Discursos dados por Sai Baba
{SB 14} (47 de 60 discursos 1978 a 80)
07. 25/07/78 Enseñar es sadhana
( Impreso en castellano en Mensajes de Sathya Sai, Tomo 10 cap. 30 ) Enseñar es sadhana 25 de Julio de 1978 EN ESTOS DíAS, la India está avanzando rápidamente en la ciencia y la tecnología. No es de extrañarse que haya muchas personas que tienen una fe excesiva en las conclusiones de las ciencias físicas y que ridiculicen la ciencia del espíritu. A la pregunta «¿Quién es usted?», estas personas concentradas en la ciencia responderían diciendo: «Soy un cuerpo que contiene aproximadamente 45 litros de agua, cinco litros de cal, plomo suficiente para hacer nueve mil lápices, suficiente fósforo para once mil cerillas y la cantidad de hierro que hay en un clavo de cinco centímetros de longitud». Verían que todo esto solamente cuesta unas cien rupias, pero en realidad, aunque gastaran diez millones de rupias no podrían hacer un cuerpo humano, porque, como lo dirían los espiritualistas, el cuerpo humano ha nacido de la voluntad divina, tiene vida debido al poder divino y puede actuar como resultado de la gracia divina. El hombre debe darse cuenta de la inmensidad del juego de la voluntad divina que se manifiesta en una variedad tan abundante. Pero ¿qué dice la ciencia de esta voluntad? Sólo declara que nosotros no debemos creer en las cosas que no vemos. La voluntad divina está más allá de nuestro poder visual y, por lo tanto, no se puede testificar que es real. Esta actitud no es correcta. Vean este pañuelo que dejo caer sobre mi mano. Cae al suelo en vez de subir en el aire. Atribuimos esto a la atracción de la gravedad, aunque no podemos ver esta atracción. Ahora el hombre se ha vuelto aficionado a acumular información estudiando libros. Le gusta entregarse a la argumentación y a la explicación, puede analizar la materia y hablar bastante sobre ella, pero en el campo del espíritu, el estudio, la experimentación y el análisis no lo lleva muy lejos. Lo que se requiere es la experiencia interna que resulta de la verdadera práctica. Cuando tenemos ante nosotros un plato lleno de comida, ¿de qué sirve recitar simplemente el nombre de los diferentes ingredientes? Lo que se necesita para disfrutar de su sabor es comerla. Así también, para conocer a la Divinidad hay que usar el instrumento de la mente, siendo la mente el instrumento que ata o libera. Pero cuando usemos el instrumento que se llama mente, debemos conocer todo acerca de ella. La ciencia podría comprobar que la naturaleza de la mente depende de la comida que consumimos. Excretamos la parte más burda de la comida, pero la más sutil es usada por nuestro sistema para alimentar la inteligencia y la parte aún más sutil se convierte en la mente. En el lenguaje vedántico podemos ilustrar esto mediante un ejemplo: «¿Qué tengo en mi mano? Un pedazo de tela. ¿Qué contiene la tela? Hilo. ¿De dónde vino el hilo? Del algodón. Primero algodón, después hilo, y finalmente tela; los nombres y las formas son diferentes, pero el material básico es el mismo. Sin el material básico del algodón y el hilo, no podemos tener tela. De igual manera, sin comida no podemos tener la mente para discernir, para tener preferencias y juzgar lo que se puede y lo que no se puede hacer. Cuando quitamos cada uno de los hilos, la tela desaparece. De igual manera, cuando no hay permisos y prohibiciones, la mente no puede existir, porque ésta es sólo un fardo de deseos, no es ninguna entidad real, no tiene ningún poder en sí misma». Tomemos otro ejemplo. Cualquiera que sea la dirección en la que se enfoca una cámara, cuando se expone la película, la foto será de las cosas sobre las cuales fue enfocada la cámara. Todo depende de la dirección de la lente. De igual manera, la mente refleja la naturaleza de los objetos que nos atraen. Cuando alguien nos censura nos volvemos una furia y nos comportamos agresivamente. Cuando alguien nos elogia saltamos de gusto y pensamos bien de la persona que lo hizo. En ambos casos, la causa es nuestra perturbación mental. Debemos comprender los secretos de la mente y las formas en las cuales juega con nosotros. Debemos aprender a ser imperturbables y firmes, ya sea que nos elogien o nos censuren. Otro pequeño ejemplo. Cuando la mente se vuelve hacia Dios o hacia la bondad, se vuelve humana. Si se vuelve hacia malos pensamientos y a un egoísmo perverso, se vuelve demoníaca. Cuando le damos vuelta ala llave hacia la derecha, abre la cerradura; cuando le damos vuelta hacia la izquierda, la cierra. La misma llave hace dos operaciones