Discursos dados por Sai Baba
{SB 15} (42 de 59 discursos 1981 a 82)
26. 07/10/81 Terminen el juego
( Impreso en castellano en Mensajes de Sathya Sai, Tomo 11 cap. 30 )
Terminen el juego
7 de Octubre de 1981
Sin la flor la planta no da fruto,
sin la fruta no puede haber maduración,
sin un karma intenso, no puede surgir la devoción,
sin la devoción, ¿cómo encontrar conocimiento?
Somaka, el maligno, desdeñó y suprimió los Vedas,
pero, ¿obtuvo felicidad con ello?
El monstruo de diez cabezas codició y raptó
a la esposa de otro; pero, ¿obtuvo alguna ganancia?
Los ambiciosos Kauravas, rehusaron darles tierra a sus
parientes más cercanos; pero, ¿conservaron su botín?
El terrible Kamsa mató a todos los niños recién nacidos;
pero, ¿escapó de la muerte?
Los hombres malignos, aún ahora, tendrán esta suerte:
Tomen esta palabra de Sai como la palabra de la verdad.
El Universo visible es la sustancia de nuestro cuerpo, la subsistencia de nuestra mente y la fuente de nuestro progreso. El Universo siempre cambiante contiene el inmutable Principio Absoluto. Ambos son aspectos del Brahmán siempre pleno. El individuo es el devenir de ese Ser. La conciencia individual es la proyección de la misma Conciencia Universal y ambas son completas en sí mismas. Aún después de que el cuerpo muere y se desintegra, la conciencia individual continúa intacta; completa del todo. Los Vedas declaran: «Eso es pleno, aquello es pleno. Cuando lo pleno ha proyectado lo pleno, la plenitud sigue plena».
La Upanishad Isavasya describe esta verdad en forma clara y detallada. Establece que este cosmos es el lugar donde mora Dios. Ésta es una Upanishad corta, tiene sólo dieciocho versos, pero es un número sagrado. Es el número que simboliza el éxito. El Gita tiene dieciocho capítulos, el Mahabharata tiene dieciocho secciones, los Puranas son dieciocho.
La Upanishad revela otro rasgo especial de la verdad del Universo. ¡El Universo visible tiene una base invisible! Tiene una causa material y una causa eficiente. Sin embargo, el hombre sólo presta atención a la causa eficiente y no a la material. Esta copa tiene a la plata como causa material, la copa es la causa eficiente. Se ve la copa, pero no se reconoce la plata. El cosmos se ve, pero no se reconoce a Dios. Dios es la causa material, Él está en y a través de todo el cosmos, al igual que la plata está en y a través de toda la copa.
La lsavasya es la más importante de las Upanishads. Es la esencia de las escrituras védicas, las contiene a todas en pocas palabras. No hay texto tan sagrado y tan valioso como éste. Demuestra al cosmos como divino y al Alma como inmanente en todo. Enseña que el Alma no es afectada, está por sobre todo lo demás. «Adentro y afuera, en todas partes penetra Narayana».
Los cinco elementos moran en Narayana, o Dios. No puede haber semilla sin cáscara o corteza. La cáscara es el cosmos; la semilla es Dios. Ambos están interrelacionados y permanecen unidos. Debe uno tratar de comprender este hecho por medio de una constante indagación y sabiduría. El ignorante le atribuye valor a la cáscara y el sabio investiga sobre el Alma, la semilla. El ignorante cree que el Universo es todo lo que existe, y se degrada a un nivel aún más bajo que el animal. Los animales sólo hacen daño a otros animales, pero el ignorante se causa daño a sí mismo.
La Upanishad dirige al hombre hacia el progreso mediante cuatro tipos de sadhana: 1) los que necesariamente tienen que hacerse, 2) los que deben realizarse experimentalmente, 3) los que se observan mientras se hacen votos; 4) los que se realizan por la experiencia que confieren. Todos son transmitidos mediante mantras; pero no se los debe confundir con fórmulas monosilábicas, pentasilábicas o multisilábicas. Mantra es una fórmula para invocar la Presencia todopoderosa que lo penetra todo.
¡Encarnaciones del Amor!: Aprenden esta Upanishad, así como las otras, y la repiten una y otra vez, recitan los mil nombres sagrados de Vishnú y de Lalitha, estudian muchos libros sagrados. El tiempo que pasan en estas actividades es sagrado; sin embargo, esto no los ayudará a transformar el trabajo que realizan ni lo hará más válido y aceptable a Dios. ¿Ponen en práctica por lo menos un punto de lo que leen o recitan? Es verdad que la leche contiene mantequilla, el ajonjolí contiene aceite, la caña, azúcar. Para beneficiarse de este conocimiento no es suficiente leer acerca de él o recitarlo. Con tener la leche en la mano no se puede obtener mantequilla; llenar la lámpara con aceite no hace que se encienda la mecha; sacudir la caña no hace que resulte una lluvia de azúcar. Si tienen montones de dulces en un plato y recitan ciento ocho veces «Montón de dulces, montón de dulces», ¿puede su lengua deleitarse o su estómago recibir lo que describen? El poeta pregunta:
¿Puede el hombre hambriento ser satisfecho cuando alabamos el menú para que lo oiga? ¿Se puede aliviar la angustia del pobre cuando se glorifica ante él la riqueza? ¿Puede terminar el sufrimiento del enfermo cuando a su oído cantamos a las medicinas?
