El Señor no insiste en que todos los hombre sigan un solo camino y acepten una sola disciplina. En Su mansión existen muchas puertas. Sin embargo, la entrada principal es moha-ksaya (la superación del apego). Esto fue lo que Krishna exhortó a Arjuna a alcanzar. Arjuna perdió confianza y permitió que el arco cayese de su mano, agobiado por una engañosa clase de apego. Krishna tuvo que demostrarle que sus parientes, a quienes temía matar, los maestros quienes deseaba que viviesen, todos aquellos a quienes él amaba y odiaba, no eran más que instrumentos de Su voluntad, marionetas hábilmente movidas por Sus manos. Esto destruyó su apego, y pudo continuar su tarea, sin apegarse a las consecuencias. Así se convirtió en el receptor de la más grandiosa lección en la historia. Esta lección es valiosa tanto para los creyentes como para los ateos, ya que ambos tienen apego a las consecuencias de sus acciones, un apego que colorea su entusiasmo, y que duplica la aflicción cuando son contrariados. Sathya Sai. (Discurso del 28 de marzo de 1967).