Discursos dados por Sai Baba
{SB 21} (34 discursos 1988)
09. 13/03/88 De Annam a Ananda
( Impreso en castellano en Mensajes de Sathya Sai, Tomo 21 cap. 9 ) De Annam a Ananda 13 de Marzo de 1988 Al estudiar las escrituras nos encontramos con términos como Sama y Dama. Generalmente se considera que Sama significa control de los sentidos internos y Dama, control de los sentidos externos. Pero no es así. Sama quiere decir control de los sentidos internos y también de los externos. De todos los órganos sensoriales, tres son los más importantes: los ojos, los oídos y la lengua. Cada uno de ellos trata de seguir a los otros. Cuando los ojos ven algo, los oídos tratan de escuchar lo que está ocurriendo. Inmediatamente después, los ojos buscan explorar algo nuevo según aquello que los oídos han escuchado. Sin embargo, estos órganos sensoriales no funcionan por sí mismos. Se los llama Upakaranas, es decir, “instrumentos subsidiarios”. La base de todos ellos es la mente, que crea dentro de sí su concepción del Universo. Les da forma a las percepciones obtenidas a través de los sentidos. La mente es la base para las acciones de los ojos, los oídos y la lengua. En el estado de vigilia, los ojos ven, los oídos oyen y la lengua habla. En el estado de sueño, los ojos, los oídos y la lengua no funcionan; sólo la mente ve, oye y habla. La mente realiza todas las funciones de los sentidos. Es el operador interno de todos los órganos sensoriales. Sin el control de la mente, el hombre no puede tener paz ni por un instante. Quien desea llevar una vida feliz y pacífica, debe ejercer control sobre los sentidos. Hoy el hombre ha perdido la paz mental porque no los controla. Los sentidos y los elementos El hombre tiene cinco sentidos: el oído, el tacto, la vista, el gusto y el olfato. Estos sentidos están basados en los cinco elementos: Akasha (éter), Vayu (aire), Agni (fuego), Apa (agua) y Pritvi (tierra) La tierra es el elemento más denso; el agua es más sutil y penetrante que la tierra. El fuego es más sutil y penetrante que el agua. El aire es aún más sutil que el fuego y extremadamente penetrante. El éter es el más sutil y lo penetra todo. En este orden ascendente de sutileza, cada elemento exhibe una capacidad de penetración más amplia que el anterior. Al aumentar la sutileza, la capacidad de penetración también se incrementa. En el proceso inverso, cuando disminuye la sutileza, la densidad aumenta y la capacidad de penetración disminuye. Así, el aire es menos sutil y más denso que el éter. El fuego es más denso y menos penetrante que el aire. La tierra es el elemento más denso y el menos penetrante. Akasha es la base de todos los otros elementos Puede verse, por lo tanto, que el éter es la base de todos los otros elementos. De Akasha (éter o espacio) han emergido los demás. Akasha puede compararse con una vasija infinita. Los otros cuatro elementos evolucionaron de él. A partir del Gata (movimiento) del éter, el aire comenzó a existir. Del aire, emergió el fuego a su debido tiempo. Sin aire, no podría haber fuego. Del calor generado por el fuego, se formó el agua. Por ejemplo, en el cuerpo humano, después de un ataque de fiebre, hay transpiración.Y bajo el sol ardiente, transpiramos. Esto demuestra que el agua es consecuencia del calor. Del agua han evolucionado las diversas formas de la Naturaleza. La relación entre la densidad y la capacidad de penetración puede ilustrarse con un ejemplo. Supongan que se coloca una flor de jazmín sobre una mesa. La flor, que es densa, es pequeña. Sin embargo, su fragancia, que es sutil, llena toda la habitación. Del mismo modo, el vapor generado a partir del agua ocupa un espacio mucho mayor que el volumen de agua que lo ha producido. La mente del hombre, debido a su extrema sutileza, es capaz de una expansión inmensa. Sin embargo, a causa de los