En el mundo moderno se han vuelto comunes el elogio y la recriminación, el júbilo y la humillación. El hombre se regocija por la alabanza y se frustra por la reprensión o la crítica. Exaltarse por el elogio y angustiarse por el reproche demuestra debilidad. Es un propósito difícil mantenerse ecuánime en el placer y el dolor, o en el elogio y el reproche. Uno puede preguntarse cómo es posible mantener tal ecuanimidad. Ustedes deben indagar quién es el que critica y quién es el criticado. Si consideran que el el criticado es el cuerpo, no hay necesidad de preocuparse, pues saben que el cuerpo es efímero y está sujeto a perecer cualquier día. Es el receptáculo de materiales repugnantes, como orina, materia fecal y demás. ¿Por qué deberían sentirse afectados por esto? Ustedes no son el cuerpo. Si lo criticado es el Atma, la misma Atma está presente en ambos, quien critica y quien es criticado, es decir que la persona se critica a sí misma. Tanto la alabanza como el reproche corresponden al cuerpo. Si ustedes les responden significa que están aceptando lo que contienen. Si no los reciben, el contenido regresa a quien los envía. Sathya Sai. (Discurso del 25 de abril de 1998).