opuestas, de acuerdo con la dirección hacia la cual la giramos. Si se vuelve la mente hacia los buenos pensamientos, establece el desapego. Si se la ¿lirige hacia pensamientos de «yo» y «mío», causa apego. El apego significa esclavitud; el desapego, liberación. En telugu tenemos cincuenta letras, y cada una tiene su forma, nombre y sonido especial. Se debe aprender la pronunciación de cada letra de las personas que la conocen. De igual manera, podemos tener una cantidad de flores y un pedazo de hilo, pero alguien tiene que unirlas para formar una guirnalda. Podemos tener una lámpara con aceite y una mecha, pero ella no se enciende por sí misma; debe haber alguien que la encienda para nosotros. Podemos tener abundancia de gemas y todo el oro que se necesite, pero sin el joyero no pueden ser convertidos en una joya. Así también, el hombre tiene en su cuerpo huesos, músculos, sangre, cerebro, etcétera, pero debe haber algún poder que haga que todo trabaje en armonía. Eso sólo lo puede hacer Dios. Los sabios y los profetas que han investigado la naturaleza de Dios desde épocas remotas hasta la actualidad, han descubierto que sólo hay un Dios y que ese único y solo Dios es conocido por varios nombres y formas. «Ekam Sath, vipra bahudha Vadanthi» («Sólo Uno existe; el mismo es conocido y descrito de muchas maneras por los sabios»), dicen los Vedas. ¿Cómo puede el Uno tener muchos nombres y formas? Bueno, ¿acaso no preparamos dulces con varios nombres y formas, pero todos contienen azúcar y debido a eso tienen un sabor dulce? Cuando se cree firmemente en este hecho del Uno que sostiene a todos los nombres y las formas, no hay más cabida para el engaño. Uno necesita preparación para reconocer esta unidad, pero para ser engañado por la diversidad no es necesaria ninguna. No se requiere de ningún esfuerzo de nuestra parte para que la hierba crezca frondosa, pero si se van a cosechar granos, el campo debe ser arado, desyerbado, irrigado y cercado. Así también, para obtener la cosecha de la virtud, se requiere de un sadhana intenso, aunque no es necesario ese esfuerzo para adquirir vicios. El hombre tiene que luchar con energía para alcanzar las etapas más elevadas del desarrollo espiritual. Tiene que vencer muchos obstáculos y enfrentar muchas dificultades y desilusiones. Sólo el hombre se puede elevar a las etapas superiores de la evolución espiritual mediante el esfuerzo. Ningún otro animal lo puede hacer. Los domadores de animales de los circos pueden entrenar a un tigre para que haga varios trucos y enseñarle varias habilidades, pero no pueden cambiar su naturaleza. No pueden hacer que el tigre viva de pasto y privarlo por completo de la carne. Pero el hombre es diferente; su naturaleza puede cambiar a través de su propio esfuerzo disciplinado. Mediante su voluntad, puede controlar sus malos pensamientos y las malas ideas que surgen en su mente. Es por eso que el nacimiento como ser humano es considerado un don extraordinario. El hombre es en verdad el más elevado de los seres vivos. Los Vedas proclaman cuatro grandes verdades acerca del hombre: «Tú eres Eso»: «Tat tuam as¡». «La sabiduría más alta eres tú»: ‘Prejnanam 8rahman». «Este tú es Brahman»: Ayam Atma Brahman». «Yo soy Brahman»: Aham Brahmasmi». ¿Cómo vamos a probar la exactitud de la afirmación «Tú eres Eso»? Supongamos que hay una gran piedra sobre una colina. Un escultor la encuentra y de ella saca una bella ¿Cuál es el lugar de la mente con respecto a las otras facultades del hombre? Consideren que nuestro cuerpo es un automóvil diseñado por Dios con cuatro ruedas: deber, riqueza, deseo y liberación (dharma, arta, kamay moksha, las metas de la vida). El carro tiene dos luces que son los ojos. Tiene una bocina fuerte, la boca. Está equipado con un volante, la mente, y un interruptor, el intelecto. Las ruedas que se ven afuera, son dirigidas por el volante que está adentro. El carro viaja en la sociedad a lo largo de la carretera de la vida. Las llantas tienen que estar adecuadamente infladas con el aire de la fe. Periódicamente tenemos que verificar la fe. Si hay más en una rueda y menos en otra, significa peligro. Debe haber un equilibrio entre las cuatro metas en la vida del hombre. Tenemos que cultivar algunas cualidades y destruir otras. Debemos hacer esto con el propósito de volvernos aptos para el servicio. Nacemos en este mundo para llevar a cabo servicio. En este contexto, intento darles algunos consejos. Pero enseñar es principalmente un acto de servicio junto con el cual tienen que practicar un poco de renunciación. Cuando