La educación que no confiere modestia y sabiduría es una mera pérdida de tiempo precioso. Independientemente de lo que aprendan o dejen de aprender, equípense con la fuerza necesaria para ser virtuosos, para resistir a la tentación y a los encantos del mundo objetivo. El discernimiento no es la astucia a la que hoy en día se le da un valor desmesurado, sino la capacidad de ver las cosas en su justa medida, de evaluar lo temporal y lo duradero, lo particular y lo universal, lo superficial y lo profundo. También deben tener una actitud de reverencia hacia el pasado, hacia las personas mayores que son depositarias de la sagrada sabiduría espiritual y experiencia que deben adquirir. Tengan también fe; fe en su propia divinidad esencial, fe en los valores superiores alcanzables mediante la práctica seria y el ejercicio de desapego. La vida también se vuelve más dulce con una pequeña dosis de negación; si logran todos sus deseos, comienza a empalagar. Niéguense a ustedes mismos muchas de las cosas que su mente persigue, y ¡encontrarán que se vuelven lo suficientemente fuertes como para soportar tanto la buena como la mala fortuna! -Sathya Sai. Discurso, 12 de septiembre de 1963.