Discursos dados por Sai Baba
{SB 21} (34 discursos 1988)
16. 26/06/88 El verdadero sacrificio
( Impreso en castellano en Mensajes de Sathya Sai, Tomo 21 cap. 16 )
El verdadero sacrificio
26 de Junio de 1988
¡Estudiantes! ¡Encarnaciones del Amor Divino! La vida está llena de dificultades, pruebas y tribulaciones. El mundo se ve atractivo, pero es la morada del sufrimiento. La vida es como una burbuja de agua sobre una hoja de loto. El loto nace en el agua, crece en el agua y depende del agua para su existencia.
“Sathyam, Jñanam, Anantam Brahma” (“Ser, Conciencia, Eternidad – El Ser Omnímodo”). Este es el Lago del Espíritu Divino Eterno. De él surge un loto con una forma sutil. Los pensamientos y sentimientos son la fragancia que emana de este loto.Maya es la hoja del loto. La vida es la burbuja de agua en esta hoja de Maya.
El principio Átmico es la base de todo en la creación: su origen, crecimiento y disolución. Si el hombre considera el cuerpo evanescente como permanente y real, y lleva una vida dedicada a búsquedas terrenales y mundanas, se perderá en ilusiones que le causarán tristeza y sufrimiento. La ignorancia acerca de su verdadera naturaleza es la causa fundamental de todo su pesar. Cuando esta ignorancia desaparezca, estará libre de pena.
El Gita pone énfasis en la indagación acerca de lo eterno El hombre está formado por dos componentes básicos: uno permanente y el otro transitorio. Ellos son: el Atma y el Anatma; el cuerpo y el espíritu que mora en su interior; el Kshetra (el campo) y el Kshetrajña (el Conocedor del campo). Como el hombre es un ser esencialmente Divino, su obligación principal es indagar acerca de lo que es permanente y lo que es temporal, lo que es real y lo que es irreal, descartar lo que es falso y seguir lo que es verdadero. Este es el tema del Gita en los cantos dedicados a “Kshetra-Kshetrajña Vibhaga Yogam”. El Gita pone énfasis en la indagación acerca de lo eterno y lo evanescente como un requisito fundamental para el hombre. El objetivo de la educación debería ser permitirle a uno descubrir su verdadera naturaleza.
Tras grandes esfuerzos y sacrificios de todo tipo, se han descubierto diferentes sendas para experimentar la Divinidad. Los Upanishads han declarado: “La inmortalidad no puede alcanzarse mediante rituales, progenie o riquezas. Sólo puede obtenerse a través de Thyaga (renunciación)”. ¿A qué se ha de renunciar? ¿Qué se ha de buscar? El hombre debería dedicarse a una indagación perpetua para descubrir, a partir de los innumerables objetos del universo, de sus variadas experiencias y múltiples actividades, los medios para obtener Ananda (la bienaventuranza).
Hoy el mundo está inmerso en el caos y el conflicto. ¿Por qué razón? Todas las alegrías y las penas experimentadas por el hombre derivan de sus acciones. Las acciones mismas son el resultado de los pensamientos que surgen en la mente. Sólo cuando los pensamientos sean buenos, las acciones serán puras.Y cuando las acciones del hombre sean puras, la sociedad será sana y pacífica.
Las lecciones que da la Naturaleza El secreto de la verdadera renunciación ha de aprenderse de los árboles, las vacas y los ríos.
Los árboles dan frutos para el beneficio de otros; los ríos fluyen para el bien de otros; las vacas dan leche para nutrir a otros; el cuerpo humano es para hacer servicio.
Si los árboles, las vacas y los ríos ofrecen semejante ejemplo de servicio desinteresado a otros, la vida humana no tendrá sentido si no se la dedica al servicio desinteresado.