Los discursos y las canciones no son suficientes para curar la horrible enfermedad de nacer y morir. Dios tiene que ser implantado firmemente en la mente, el Dios omnipresente tiene que ser entronizado en el corazón, Dios tiene que fluir en la sangre que corre por las venas, Dios tiene que ser visto a través del ojo interno.
No puede haber un «esto» sin un «aquello», no puede haber creación sin creador. Ustedes intentan poseer la creación sin fe en el Creador, ni siquiera tienen conciencia del Creador. El cuerpo posee la cabeza y los pies, y aunque, con todos sus miembros, forman una unidad orgánica, a los pies se los desprecia por estar abajo y a la cabeza se le honra por estar arriba. Sin embargo, cuando invitamos a una persona a nuestro hogar, no podemos darle la bienvenida a la cabeza y descartar los pies. De igual manera, «El Universo está permeado por Dios»; no podemos aceptar uno y descartar el otro.
El hombre sólo puede adquirir sabiduría en y a través de los retos que el mundo le ofrece y de las oportunidades que le da para tomar conciencia. Una vez que se alcanza sabiduría se puede dejar el mundo, uno no necesita involucrarse con él. Es como el periódico de todos los días: una vez que se ha leído, sólo un demente comenzaría a leerlo de nuevo. El periódico de hoy es la basura de mañana. Cuando se ha experimentado el mundo, sería un signo de locura desear experimentarlo nuevamente. El hombre gusta de comer lo mismo día tras día, de lavarse la cara cada mañana y de escuchar la misma historia cada vez; no avanza hacia la dicha que le espera.
Utilicen al mundo como un medio para un fin; no deseen permanecer en él; sólo es una posada en la que pueden descansar en su peregrinaje hacia la Fuente. Es un puente ancho, fuertemente construido; pero aún así, ¿puede algún peregrino construir sobre él una casa? El cosmos está cambiando constantemente. Los minutos que han pasado no se pueden recuperar ni con un billón de rupias; el pasado ya no es nuestro, el presente se nos va de las manos, el futuro es incierto. Llegan desnudos al mundo y salen de él sin poder informar a quienes les sobreviven la dirección donde se podrán reencontrar. A pesar de ello, el apego crece y desarrollan ataduras. Esto es un gran engaño.
¿Cómo definir y describir a la Divinidad Omnipresente? Existe una historia nepalí que dice: «A una persona se le preguntó: «¿Quién es tu padre?» Contestó: «Mi padre es fulano de tal».
«Pero, ¿cómo puedes aseverar eso? ¿Con qué autoridad declaras que es tu padre?», persistió el que preguntaba. «Con la autoridad de mi madre. Sus palabras son la verdad para mí»». De igual manera, a la pregunta «¿Quién es el Padre en el Cielo?», el hombre contesta: «Dios». «¿En qué se basa para decir eso?» El hombre contesta: «En la autoridad de la Madre Veda, las Escrituras, las Upanishads, que contienen las verdades genuinas y
que estos profetas concluyeron de sus sacrificios ascéticos, que descubrieron en las profundidades de sus corazones purificados y que ganaron para el bienestar de toda la humanidad». Pero, desafortunadamente, los Vedas han sido acribillados con comentarios que intentan exhibir predilecciones personales. Cada erudito los interpreta según lo dicta su fantasía; así, la fe en la Divinidad ha decaído, cediendo su lugar al ateísmo. La Divinidad es el Omnipresente Uno. Es lo más minúsculo de lo minúsculo, es lo vasto de la vastedad. El Alma que no nace, que no muere, que no se puede matar, es el Testigo universal eterno, Brahman mismo.
Ésta es la verdad que los sabios visualizaron. ¿Cómo puede alguien describir la dulzura del azúcar? Sólo la experiencia propia puede probarla. Es una tontería dudar o negar la experiencia de otro. Tal comportamiento sólo puede provocar fricción y temor. Muchos se alzan y argumentan que no hay Dios, y como los demás no contestan mordazmente: «¿Qué derecho tiene de insistir en que no debo creer en Dios? Dios puede no existir para usted; pero yo lo experimento y existe para mí», siguen con su parloteo.
La vida es imposible sin la respiración; también es imposible sin fe. Ustedes vinieron aquí con la fe de que podrán regresar a casa. Si esa fe estuviera ausente, no habrían venido. Algunos declaran: «Primero la experiencia, después la fe». Esto es similar a: «Primero hay que nadar, después tendrán el agua». Tengan la suficiente fe para practicar el consejo, aprendan a respetar las directivas; entonces adquirirán la experiencia. ¿Cómo puede llenarse el estómago sin comer? Hagan el esfuerzo. Sumérjanse en la acción; no vacilen ni duden. Acción, ésa es la tarea divina. Ésa es la razón por la que la primera sección de los Vedas es el Karma Kanda, «el nivel de la acción».
La Upanishad lsavasya ordena al aspirante espiritual cultivar la visión interna de manera que pueda experimentar a Dios, Ishwara, la trama y urdimbre del Universo. Él es el oro del que surgen las diferentes joyas. Lo que quiero enfatizar es que deben reflexionar en estas verdades que subyacen tras la creación, y efectuar una transformación, no importa cuán pequeña sea, en sus hábitos, actitudes y acciones para que puedan realizar la meta de la vida. Los animales buscan ruchi (las cosas apetitosas); el hombre debe anhelar abhirucfii (la realización). Cultiven ese anhelo, y cuando alcancen esa meta, terminen el juego. Ésta es mi bendición para hoy.
Auditorio Purnachandra
7 X 81