Discursos dados por Sai Baba
{SB 21} (34 discursos 1988)
19. 12/07/88 La Naturaleza – Dios – El Hombre
( Impreso en castellano en Mensajes de Sathya Sai, Tomo 21 cap. 19 ) La Naturaleza – Dios – El Hombre 12 de Julio de 1988 Los hombres corren de acá para allá en busca de alimento, de bienes mundanos, de posición y riquezas, nombre y fama; pero pocos buscan realizar a Dios. Esta es la verdad declarada ante ustedes. Los hombres llevan a cabo intensos estudios mundanos pero no tratan de estudiar la senda hacia la Liberación. ¡Queridos estudiantes! El cosmos es la espléndida manifestación de lo Divino. Cuando ustedes contemplan esta vasta creación, se colman de reverente admiración. La verdadera educación consiste en comprender el significado interno de esta creación. A primera vista, distinguen objetos inertes, como montañas y colinas. No pueden ver ninguna señal de chaitanya (conciencia) en estos objetos. En una segunda categoría entran los árboles. Hay conciencia en ellos, pero no pueden moverse de un lugar a otro. Están fijos. La tercera categoría abarca los seres vivientes. Además de conciencia, estos tienen la capacidad de moverse. El hombre pertenece a la cuarta categoría. No sólo ha desarrollado totalmente la conciencia, sino que posee otra cualidad extraordinaria y maravillosa: el supremo don de sambhashana (el habla). Comenzando con lo inerte, tenemos lo consciente, los seres que se mueven y la especie humana con el poder del habla. Si comprenden esta progresión en el proceso creativo, tomarán conciencia de lo importante que es el advenimiento del hombre. Om, la letra primordial Los antiguos sabios, después de realizar severas penitencias y profundas indagaciones, comprendieron y declararon las circunstancias únicas del nacimiento humano. “Vedaham etam Purusham mahantam Aditya varnam tamasah parastat” (“Hemos sabido que hay un Supremo Purusha que es refulgente como el sol y trasciende la oscuridad”). A través de su penitencia, meditación e intuición, ellos reconocieron dos cosas: Una es Akshara (el alfabeto) y la otra es Sankhya (los números). En el alfabeto la letra primordial es “Om”. Todas las demás letras han emergido del Pranava (“Om”). “Om” es la primera entre todas las letras. Abarca todas las demás letras del alfabeto. Durante los bhajans, cuando se toca el armonio, se presiona el fuelle y se accionan los registros, tenemos las notas musicales: “Sa, ri, ga, ma, pa, da, ni”. ¿Cuál es el origen de estas siete notas? Es el mismo aire el que las produce. Ese aire está lleno de “Omkara”.Y ese “Om” es el que produce las notas separadas: “Sa, ri, ga, ma, etc.”. Del mismo modo, entre los números, comenzamos con el 1 y llegamos hasta el 9, 10. El 1 es el número primordial. Todos los demás son variaciones múltiples del 1. Si le sacan 1 a 9 tienen 8. Si le agregan 1 a 8, se vuelve 9. Lo que viene y se va es sólo 1. Lo que permanece también es 1. La Naturaleza y la Divinidad Sobre esta base, los sabios infirieron que el comienzo y el final son Uno, que es la Divinidad. Afirmaron que este Uno es la bijam (semilla) del cosmos. Ninguna semilla carece de cáscara u hollejo. Como el grano está cubierto por el hollejo, sus partes no son visibles. Para el cosmos, Prakriti (la Naturaleza) es el hollejo. La semilla de la Divinidad está dentro de él (y envuelta por él). No podemos experimentar la semilla de la Divinidad que está adentro mientras esté cubierta por el hollejo de la Naturaleza. Esfuércense por llegar a la verdad acerca de la Naturaleza. Los Upanishads declararon: “Isavasyam idham sarvam” (“Todo esto está saturado de la Divinidad”). Eso significa que sólo una cosa es inmanente en todo el universo. Si deben comprender las verdades sostenidas por los Upanishads, tienen que buscar la verdad de cada cosa en la vida cotidiana. Por ejemplo, ¿para qué existe la Naturaleza? El papel de la Naturaleza es ayudar al hombre, que corona el proceso evolutivo, para que él realice la