Cuando comienzan a preguntarse “¿Dónde está Dios? ¿Quién es Dios?”, la Naturaleza, que es la vestimenta de Dios, les da la respuesta. Es bien sabido que la Tierra gira alrededor de su eje a 1.600 kilómetros por hora. Cumple con su deber incesantemente, sin descanso. Debido a esta rotación, ustedes tienen la noche y el día. Además, la Tierra gira alrededor del Sol a una velocidad de 106.000 kilómetros por hora. Como resultado, se producen los cambios de estaciones, que favorecen los cultivos. La Tierra, el Sol y la Luna le dan al hombre una lección con respecto al cumplimiento del deber de cada uno.También muestran la importancia de la actividad para la humanidad. Todos ellos —los árboles, los ríos, las vacas, la Tierra y el Sol— actúan desinteresadamente. Al mismo tiempo, lo que hacen resulta esencial para la existencia humana.
Mientras todos ellos prestan semejante servicio desinteresado, ¿qué clase de renunciación muestra el hombre? Las personas disfrutan de los beneficios proporcionados por la Naturaleza, pero no manifiestan ninguna gratitud.
Una magnanimidad mal entendida A pesar de todos los avances en el campo científico, el hombre no ha aprendido el verdadero propósito de la educación y no ha desarrollado un sentido de gratitud. Quien no muestra gratitud es peor que una bestia salvaje. Hacer el bien a cambio del bien recibido no es algo para alardear. La verdadera bondad consiste en hacer el bien incluso a alguien que les ha hecho daño. Sin embargo, se debe actuar con discernimiento al aplicar este principio.
La historia está llena de ejemplos de generosidad y perdón mal entendidos. Mahomed Ghori invadió India varias veces y fue derrotado por Pritviraj, quien le permitió regresar a su tierra como señal de su espíritu magnánimo. Finalmente, Mahomed Ghori conspiró con Jaichand para tomar prisionero a Pritviraj. En lugar de mostrarle gratitud a Pritviraj por su magnanimidad, Mahomed Gori le arrancó los ojos. La historia enseña que no hay que ser clemente con las personas malvadas, traicioneras y desagradecidas.
Al prestar servicio a las personas necesitadas, los estudiantes deberían aprender estas lecciones de la vida y usar su discernimiento e inteligencia.
Los estudiantes deben tener presente tres cosas. Primero, no deberían hablar acerca de aquello que desconocen. Es una señal de necedad. Segundo, es peligroso simular que saben algo cuando en realidad lo ignoran. Tercero, deben esforzarse por adquirir conocimientos e impartirlos a otros sólo después de haber dominado el tema.
Hoy muchos fingen saberlo todo. Esto es un signo de Ahamkara (engreimiento egoísta). El egoísmo puede causar la ruina total de una persona. Es como una peste que destruye la misma raíz de un árbol. Tiene dos cómplices: el apego y el odio. La combinación de estos tres es suficiente para arruinar la vida de cualquier ser humano.
Por lo tanto, es fundamental librarse del egoísmo, que es alimentado por la ignorancia. La educación puede cobrar significado sólo cuando han desarrollado la humildad y la conducta recta.
Conozcan el valor de llevar una vida simple Hoy se desperdician muchos esfuerzos para vivir con ostentación.
Los estudiantes deberían conocer el valor de llevar una vida simple y sin lujos.Tal vez hayan oído hablar de Sardar Patel, quien fue viceministro del gobierno formado después de la Independencia. Un día, un colega suyo, Mahavir Thyagi, fue a la residencia de Patel. Mientras ambos conversaban, Thyagi observó a la hija de Patel, Maniben, realizando las tareas domésticas. Ella vestía un viejo sari, remendado en algunas partes. Thyagi le dijo:
—¡Maniben! Le estás dando una mala reputación a tu padre. Él tiene un puesto muy alto en el gobierno. Tú eres su hija, pero si te muestras así, te tomarán por una mendiga. La vestimenta que llevas no es digna de ti.
