Discursos dados por Sai Baba
{SB 17} (31 discursos 1984)
17. 19/08/84 El viaje hacia Dios: las cuatro etapas
( Impreso en castellano en Mensajes de Sathya Sai, Tomo 17 cap. 17 )
El viaje hacia Dios: las cuatro etapas
19 de Agosto de 1984
No es fácil para la mente del hombre, inmersa en preocupaciones mundanas, el volverse hacia Dios. La meditación, la repetición de los nombres del Señor, los cantos devocionales en grupo (bhajans), la lectura de las escrituras y otras actividades similares están diseñadas para purificar la mente para que pueda concentrarse en Dios. Del mismo modo que un campo ha de ser apropiadamente arado y preparado para la siembra a fin de recibir una buena cosecha, el campo de nuestro corazón deben ser purificado y santificado por medio de buenas y sagradas acciones y prácticas espirituales si ha de dar el fruto de la sabiduría divina.
Hay cuatro etapas en el viaje espiritual hacia Dios. En la primera, la mitad del tiempo de la mente puede dedicarse a la persecución de las tres metas de la vida (purushârthas) – dharma (la rectitud), artha (los objetos legítimos) y kâma (los deseos legítimos) – para ganarse uno la vida y cumplir con sus deberes mundanos para con familia y parientes. Una cuarta debe ser usada en el estudio de las escrituras y la restante cuarta parte en la contemplación de Dios. Gradualmente procederá a la segunda etapa (la etapa intermedia) cuando sólo una cuarta parte del tiempo esté dedicada a asuntos mundanos, la mitad del tiempo sea usada en el estudio de las escrituras y la restante cuarta parte en la meditación en Dios. En la siguiente etapa superior, la mitad del tiempo de la mente deberá estar dedicada al estudio de las escrituras y la otra mitad a la meditación.
La devoción (bhakti) es el medio para transformar la mente hacia Dios
En la cuarta etapa, la del buscador de la liberación (mumukshu), la totalidad del tiempo de la mente debe estar dedicada a la realización en Dios. Esta es la etapa descrita en el Gita como “satatam yoginah” (el estar siempre inmerso en unión con Dios). Si persiguen su disciplina espiritual, regulando su vida diaria de esta manera, cumpliendo con sus deberes diarios, seguro que recibirán la gracia de Dios.
En el Bhagavad Gita, Krishna ha declarado que Él y el Gita son uno. Cuando estudien reverencialmente el Gita en su casa, deben considerarlo como a Krishna mismo instalado en su santuario. Donde Krishna y el Gita residen, ya no es una mera casa sino un templo. Él ha declarado que para aquellos que han instalado el Gita, el Ganges, el Gâyatri y a Govinda en sus corazones, la liberación (moksha) es cierta.
Si el cuerpo es considerado como un hogar, hay en él un amo (el esposo) y una esposa. El amo es una persona pura, sin mácula, sin vacilaciones. La esposa es veleidosa y llena de impurezas. Es difícil que los dos se entiendan armoniosamente. Uno de ellos debe ceder al otro. Obviamente, no es deseable que el puro e incorrupto esposo ceda a las maneras de la vacilante e impura esposa. Si la esposa acepta la influencia del esposo y sigue sus mandatos, el hogar estará lleno de paz y alegría. En el cuerpo, el amo de la casa es el Âtma, que es siempre puro y firme. La mente, que siempre está vacilando y es poco firme, es la esposa. Es cuando la mente es transformada y puesta bajo el control del alma (Âtma) que el cuerpo experimenta la bienaventuranza (ânanda)- El medio por el cual la mente es transformada es un intenso amor (bhakti) por Dios. La mente debe voltearse progresivamente hacia Dios hasta que se funda en Él.
El Mandir, Prashanti Nilayam, 19 agosto 1984
¡Cuando un hombre es bueno con ustedes, atribuyan esa bondad a la divinidad en él; cuando un hombre es malo con ustedes, sean felices por haberle dado alguna satisfacción, al ser la meta de su atención! ¡Si él le hace daño al cuerpo, los sabios quedan inafectados, porque saben que no son el cuerpo! ¡Si tratan de dañar al alma, los sabios saben que esto es imposible, pues el alma está siempre en bienaventuranza! Por medio de la práctica espiricual, vuélvanse este tipo de sabio, inafectado por el placer y el dolor, la pérdida y la ganancia, la victoria o la derrota.
Shri Sathya Sai