sentidos, la mente se siente atraída por diversos objetos y personas. Cuando estos objetos llenan la mente, su capacidad de expansión se ve reducida. Sólo cuando se reduce la atracción por estos objetos, la mente puede expandirse. Hoy el hombre está lleno de preocupaciones y no tiene paz mental, y eso se debe a que su mente está repleta de innumerables deseos. No se puede culpar al mundo por el estado mental del hombre, ni samsara (la vida familiar) puede ser responsable de las ataduras de las personas. Ustedes se atan a sí mismos a la Naturaleza y la familia, a través de sus apegos y deseos. Para alejarse de estos apegos y reducir la dependencia del mundo externo, tienen que controlar sus ojos, oídos y lengua. Las tres cualidades de cada envoltura Piensen en tres factores: lo denso, lo sutil y lo causal. Si se toma como ejemplo el fruto del tamarindo, ustedes pueden ver que tiene una cáscara, el fruto adentro y la semilla dentro del fruto. Todos ellos están relacionados entre sí. El cuerpo es como la cáscara del fruto del tamarindo. La mente puede compararse con el fruto que está adentro, y el cuerpo causal, con la semilla dentro del fruto. La entidad humana es la combinación de estos tres. Y en esta entidad, hay cinco Koshas (envolturas): Annamaya Kosha (la envoltura del alimento), Pranamaya Kosha (la envoltura del aire vital), Manomaya Kosha (la envoltura mental), Vijñanamaya Kosha (la envoltura de la inteligencia) y Anandamaya Kosha (la envoltura de la bienaventuranza). El Annamaya Kosha tiene tres cualidades: el hambre, la sed y el sueño. El Pranamaya Kosha (la envoltura vital) también tiene tres cualidades: la inhalación, la exhalación y el movimiento. El Manomaya Kosha posee tres cualidades: Sankalpa (pensamiento), Vikalpa (ausencia de pensamiento) y Manana (introspección). El Vijñanamaya Kosha tiene tres cualidades: Medhashakti (inteligencia), Vivekashakti (poder de discernimiento) y Vijñanashakti (sabiduría). Las tres cualidades del Anandamayakosha son Priyam (afecto), Modam (deleite) y Pramodam (Deleite supremo o éxtasis). Todos aspiran a tener estas tres experiencias. Cuando una persona ve algo que le gusta, el sentimiento que experimenta es Priyananda. Cuando disfruta un objeto, una idea o la compañía de una persona querida, esa experiencia se llama Modam. La experiencia que uno tiene cuando se identifica a sí mismo con la idea de una persona o con un objeto que le gusta se llama Pramodam. Por ejemplo, uno se entera de que los mangos han llegado al mercado. Le da placer ver la fruta. Esto es Priyam. Luego compra los mangos y los lleva a su casa. La alegría de poseer la fruta es Modam. Después come los mangos con deleite. La dicha que obtiene al hacerlo es Pramodam. La alegría del devoto al sentir la Divinidad El devoto que siempre anhela tener una visión del Señor experimenta un tipo de alegría similar, a la que se ha llamado “Nityanandam Parama Sukhadam” (“en perpetua bienaventuranza y con felicidad Suprema”). O quizá desee ver la forma física de alguien por quien siente gran estima y afecto. En el instante en que ve a esta persona, experimenta alegría. Esto es Priyam. Se acerca a la persona y se alegra con su proximidad. Esto se llama Modam. Cuando juntos sienten alegría, se trata de Pramodam. Esta Ananda (alegría) puede experimentarse en tres niveles. Se recurre a muchos tipos de prácticas espirituales para realizar a Dios. Durante estos ejercicios, un día Dios aparece en un sueño, y el devoto se regocija. Cuando el Señor visto en el sueño aparece ante él, el devoto se siente aún más dichoso. Y cuando es capaz de moverse y jugar con el Señor, experimenta éxtasis. A esto se lo llama Brahmanandam o Yoganandam o Advaitanandam (la bienaventuranza de uno mismo con lo Divino). También se lo conoce como Paramanandam (Bienaventuranza Suprema). De todas las formas de