Divinidad inmanente en la creación. Las montañas ayudan al hombre a construir su casa cuando este utiliza la piedra extraída de ellas. Los árboles proporcionan la madera para la construcción de viviendas y también la leña para el uso doméstico. Entre los seres animados, cada criatura, desde una hormiga hasta un elefante, ayuda al hombre de un modo u otro. Las vacas le proporcionan la leche nutritiva. Los bueyes son útiles para arar la tierra y cosechar. Todas las demás criaturas, como las aves, los peces, las ovejas, etc., sirven al hombre de diferentes formas. Desde esta perspectiva, queda claro que todas las cosas en la creación ayudan al hombre a vivir. Hasta el Sol y la Luna sirven al hombre. Los sabios consideraban al Sol una deidad importante y lo adoraban a través del Gayatri mantra. La deuda del hombre con la Naturaleza Así, el hombre queda endeudado de innumerables formas con la Naturaleza, y disfruta de las comodidades que esta le proporciona. ¿Pero se muestra agradecido con la Naturaleza? ¿Qué gratitud le ofrece a la Divinidad? El hombre se olvida de Dios, que es el proveedor de todo. Por eso se expone a diversas dificultades y calamidades. Mientras recibe innumerables regalos de la Providencia, no le ofrece nada a cambio a la Naturaleza o a Dios. Esto muestra cuán cruel y antinatural es el comportamiento del hombre. Cuando se señala que hay que devolver bien por mal, ¡qué impropio es no lograr devolver siquiera bien por bien! El hombre no aprende las grandes lecciones que la Naturaleza le da. La lección principal es prestar servicio sin esperar nada a cambio. Las personas se preguntan: “¿Dónde está Dios?”. La respuesta la ofrece la Naturaleza. ¿Quién ha creado los cinco elementos, los cinco aires vitales, las cinco envolturas, los cinco órganos sensoriales externos y los cinco internos, que cumplen su función sin cesar de acuerdo con el papel establecido? Las estaciones, con sus ciclos regulares, le brindan una valiosa lección al hombre. Por lo tanto, la Naturaleza es la prueba de la existencia de Dios. La Naturaleza no tiene obligaciones para con ningún hombre, no recibe órdenes de nadie, opera de acuerdo con la voluntad de la Divinidad. La ciencia se usa con propósitos destructivos Los artefactos fabricados por el hombre funcionan durante un tiempo y luego se vuelven inútiles. Los científicos lanzan muchos satélites al espacio. Tarde o temprano estos dejan de funcionar y caen. Nadie sabe cómo, cuándo y en qué circunstancias fueron creados los planetas, pero ellos han estado girando en el espacio incesante e indefectiblemente durante billones de años. Estos planetas se crearon para el bien de la humanidad y no con propósitos destructivos. Dios creó el mundo para el bien del hombre.Todos los planetas creados por Él sirven a la humanidad. Muchos de los misiles e instrumentos espaciales inventados por los científicos tienen como objetivo la destrucción. Hoy la ciencia se utiliza más para destruir que para construir. ¿Por qué razón? El Ego es la causa. El sentido de egoísmo y orgullo que surge de él es la razón principal de las tendencias destructivas del hombre. Hoy el ser humano deposita más fe en su fuerza física y mental que en la fuerza que surge de la fe en Dios. ¿Cuánto puede durar esto? Si en un instante la vida puede abandonar el cuerpo, ¿qué sentido tiene considerarlo permanente? Que nadie se sienta orgulloso de su belleza, fuerza y juventud. Llegarán los estragos de la vejez y lo abatirán. Incluso mientras se enorgullecen de la fuerza y la energía que les da la juventud, los años avanzan lenta e inexorablemente sobre ustedes. Con el cuerpo encorvado, arrugas en el rostro y los ojos nublados, el anciano se convierte en el blanco de las burlas de los jóvenes, que lo llaman “mono viejo”. ¿Qué es lo que perdura? Todo en este mundo está sujeto a cambios y deterioro. Los objetos materiale Sólo la pureza de ustedes es permanente. La pureza es la naturaleza esencial