Discursos dados por Sai Baba
{SB 15} (42 de 59 discursos 1981 a 82)
02. 01/11/81 Vidyartis y vishayartis
( Impreso en castellano en Mensajes de Sathya Sai, Tomo 11 cap. 15 )
Vidyartis y vishayartis
1 de Noviembre de 1981
SIN CREADOR NINGÚN objeto de este mundo puede existir. Esto es un altoparlante; tiene el poder de transmitir el sonido. Alguien debió inventarlo. ¿Quién sería? Sólo alguien que tenía el conocimiento y la habilidad para producir tal aparato. Ustedes no conocen a esta persona, pero ese inventor debe vivir en algún lugar; la persona que creó sus relojes tal vez viva en Alemania, Suiza o Japón. Ustedes no la pueden ver, pero sin ella el reloj no podría existir. De todo lo que el hombre disfruta en su vida diaria, hay un creador; sin embargo, también vemos objetos que están más allá de la capacidad creadora del humano. Las estrellas que titilan en el cielo demuestran su existencia, la gloria del sol y la luna que iluminan al mundo; también es visible para nosotros. Éstas no son creaciones del hombre. ¿Han existido por sí mismas o hay alguien que no es visible para nosotros? ¿Qué tipo de persona fue la que creó estos grandes objetos? ¿Puede una persona común crear las estrellas, el sol y la luna? El Poder Supremo que tiene la capacidad de crear tales maravillas ha sido descrito por los Vedas como Aprameya». Aprameya significa «aquél que está más allá de pruebas y limitaciones». El no puede describirse con palabras; el objetivo primordial del hombre debe ser buscar la comprensión de este poder infinito.
La vida del ser humano sería inútil si no hiciera ningún esfuerzo por descubrir la naturaleza del Creador. Para reconocer al Creador se deben seguir ciertos procesos. Hay tres tipos de evidencias para determinar la existencia de una cosa: la primera es la percepción directa, la segunda es la inferencia, la tercera es la autoridad de la palabra de aquéllos que conocen.
Nosotros consideramos, en general, a la percepción directa como el más importante criterio. Somos capaces de ver nuestro cuerpo, y saber cuántas manos tenernos, cuántas piernas, ojos, etcétera. Esto no es todo. Nosotros hervimos leche y le agregamos un poco de yogur en la noche y a la mañana siguiente encontramos que la leche se ha convertido en yogur. Nuestra acción produjo esta transformación, la cual es suficiente para demostrar cómo ha ocurrido el cambio de leche a yogur. Sin embargo, nuestra mente no es visible, no podemos comprender lo que se quiere expresar con «Alma»; creemos en la existencia del Alma (chispa divina) basándonos en las afirmaciones hechas por los grandes sabios que han tenido la experiencia y transmitido la enseñanza.
La inferencia es otro proceso. Vemos humo en la cima de una colina distante. Inferimos que debe haber un incendio en la cima; aunque vemos sólo humo, inferimos que hay fuego. Inferimos la existencia de lo «invisible» por la presencia de lo que es «visible».
Tomemos otro ejemplo: si una persona que ha ido a Kasi nos describe algún sitio, los que ya han estado allí pueden reafirmar la descripción del visitante, pero los que no han ido a ese lugar sólo pueden captar la descripción verbal, pues no han tenido la percepción directa.
Pero estos procesos para determinar la existencia de una cosa sólo son aplicables al universo externo. Para determinar el Principio Divino debemos depender únicamente de la autoridad de los Vedas (escrituras sagradas). Cuando la Divinidad se describe como sin atributos, sempiterna, pura, libre y autorrefulgente, esta descripción no hará a Brahmán visible ante nosotros; sólo cuando el estado de Brahmán sea realizado por nosotros, su existencia será válida.
Todas las cosas en el Universo tienen tres características que se derivan de la Divinidad. Éstas son: asthi, bhati y priyam. Estas cualidades también están representadas de otra manera por los términos Sat, Chit y Ananda: Ser, Conciencia, Bienaventuranza. La existencia de un objeto se deriva de as thi. Lo que es se conoce como bhati, esto es, como aparece ante nuestros ojos. El que sea un objeto útil y provechoso se deriva de la cualidad de priyam. Mientras estas tres son cualidades fundamentales, las formas y los nombres pueden cambiar. Por ejemplo, un plato de plata puede ser transformado en cualquier otro artículo. La plata es lo fundamental y el valor del artículo depende, no de la forma y el nombre sino de la plata que contenga. El hombre puede modificar las formas y los nombres de los objetos, pero no crear los materiales básicos con los cuales se producen. Igualmente, los científicos usan los materiales que les provee la naturaleza y, por conversión, les dan variados usos; pero la materia prima no es creada por ellos. El hombre debe buscar lo que no cambia. ¿Cuál es, exactamente, la causa subyacente de todos los conflictos y confusiones que afectan al mundo hoy en día? Las instituciones que imparten conocimientos han tenido éxito en proveer al hombre con fantásticas habilidades. En el campo de la ingeniería atómica, o las exploraciones y conquistas espaciales, el hombre ha logrado pasmosas hazañas, pero en la vida cotidiana, éstas no han dado como resultado la paz, felicidad y armonía. Las castas y razas se confrontan entre sí, llenas de odio, aun los estudiantes y los jóvenes han adoptado esta peligrosa actitud; la situación cada día es más incontrolable.