dicha, ninguna supera la bienaventuranza que se experimenta en la unidad con lo Divino. Desarrollen el discernimiento Para alcanzar este estado de bienaventuranza, hay que empezar por contro Sin la conciencia mental, los órganos sensoriales no pueden funcionar en absoluto. De vez en cuando es posible que los sentidos tomen por mal camino. Si se golpea con un palo una vasija de bronce, esta comenzará a vibrar. Del mismo modo, cuando alguien los critica, las ondas sonoras excitarán sus ondas mentales y llegarán a cierto centro nervioso en el cerebro. Enseguida reaccionarán con ira. Ha quedado dispuesto el escenario para una pelea. En ese caso no controlan la mente. Del mismo modo, tal vez alguien se dirija a ustedes para elogiarlos. Entonces se olvidan de sí mismos y quedan inmersos en la alegría. Así pues, el poder de discernimiento puede perderse debido a la alegría excesiva o al pesar profundo. Cuando el poder de discernimiento es débil, la mente tiende a seguir rumbos equivocados. Por lo tanto, traten de descubrir el verdadero papel de la mente. Por debajo de la mente está el principio vital. Por encima de ella, se halla el Budhi (Inteligencia). El Budhi está vinculado al principio de Agni (fuego). El Prana (la fuerza vital) también está vinculado al principio del fuego. La mente está situada entre ambos. “Chandramaa Manaso Jatah”, dice el Veda (“La luna es la deidad que preside la mente”). La luna es considerada un planeta de agua. Atrapada entre los dos “fuegos”, por encima y por debajo, la mente es inestable. El Atma y los sentidos La mente es la corriente subyacente de todos los órganos sensoriales, y ustedes deben comprender cómo funciona. Supongamos que están dormidos y en sueños ven a sus padres y amigos. ¿Fueron sus ojos los que los vieron en el sueño? No. Durante el sueño, los ojos están cerrados. En ese estado, hablan con sus padres y amigos, pero la boca permanece en silencio. Sienten lo que sus padres y amigos están diciendo, pero no son sus oídos los que oyen. Lo que ustedes ven, oyen o dicen en el sueño son únicamente procesos de la mente. Por lo tanto, es obvio que los órganos sensoriales son sólo órganos subsidiarios y no instrumentos que actúan por sí mismos. No obstante, más allá de los sentidos, la mente y el Budhi (intelecto), está el Atma (el Espíritu Interior). Cada órgano sensorial tiene una única función que realizar y no puede cumplir otra. Los ojos pueden ver, pero no pueden oír. Los oídos pueden oír, pero no ven. Cada órgano sensorial está limitado a su función específica, pero el Atma abarca y trasciende a todos. Puede ver, oír, hablar y pensar; por eso se dice: “Budhi grahyam atindriyam” (“El Atma trasciende a todos los sentidos”). La medicina no puede curar el egoísmo Los órganos sensoriales están expuestos a distintos tipos de enfermedades. Por lo tanto, no sirven de indicadores confiables de la verdad. Por ejemplo, la lengua. Cuando un hombre tiene hambre, el laddu (hecho de azúcar) le sabe dulce. Sin embargo, cuando la persona sufre de malaria, a la lengua el mismo laddu le parecerá amargo. Así, en el caso de una enfermedad, la lengua no sirve como órgano del gusto. Del mismo modo, cuando uno está sano, los ojos ven cada color correctamente, rojo, verde o amarillo. Pero cuando un hombre tiene ictericia, los ojos ven todo amarillo. Aquí, una vez más, al sufrir una enfermedad, los ojos no sirven como indicadores confiables de la verdad. Todos los órganos del cuerpo están expuestos a contraer alguna enfermedad. Sin embargo, de todos los males que el hombre puede padecer, hay uno que no puede ser curado por la medicina: Ahamkara (el egoísmo). Este ego agrava la tendencia de los sentidos a conducir al hombre por mal camino. En este contexto, deben considerarse siete factores: 1) Deha (el cuerpo); 2) Karma (la acción); 3) Raga (el apego); 