del hombre, pero si lleva una vida contaminada, se degrada a sí mismo. El amor no pide nada a cambio La pureza del hombre se manifiesta cuando las relaciones humanas son de corazón a corazón y de amor a amor. El amor tiene la forma de un triángulo con tres brazos. Prema (el amor divino) no pide nada a cambio. Cuando un individuo ofrece amor esperando algo a cambio, el temor lo invade. Quien ama sin esperar nada a cambio está totalmente libre de temor. El amor sólo sabe dar, no recibir. Para el amor verdadero, el amor es su propia recompensa. Así, el amor no espera nada a cambio, está libre de temor y es su propia recompensa. Estas son las características básicas del amor verdadero. Hoy el amor se basa en el deseo de recibir algún beneficio a cambio. Está lleno de temor y ansiedad. Si el amor está motivado por el deseo de objetos transitorios y efímeros, la vida será vana y superficial. El amor debe ser su propia recompensa. Tienen que mostrar gratitud a Dios El amor es eterno. Ustedes son la encarnación del Amor, la encarnación de la Paz, la encarnación de la Verdad. Son la encarnación de Dios. Sólo cuando comprendan esta suprema verdad y sus vidas se basen en ella, su amor le dará sentido a su vida y les permitirá comprender el mundo. Sus estudios, su conducta, sus acciones, todo lo que ven, oyen y piensan, todo eso debe considerarse una ofrenda a la Divinidad. Este es el verdadero significado de Saranagati (buscar refugio en lo Divino). Todo lo que se ve, se oye o se experimenta debe tomarse como una señal de la Divinidad. Crean con fe firme en la realidad de la existencia de Dios. Muestren gratitud hacia Dios por los beneficios que Él derrama sobre ustedes. Piensen, por ejemplo, que la Divinidad ha llenado la atmósfera de oxígeno vivificante para permitirles estar vivos. El ventilador más grande fabricado por el hombre puede traerles sólo una brisa en un área reducida. Pero los vientos originados por la Naturaleza pueden soplar en todo el mundo. ¿Quién causa estos vientos? Hay tres tipos de lámparas en este mandir. Ellas iluminan un espacio reducido. Pero el sol creado por Dios ilumina el mundo entero. El agua es extraída con la ayuda de bombas. ¿Puede toda el agua bombeada igualarse a una fracción del agua obtenida de un fuerte aguacero capaz de hacer desbordar el Ganges? ¿Quién brinda este aire, esta agua y esta luz? Ustedes disfrutan de todo ello, pero no muestran gratitud hacia Aquel que les proporcionó estos beneficios. Les dan las gracias a quienes realizan actos de servicio triviales. ¿Pero qué agradecimiento le demuestran a Dios, que es el proveedor de elementos tan esenciales, que les permiten llevar una existencia humana significativa? ¿Es una señal de buena educación? ¿Es signo de erudición? No. Deben mostrar gratitud con humildad y sinceridad a cualquiera que les haya hecho algún bien. Amplíen su visión de las cosas La educación que no fomenta la gratitud no vale nada. Los padres son quienes les dan educación. El gurú es el educador. La Divinidad les ha otorgado la capacidad de recibir educación. Por lo tanto, la madre, el padre y el gurú deben ser venerados como Dios, como prescriben los Vedas. Muestren gratitud hacia sus padres, ofrezcan el debido respeto a sus maestros y basen sus vidas en la fe en Dios. Quizá se sientan orgullosos de estar progresando en la vida gracias a sus propias habilidades e inteligencia. Esta es una soberana tontería. Aprecien la Naturaleza con amplitud. Amplíen su visión de las cosas. Tomen conciencia, por ejemplo, de lo pequeño que es el ojo. Sin embargo, es capaz de ver el universo entero. Hasta los ojos les dan una lección. “¿Acaso eres tonto? A pesar de mi pequeñez, puedo ver el universo entero con mi visión amplia. Pero tu mente es de miras muy estrechas”. Traten de ensanchar el corazón y expandir la mente. Deben dedicar su chitta (voluntad) a la Divinidad. Discurso pronunciado en el Mandir de Prasanthi el 12 de julio de 1988. |