El número de estudiantes en las escuelas y colegios se está elevando hasta el cielo. La educación formal, que fue por mucho tiempo privilegio de unos cuantos académicos y de los hijos de los ricos, ahora está disponible para todos. Nos regocijamos cuando las escuelas y colegios crecen y crecen más y más, en cada país del mundo, sin darnos cuenta de que está empeorando la enfermedad de la comunidad. La inquietud, el temor y la ansiedad imperan cada vez más debido a la deficiente educación. La educación puede otorgar paz y prosperidad sólo cuando, aunada a las habilidades técnicas e información objetiva, inculque a los estudiantes moralidad, rectitud y conocimiento espiritual. Hoy en día los procesos educativos están desligados de estos valores; incluso van en contra de ellos; no fomentan la vida dhármica (recta) ni la moral.
En consecuencia, el resultado de estos procesos, carentes de valores, gradualmente se filtra en las profesiones y cargos de importancia en la administración de las naciones, y con el tiempo llega hasta niveles más altos. El mundo ha llegado al borde del colapso debido a esto.
Bharat brilló entre las naciones como la tierra dé la tolerancia, el autocontrol y el servicio; ahora se está convirtiendo rápidamente en una tierra que busca el placer. Cada persona desea descansar en cómodos sillones y en oficinas equipadas con aire acondicionado. ¿Puede esto llamarse placer? ¿Puede ser éste el ideal de una persona educada? No; esto sólo ocasionará enfermedad física y mental.
¿Cómo puede un estudiante considerar que ha obtenido el éxito si, al graduarse toca a la puerta de toda oficina mostrando su diploma para clamar como un mendigo y pedir trabajo? La educación le ha conferido este desafortunado papel. ¿Puede él afirmar que ha cumplido con su deber? No. Las personas educadas deben servir a la gente mediante el trabajo. La educación debe inspirar a la juventud a brindar servicio, a sacrificarse y a ayudar. No debe llevar a los jóvenes a amasar dinero como una meta ni a viajar más y más lejos para ganar más y más, porque la acumulación de dinero trae arrogancia, y ésta provoca otros vicios.
La educación moderna está creando un mal deplorable en las naciones. Originalmente, los británicos implantaron en la India un sistema educativo, principalmente para preparar a los hombres en trabajos administrativos. Ahora, la educación se ha extendido y tenemos que crear más empleos y mejor retribuidos. Por lo tanto, el gobierno tiene que incrementar los salarios y afrontar mayores demandas de los empleados públicos; surgen huelgas por aumento de salarios, y cuando éstos se incrementan, los impuestos también aumentan ocasionando e
l incremento en los precios y el lógico descontento del consumidor. Los precios pueden bajar sólo si la gente limita sus deseos y reduce la demanda de mercancías.
Mucha gente se siente orgullosa del aumento de la educación en el país. Pero, ¿existe alguna razón para sentirse contento con tal situación? El crecimiento de una educación deficiente es tan indeseable como una enfermedad física. Obtener títulos o diplomas a un gran costo, y despreciar a los padres que no tienen educación, no es una actitud de una persona educada. La humildad es la virtud de una verdadera educación; la arrogancia, la envidia y la ostentación no deben tener cabida en una persona verdaderamente educada.
Los hombres anhelan paz y felicidad pero su conducta sólo les puede ocasionar desdicha y aflicción. Después de nacer como seres humanos, eviten caer al nivel de las bestias. Todos ustedes son, esencialmente, chispas de la Divinidad; sin embargo, como chispas provenientes de un fuego que después de un tiempo se tornará en cenizas, están olvidando su origen divino. En el transcurso de su educación con propósitos mundanos, también deben buscar la disciplina espiritual que los conduzca a la Divinidad; considérense afortunados de estudiar en esta institución en la cual reina una atmósfera espiritual. Si se adhieren a los ideales de Sai y practican aunque sea una pequeña parte de sus enseñanzas, estarán conformando el verdadero propósito de la educación y el auténtico objetivo de la vida humana. La educación sin conducta recta carece de valor, ustedes deben practicar lo que han aprendido, no sólo para ganarse la vida, sino para servir a la sociedad; sólo entonces sus títulos académicos tendrán algún valor. En cualquier trabajo que emprendan, en cualquier lugar en que se encuentren trabajando, deben continuar practicando la disciplina espiritual y anhelando la realización del Ser. Sin una base espiritual, la educación es vana. Es mi deseo que ustedes lleven vidas ejemplares, den felicidad a sus padres, sirvan a la sociedad, y a la vez otorguen prestigio al colegio en el cual han estudiado durante muchos años.
Brindavan
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