4) Dvesha (el odio); 5) Ahamkara (el egoísmo); 6) Aviveka (la falta de discernimiento) y 7) Ajñana (la ignorancia). Los siete influyen sobre la condición humana. La ignorancia socava el poder de discernimiento. Sin discernimiento se desarrolla Ahamkara (engreimiento). Ahamkara engendra a los mellizos del apego y el odio, que llevan a experimentar el Karma (las consecuencias de las propias acciones). Raga y Dvesha generan acciones de diversas clases. Estas acciones son, a su vez, la causa del nacimiento en un deha (cuerpo). De ello se desprende que la causa de Janma (el nacimiento humano) es el Karma (la acción). Cuando las acciones que realizan son buenas, ustedes obtienen un buen nacimiento. Éste es el resultado de sus acciones. La naturaleza del nacimiento determina los propios apegos y aversiones. Los apegos de una buena persona (de nacimiento) son hacia Dios y hacia un modo de vida sagrado. Esa persona anhela y adora a Dios, y le rinde culto. Seis formas de devoción Una buena persona desarrolla una de las seis formas de devoción: Santham (tranquilidad), Sakhyam (amistad), Dasyam (servicio), Vatsalyam (amor maternal), Anuragam (sentimiento amoroso) y Madhuram (devoción extática). Bhisma, Arjuna, Hanuman, las Gopikas, Yasoda y Radha son ejemplos de las diferentes formas de Bhakti. Bhisma manifestó devoción en la forma de Santha. Tendido en un lecho de flechas durante 56 días, esperando la llegada del momento auspicioso para abandonar el cuerpo, Bhisma dedicó sus pensamientos a Dios con serena dulzura y la mente en calma. Arjuna es el ejemplo de Sakhya bhakti. Toda su vida fue devoto de Krishna, disfrutando de ser su cuñado, pero siempre adorando a Krishna como su divino mentor. La devoción de Arjuna estaba basada en el parentesco. Por la misma razón, Krishna protegió a Arjuna como a un pariente. La devoción de Hanuman por Rama es un ejemplo de Dasya bhakti (el servicio como forma de devoción). El único pensamiento de Hanuman era servir a Rama siempre, estar cerca de Él y esperar Sus órdenes. En una ocasión Rama llamó a Hanuman y le preguntó: “¿De qué forma me amas?”. Hanuman respondió: “Con respecto a lo físico, te considero mi Señor y yo me considero Tu sirviente. Con respecto a la mente, Tú eres el objeto y yo soy sólo Tu imagen. Espiritualmente, Tú eres yo y yo soy Tú. Estoy experimentándote de estas formas. Mientras tenga conciencia corporal, Tú eres el Señor y yo soy Tu sirviente”. Esta es la actitud que prevalece en Dasya bhakti. Las Gopikas son un ejemplo de Anuraga bhakti (devoción amorosa). Cualquiera fuera la tarea que estuvieran realizando, sus pensamientos estaban centrados en Krishna y siempre lo anhelaban a Él. Cuando se lleva a cabo el trabajo de este modo, se transforma en adoración. Cada acción está dedicada a lo Divino y se realiza como ofrenda a lo Divino. Con esta actitud, las Gopikas estaban preparadas para enfrentar toda clase de pruebas y tribulaciones que provinieran de sus esposos y suegras. Ellas adoraban a Krishna sin ningún sentimiento de rencor o amargura hacia quienes las trataban con dureza. Krishna estaba firmemente arraigado en sus corazones. Esto se conoce como Anuraga bhakti, la forma de devoción en la que el devoto está inseparablemente unido al Señor en su corazón. Yasoda es un ejemplo de Vatsalya bhakti, amar al señor como una madre ama a su hijo. A pesar de los numerosos milagros realizados por Krishna y de haber presenciado manifestaciones de Su divinidad en diversas formas, Yasoda consideraba a Krishna su hijo y lo amaba con sentimientos maternales. Incluso cuando Krishna le mostró los catorce mundos dentro de Su boca, Yasoda pensó que era su propia imaginación y que Krishna era sólo un niño. Aun cuando Krishna estaba realizando maravillas en Mathura, Yasoda se preocupó por Él como cualquier madre lo haría y preguntó ansiosamente por su Gopala, cuando Uddhava llegó a Repalle. Al adorar a Krishna, los devotos se inclinan por diferentes nombres. Mirabai siempre lo aclamaba llamándolo “Giridhara Gopala”. Sakkubai le decía “¡Ranga! ¡Ranga!”