Maniben, indignada, le respondió:
—¡Thyagiji! Sólo quienes han ganado dinero por medios fraudulentos e injustos deberían avergonzarse de la ropa que usan. A mí no me avergüenza vestir la ropa apropiada para mis quehaceres mientras cumplo con mi legítimo deber. Aquellos que despilfarran en comodidades el dinero ganado por sus padres tienen que sentir vergüenza de sí mismos.Yo no tengo de qué avergonzarme. Al cuidar a mi anciano padre, estoy realizando mi trabajo, vistiendo la ropa que elijo. No deseo la riqueza de nadie. Sé cómo mantener mi dignidad. Nadie necesita enseñarme a comportarme.
Y luego de
decir estas palabras, Maniben salió de la habitación.
La vida dedicada de Maniben El Dr. Sushila Nayyar, quien estaba sentado en el mismo sofá que Sri Thyagi, le dijo en un lenguaje inequívoco: “¡Thyagiji! Usted no conoce bien a Maniben. Desde que se despierta por la mañana hasta que se va a dormir por la noche, trabaja incesantemente, sin descanso. Aunque su padre ejerce un cargo tan importante, ella misma realiza todas las tareas domésticas. Limpia las vasijas y lava la ropa de su padre. Se dedica a hilar cuando tiene algún tiempo libre. Cose la ropa de su padre. Se confecciona sus saris con los dhotis que su padre descarta. Es difícil encontrar a alguien que lleve una vida ejemplar como la de ella”.
Así era la vida de entrega que llevaba Maniben en aquellos días. En la actualidad es difícil encontrar a alguna joven o a algún muchacho que vivan así. La mayoría de los jóvenes llevan vidas ostentosas, malgastando el dinero que sus padres ganaron con tanto esfuerzo. ¡Estudiantes! Comprendan lo que les deben a sus padres y actúen de un modo que no los avergüence. No derrochen dinero, comida, tiempo y energía.
Sientan alegría en el control de los deseos Por el hecho de cursar sus estudios en el Instituto Sathya Sai, tienen que dar el ejemplo a los demás. Libérense de todas las malas cualidades. Este es el sacrificio que tienen que hacer para adquirir buenas cualidades. La verdadera alegría no es la que se siente al vestir ropas caras y llevar una vida de lujos. Deben experimentar alegría en el control de sus deseos y en una vida tranquila.
No envenenen sus mentes con deseos excesivos.
Una vez Buda preguntó: “¿Quién es el hombre más rico del mundo?”. Y respondió: “El que está satisfecho con lo que tiene es el hombre más rico”. A la pregunta: “¿Quién es el hombre más pobre?”, Buda respondió: “El que tiene muchos deseos”.
Un maharajá que estaba escuchando los sermones de Buda sobre el contento y la renunciación, deseaba ganarse su aprobación.
Buda solía llevar consigo un tamborcillo de cascabeles. Sus discípulos una vez le preguntaron:
—¡Maestro! ¿Por qué tienes siempre a tu lado este tamborcillo?
Buda respondió:
—Tocaré este tambor el día que se me acerque la persona que haya hecho el sacrificio más grande.
Todos deseaban saber quién sería. Esas personas suelen quedar en el olvido.
Como deseaba obtener esta distinción, el maharajá cargó sus elefantes con un valioso tesoro y se dirigió adonde estaba Buda con la intención de ofrecerle las riquezas y obtener su elogio.
Buda muestra lo que significa el verdadero sacrificio En el camino, una anciana saludó al maharajá y le suplicó:
“Tengo hambre. ¿Me darías algo de comida?”. El maharajá sacó una granada de su palanquín y se la dio a la anciana. Esta llegó con la fruta a ver a Buda.
Para entonces, el maharajá también había llegado adonde se encontraba Buda y esperaba ansioso el momento en que Buda tocara el tamborcillo. Pero durante un largo rato Buda no lo usó. El maharajá permaneció allí.