regresen a las escuelas que están a su cargo, tendrán que esforzarse más de lo que han hecho hasta ahora, y por eso sentirán que deben recibir un pago mayor. No tiene nada de malo eso. Pero déjenme decirles que, ya sea que lo pidan o no y se lo den o no, deben emprender esta tarea con un espíritu de servicio. Sólo un servidor puede crecer para convertirse en un líder; sirvan y de esa manera gánense la posición de líder. Sólo un buen sirviente puede llegar a ser un gran amo. Durante nuestras vidas tenemos que aceptar la ayuda de muchos miles de personas. Tenemos que pagar esta deuda ayudando por lo menos a tantas personas como podamos. Ustedes pueden ser felices en cualquier grupo o comunidad si poseen un genuino interés y buena disposición para servir a los demás. Obtengan bienaventuranza a través del servicio llevado a cabo sin ningún deseo de obtener de él alguna ganancia. Cuando tengan la oportunidad de ayudar a alguien, alégrense de su buena fortuna. El deseo mismo de servir a los demás les dará el poder y la habilidad necesarios para el servicio requerido. Hoy día, consideramos despectivo «servir». Ridiculizamos a aquéllos que quieren servir a los demás, pero en el servicio hay un gran valor. El servicio nos ayuda a desarraigar el egoísmo que nos agobia, un mal que trae consigo la ruina. Todos conocemos el destino final de los aparentemente elevados y poderosos como Hiranyaksha, Hiranyakasipu, Ravana y Kumbhakarna. Estas personas habían pasado por severas disciplinas ascéticas de las cuales habían obtenido muchas habilidades y poderes, pero fueron arruinadas por sus egos. El mal del ego trae la caída del hombre. Cuando no hay egoísmo, el Alma brilla en su esplendor natural. El Alma es bienaventuranza, es belleza y sabiduría, pero permitimos que sea empañada por el ego. Entréguense al servicio humilde, y el egoísmo desaparecerá. Nuestra vida es como un campo de futbol y cada uno de nosotros es la pelota. Nuestras buenas cualidades como la verdad, la rectitud, la paz, el amor, están de un lado, mientras el apego, el orgullo, el odio, están en el otro; ambos equipos patean la pelota y tratan de meter un gol. La pobre pelota debe sufrir estos golpes mientras esté inflada con el aire del egoísmo, pero una vez que se ha salido el aire, las patadas también cesan. Debemos investigar qué es lo que se quiere decir con «yo». Cuando les pido su nombre, ustedes dicen: Ramana, Lakshmaya, Krishnamurti, Venkanna, etcétera. Cuando se les pregunta quién es este Ramana o Lakshmaya, alzan la mano y dicen: «Yo, yo». Pregunto a un número de personas y uso varios nombres, pero la respuesta de todos es «yo». ¿De dónde viene este «yo»? Se encuentra en todos. ¿Tiene una forma este «yo»? ¿Es este cuerpo o mente o intelecto o conciencia? No es ninguno de éstos. El «yo» no es este cuerpo. Cuando digo: mi pañuelo, la implicación es que soy diferente del pañuelo. Digo mi mesa o mi silla, porque no soy la mesa ni la silla. Ahora, si el «yo» está en todos, debe ser lo mismo en todos. Es el Uno entre los muchos. 1+1+1+1=4; pero yo más yo más yo más yo sólo es igual a «yo», porque el «yo» es el mismo en todos. Reconocer esto es realmente conocer la verdadera identidad de uno, conocer el Uno, el Alma. Sin este conocimiento, la vida es un desperdicio. Mis queridos estudiantes y maestros: Ustedes pueden haber comprendido un poco de mi verdad o quizá no, pero si captan la verdad de lo que digo, estarán libres de la ansiedad y el temor. Me crean o no, no importa. Tengo que revelarles a ustedes la verdad. Los castillos y las torres que ven en los sueños se disuelven en la nada cuando abren sus ojos. Ahora les estoy hablando y todos ustedes me están escuchando, me miran con sus ojos. Sienten que todo esto es verdad. Ciertas cosas les están sucediendo, y les parece que son reales y que no es ningún sueño. Después van al comedor, toman su cena y se van a la cama. Entonces tienen un sueño en el que están hablando con alguien en su pueblo. Mientras sueñan, todo parece muy real, pero cuando se despiertan resulta que es irreal y ahora lo que parece ser real es el estado de vigilia. Pero ambos son sueño; uno, un sueño nocturno y el otro, uno diurno. Durante ambos sueños ustedes están presentes y ustedes experimentan ambos, así que solamente ustedes son reales; el resto es una mezcla de verdad y falsedad. Comprendan esto y mantengan un equilibrio entre el placer y el dolor, la alegría y el pesar. Pueden pensar que Swami mantiene una mente equilibrada porque, a diferencia de ustedes, no tiene ninguna responsabilidad, pero