provino de Dios, vuelve
a Dios. El espíritu es conciencia pura, siempre permanece como conciencia. Es la encarnación del Amor y la Luz.
¡Encarnaciones del Amor! No hagan distinciones entre una persona y otra sobre la base de casta o color. Todos son hijos de un solo Dios. ¿Es que los árboles hacen alguna distinción entre los que buscan su sombra? El hombre se comporta peor que los árboles. Todos deben tomar conciencia de que la Divinidad está igualmente presente en todos.
El nombre de Sai es proclamado por los árboles cuando ondean sus copas. Los pájaros en su piar llaman a los hombres a que se acuerden del nombre de Sai. Las flores, cuando esparcen su fragancia, declaran la gloria de Sai. Las abejas, con su zumbido, anuncian la bienaventuranza en el nombre de Sai.
“Sai” es el sonido que reverbera desde el cielo hasta la tierra.
Sai puede experimentarse por doquier. “Sai” no es el nombre de alguien. “Sai” es el Morador Interno reclinándose en el corazón de cada uno.
Hoy es el Día de Vyasapurnima. Vyasa fue un gran rishi. Él es descrito como una encarnación del Señor Narayana. Escribió los Vedas, que anteriormente eran conocidos sólo en la forma de sonido. Él era el nieto de Arundhati (la esposa de Vasishta); él codificó los Vedas. Como él nació en el día de luna llena en el mes de Ashada (junio-julio), este día se celebra como Vyasapurnima. Vyasa glorificó a la Divinidad que está igualmente presente en todos los seres humanos y propagó esta verdad al mundo. Después de escribir los 18 Puranas, resumió su mensaje en una línea: “Paropakaraha punyaya; papaya parapidanam” que significa “El ayudar a otros es meritorio; el dañar a otro es pecaminoso”.
Dios es el Supremo Gurú Vyasa fue el gran maestro que dio muchas verdades profundas y sagradas a la humanidad. Es por eso que su cumpleaños se celebra como Gurupurnima (día de la luna llena dedicado al preceptor). El Gurú es aquel que disipa la oscuridad de la ignorancia. Los que enseñan temas mundanos pueden llamarse solamente maestros o académicos, pero no pueden ser llamados Gurús. Aun aquellos que profesan que imparten mensajes espirituales (upadesha) no pueden considerarse Gurús.
Dios es el Supremo Gurú, el Gurú de los Gurús.
El ofrecer frutas, dakshina (el regalo que se da al Gurú), y otras cosas a un maestro en el día de Gurupurnima no es la forma correcta de adorar al Gurú. Aquellos que aceptan tales regalos son preceptores mundanos. Los verdaderos Gurús se adoran con pradakshina, es decir, que se reverencian con alma y corazón. El único Gurú verdadero es Dios. Él se manifiesta a Sí mismo en la naturaleza, que sirve como la maestra cósmica.
La naturaleza es la mejor maestra.
Reconozcan a la Divinidad que se manifiesta en el cosmos.
Todas las casas en la naturaleza observan sus leyes con regularidad y sin desviaciones. El sol, la luna, las estaciones, observan sus respectivas leyes; sólo el hombre viola las leyes de su ser. Los animales obedecen a sus instintos y tienen sus estaciones para regular sus vidas. El hombre es la excepción. Él necesita que se le enseñen las reglas del vivir correcto. Él tiene que cultivar la moralidad y la integridad. Sólo hay una forma en la que esto puede hacerse, y es mediante la persecución del sendero espiritual. Sin espiritualidad, el hombre no puede descubrir la luz dentro de sí.
Es pecado ignorar nuestros deberes Lo más importante de tener en cuenta hoy, es que el cuerpo le ha sido dado al hombre para la ejecución de acciones correctas.
Cada persona tiene que desempeñar sus deberes en la vida. Es un pecado ignorar los propios deberes.
Si cada uno cumple con sus deberes, la nación prosperará.
Cumplan con sus deberes sin preocuparse por lo que otros digan o hagan. Comprométanse ustedes en actividades de servicio.
Consideren el servicio social como servicio a Dios. Para ganarse el amor de Dios, este es el modo más fácil. El mejor medio para amar a Dios es amar a todos y servir a todos. Su vida entera será santificada por eso. Un gran número de personas vienen a Prashanti Nilayam regularmente. Nadie debe permanecer ocioso aquí. Cada uno puede rendir cualquier servicio que él o ella puedan ejecutar. Este no es un lugar para sólo comer y dormir; aquellos que no estén activos en servicio, no tienen cabida aquí.
A partir de este Gurupurnima, ustedes tienen que dedicarse al servicio. Hay tanto que hacer para servir a la gente. Es por medio del servicio que la vida puede hacerse significativa. La nación está hoy estancada porque hombres que no han aprendido a servir están en los puestos de poder. Sólo a través del servicio puede uno calificar para liderazgo.
El espíritu de servicio erradica el egoísmo No debe uno enorgullecerse por la posición que ocupa. La fuerza derivada de la riqueza o posición no es confiable. Sólo la moralidad y la pureza pueden conferir verdadera fuerza. Para desarrollar estas cualidades, uno tiene que emprender servicio desinteresado. El espíritu de servicio erradica el egoísmo y la egolatría; en el proceso, no sólo sus vidas son sublimadas sino que también la nación gana a través del ejemplo de un dedicado servidor del público.
Recuerden que ustedes deben vivir de acuerdo a lo que ustedes dicen; deben practicar lo que aconsejan hacer a otros.
Esto es lo que Yo estoy haciendo. Por eso, Yo tengo el derecho de aconsejar a otros, Yo les pido a los devotos que muestren amor hacia todos. Yo amo a todos. Yo estoy siempre ocupado en el trabajo desde la mañana hasta la noche. No pueden ustedes saber cuán bienaventurado soy siempre. La felicidad es Mi forma. Siempre estoy feliz. No me preocupo por nada porque no tengo deseos. Esa es la razón de Mi felicidad. A medida que vuestros deseos crecen, su felicidad disminuye.
¡Encarnaciones del Amor Divino! Dense cuenta de que el Atma en cada uno es la misma, así que extiendan su amor a todos y a todo. No importa si no practican ningún ejercicio espiritual; su amor hacia otros les elevará al nivel más alto de espiritualidad.
No abriguen mala voluntad hacia nadie. Cuando le hacen daño a alguien, piensen que están haciéndole daño a Dios.
Si desarrollan esta clase de amor universal, esta será la base para la unidad.
En cualquier cosa que ustedes hagan, recuerden el nombre de Dios. Es una panacea para todas las enfermedades humanas.
No desperdicien el tiempo porque el Tiempo Es Dios. Con fe en Dios, consagren su vida.
Discurso pronunciado en el Auditorio Purnachandra el 13 de julio de 1989.
Sean sencillos y sinceros. Es puro desperdicio de dinero el sobrecargar las imágenes e ídolos en los santuarios y altares de sus casas con el peso de guirnaldas y el desfile de costosos utensilios, recipientes y ofrendas para exhibir su devoción. Esto es engaño; degrada a la Divinidad, atribuyéndole el deseo de pompa y publicidad. Yo sólo pido pureza de corazón para derramar Mi gracia.
Baba