La anciana se acercó tambaleando a Buda y le ofreció la granada.
Buda la tomó inmediatamente y tocó el tamborcillo.
Entonces el maharajá le preguntó a Buda:
—Te ofrecí tantas riquezas y tú no tocaste el tambor; pero sí lo hiciste después de recibir una pequeña fruta. ¿Es eso un gran sacrificio?
Buda respondió:
—¡Maharajá! En el sacrificio, no es la cantidad lo que cuenta. Es la calidad del sacrificio lo que importa. Es normal que un maharajá ofrezca oro. Pero es enorme el sacrificio que hace una anciana hambrienta que ofrece una granada al Gurú a pesar de padecer hambre. A ella ni siquiera le importaba su vida, y me dio la fruta.
¿Qué sacrificio más grande puede haber? Dar lo superfluo no es un sacrificio. El verdadero sacrificio implica dar lo que es más valioso para ti, aquello que más aprecias.
¡Estudiantes! Dejen de lado su egoísmo y esfuércense por complacer al Señor, en quien tienen fe, dedicando sus vidas al servicio de lo Divino. El universo entero está saturado de lo Divino. Él es omnipotente, omnipresente y omnisciente. Sean conscientes de que Él no está confinado a un lugar en particular. Está en todas partes y en todo, incluso en el cuerpo de ustedes. Él no puede ser visto, pero cuando la mente es dirigida hacia Dios, Él puede ser experimentado. Los hombres que aterrizaron en la Luna dijeron que no habían encontrado a Dios allí. Dios no puede ser hallado con yantras (máquinas). Puede ser experimentado a través de mantras (fórmulas sagradas).
Swami quiere que sean ciudadanos ejemplares ¡Estudiantes! Este Instituto Sathya Sai ha sido fundado para instruir a estudiantes ejemplares, capaces de cambiar al mundo, que hoy está inmerso en el caos y la corrupción. Bharat, que ha sido la fuente de la rectitud y la espiritualidad, hoy está alejada de la Verdad y la Rectitud, y está acosada por fuerzas malignas.
Swami no quiere nada de ustedes salvo que se conviertan en ciudadanos ejemplares que le den buena reputación a Bharat. Swami creó este Instituto con ese único propósito. Aquí la educación es totalmente gratuita. Disponen de todas las comodidades necesarias para sus estudios. Tienen que transformarse y ayudar a transformar el país. En la Antigüedad, las personas pensaban que todo era un regalo de Dios. Colocaban a Dios en primer lugar, al mundo en segundo término, y a ellos mismo en último lugar. Pero hoy esto se ha revertido. El “yo” viene primero, luego el mundo y Dios último.
El Mahabharata muestra lo que significa poner a Dios en primer lugar o hacer lo contrario. Tanto Arjuna como Duryodhana se acercaron a Krishna buscando Su ayuda en la guerra inminente.
Krishna les dijo que podían elegir entre Él mismo y Su ejército.
Arjuna optó por Krishna, y Duryodhana eligió el ejército de Krishna.
Como resultado, los Pandavas, que pusieron a Dios en primer lugar, lograron la victoria, mientras que los Kauravas, que tenían fe sólo en las armas, lo perdieron todo.
Discurso pronunciado en el Albergue del Instituto Sri Sathya Sai, Vidyagiri, el 26 de junio de 1988.
Sólo el desapego puede dar felicidad.Thyaga es el verdadero Yoga. El hombre ha de renunciar a tres malas cualidades antes de poder elevarse a su verdadero papel. La ira, que sofoca a Jñana (la sabiduría); la lujuria, que contamina el Karma (la acción), y la codicia, que destruye el amor por Dios y el hombre. El criterio que determina si un acto resulta meritorio es la “renunciación”.
Si un acto es dirigido a uno mismo, si ayuda a inflar el ego, es un pecado.
—Baba