recuerden: la enseñanza en esta universidad y las varias otras clases de trabajo, están efectuándose en una forma ideal sólo porque yo estoy dirigiendo el espectáculo. Ustedes creen que Sai Baba está durmiendo cómodamente en el mandir. ¿Saben dónde encuentro yo la felicidad? Soy feliz cuando estoy con ustedes. Ésa es la razón por la que declaro: «Mi vida es mi mensaje». Constantemente estoy dedicado a uno u otro trabajo a toda hora. No me apego a nada ni necesito desapegarme de nada. Siempre estoy en total bienaventuranza. ¿Por qué? Porque lo que sucede debe suceder. La dicha es un intervalo entre dos sufrimientos. Nunca se puede obtener alegría de la alegría. Sólo puede venir de¡ sufrimiento y la tristeza. Si una persona siempre está en una habitación con aire acondicionado, nunca puede saber lo que es la frescura. Para darse cuenta del valor del aire acondicionado, tiene que ponerse bajo el sol caliente. Ninguna lámpara pued Muchas personas vienen a mí lamentándose: «Swami, tenemos un gran pesar; estamos sufriendo una profunda ansiedad». Cuando oigo estas palabras, sé lo que les está sucediendo, aunque nunca he tenido la experiencia del pesar o de la ansiedad. Sé que ésas no son otra cosa que experiencias en un sueño. No son reales. Algunas personas pueden elogiarlos, otras pueden culparlos; en realidad ambos son irreales. Cuando se perfora un pozo, la tierra que se excava se eleva en un montículo a un lado. Algunos prestan atención al hoyo y algunos al montículo; yo veo a ambos con indiferencia. La tierra que estaba en el pozo ahora se ha vuelto la tierra que está en el montículo. Éste es el eterno vaivén. El sol se pone en el poniente cuando la luna sale en el oriente. Estas dualidades son parte de la naturaleza. Mientras estén aquí, traten de practicar la ecuanimidad. Encarnaciones del Amor: El hombre ha caído presa de algunos malos hábitos, voluntariamente o a la fuerza. Déjenme decirles que son dañinos para la salud. Bien se ha dicho que la salud es el primer requisito para realizar cualquiera o todas las cuatro metas del hombre. Estos malos hábitos lo debilitarán, y le robarán su posición honorable en la sociedad. Por estar esclavizado él no podrá cumplir adecuadamente con sus deberes y su esposa e hijos sufrirán por su descuido. Esta nueva empresa educativa sólo podrá tener éxito cuando sus vidas estén llenas de salud. ¿Qué pueden lograr los planes y proyectos del gobierno? Una flor no puede hacer una guirnalda; todas las flores deben unirse de manera que pueda formarse la guirnalda. Así que ustedes deben tener cuerpos fuertes, ideales sagrados e intenciones generosas, para servir a su país. Los maestros pueden lograr cualquier ideal elevado con tal de que sean cooperadores, bien disciplinados, que estén empapados con espíritu de servicio y sacrificio y totalmente decididos a triunfar. Sólo entonces podrán ustedes guiar adecuadamente al gobierno. Thyagaraja cantó: «¡Rama! Que tenga la fortaleza de tu gracia, que obligue a todos los planetas a dar buenos augurios. Que también seamos héroes llenos del espíritu de servicio y de sacrificio. ¿Es posible que alguna vez practiquemos lo que ellos predican?» Sin una semilla en el pasado no puede haber ninguna planta en el presente. No piensen que en ustedes no está la semilla de la devoción y la dedicación. Este seminario ha sido efectuado para que se den cuenta de lo bueno que poseen y para enseñarles los métodos por los cuales puede ser desarrollado y cultivado. No se dejen llevar al pensamiento cínico de que ustedes han sido enviados aquí sólo para recibir alguna enseñanza, pero que aquí no hay nada que puedan aprender: «Sólo los dedicados llegan a tener sabiduría». Tomemos el ejemplo del águila: tiene alas grandes y fuertes, pero hasta que tiene la voluntad de volar no se puede mover ni siquiera una pulgada. Tomemos el ejemplo de la hormiga: cuando lo desea, una sola puede mover un peso equivalente a diez veces su propio peso. La fe mueve, la duda inmoviliza. Así también, cuando desarrollamos fe y fuerza de voluntad, podemos realizar cualquier clase de trabajo, pero cuando sentimos que no necesitamos actuar, ninguna actividad es posible. Cien hombres pueden llevar a un caballo a la orilla de un lago, pero no lo pueden obligar a que beba. Sólo él debe quererlo hacer. Deseo que desarrollen la fe y la fortaleza para fomentar en los niños los ideales sagrados de la cultura y la espiritualidad hindúes y cultivar en ellos las verdaderas prioridades de la vida. Taller de Capacitación para Maestros Brindavan, 25 VII 78 |