. Yasoda prefería el nombre “Gopala”. Radha es un ejemplo de Madhura bhakti. Radha se identificaba completamente con Krishna. Su devoción por Krishna era la de una relación inseparable. La relación Radha-Krishna es la de Prakriti y Paramatma (de la Naturaleza y Dios). Control de los ojos y la lengua En el camino hacia la Divinidad, el hombre tiene que reducir progresivamente los deseos, que son la causa de todas sus dificultades. Es verdad que el hombre no puede existir sin deseos, pero estos deberían limitarse razonablemente. No puede haber felicidad sin control de los deseos. De los sentidos, los más importantes son la vista y el gusto, es decir, los ojos y la lengua. Debido a su excepcional importancia, el Señor les ha proporcionado los medios para restringir sus actividades. El Señor señala: “¡Hombre necio! Advierte que te he dado medios naturales para cerrar los ojos y la boca”. Si no quieren ver algo indeseable, pueden cerrar los ojos bajando los párpados. En cambio, los oídos y la nariz no tienen algo que los cierre. La boca posee labios que pueden sellar la lengua. Por lo tanto, hablen con medida y controlen la lengua. También tengan control sobre los ojos. Si controlan los ojos y la lengua, controlarán fácilmente los demás sentidos. Cuando los ojos vagan libremente, la lengua comienza a moverse sin límite. Cuando la lengua está dedicada a la charla interminable, los ojos quieren mirar todas las cosas concebibles. Cuando estos dos órganos se combinan sin ninguna restricción, la vida puede resultar desastrosa. Por lo tanto, dirijan los ojos únicamente hacia cosas buenas. Los estudiantes deberían comprender que sólo cuando tienen control de lo que ven, de lo que oyen y de lo que hablan pueden vivir vidas felices y llenas de sentido. Hablen con moderación y dulzura. No se dediquen a las charlas malas y vacías o a los chismes escandalosos. La triple pureza que agrada al Señor Hay tres cosas que agradan inmensamente al Señor: una lengua que nunca se entrega a la falsedad, un cuerpo que no está manchado por causar daño a otros y una mente libre de apego y odio. Las tres constituyen Trikarana Suddhi (la Triple Pureza). Absténganse de decir mentiras, para no causar dolor a otras personas y tener mala voluntad hacia ellos. Practiquen el silencio como una forma de evitar que la lengua se aleje de la verdad. Los antiguos sabios practicaban y predicaban el silencio con este propósito. Al usar los órganos sensoriales, debe darse la debida importancia a la moderación y a la pureza. Esto se aplica al alimento así como también a otras cosas que pueden entrar a través de los sentidos. La bienaventuranza se experimenta en el estado de ausencia de deseos La mente es la que tiene que ejercer control sobre los sentidos, que no pueden funcionar por sí mismos. La mente está presente en los tres estados de conciencia: la vigilia, el sueño y el sueño profundo. Sin embargo, está ausente en el estado Karana (causal), en el que sólo se experimenta lo Divino. Este es el estado de ausencia total de deseos. Sólo cuando los deseos cesan, la mente deja de funcionar. La verdadera bienaventuranza se experimenta en ese estado. En tanto la mente esté activa, no se puede escapar del pesar. En la medida en que puedan controlar la mente, podrán experimentar felicidad. Una forma de reducir los deseos es dedicarse a una actividad. La indolencia incita a la mente a entregarse a todo tipo de pensamientos. Si están absortos en la lectura, el canto, el juego u otra actividad, la mente no tendrá la alternativa de vagar de un lado a otro. Discurso pronunciado en Trayee Brindavan, el 13 de marzo de 1988. |