Buda estaba tan atormentado por el sufrimiento que acosa la vida del hombre, que investigó el comportamiento de la mente y el intelecto y descubrió disciplinas para remediarlo. Analizó los caprichos de la mente que conducen al hombre a los remolinos del deseo; así como también analizó los caminos de la razón y detectó las áreas donde se arraigan los prejuicios. Por sobre todas las cosas, predicó la entrega al dharma (rectitud), a la compasión y a Buda (el Iluminado). El jainismo, la religión que Mahavira convirtió en un movimiento en toda la India, alaba al Jina, el heroico conquistador de los sentidos, las emociones y las estratagemas del intelecto. Exhortó a todos a cumplir los deberes inherentes a su posición y profesión, con fe firme y entusiasmo. Declaró que todas las cosas y todos los seres son sagrados en sí mismos y no son más que peregrinos en el camino hacia la Realización. Cualquier daño infligido a cualquiera de ellos, es una intervención en ese sagrado viaje y, por lo tanto, ¡debe ser escrupulosamente evitado! – Sathya Sai. Discurso 1 de octubre de 1976.