El Señor manifiesta tal gracia que cada uno de ustedes tiene al Señor todo para sí; no tienen por qué sentirse tristes de no tenerlo cuando otros lo tienen, ni sentirse orgullosos de tenerlo y que nadie lo tenga al mismo tiempo. El Señor está instalado en el altar de sus corazones. Ofréndenle todo su ser, su vida entera. Entonces, esa adoración los transformará y los trasmutará, de manera tan rápida y completa que ustedes y Él podrán fundirse en Uno. Él pensará, sentirá y actuará como ustedes; ustedes pensarán, sentirán y actuarán como Él. Serán transformados, como una roca es transformada por el escultor en un ídolo que merece la adoración de generaciones de hombres sinceros. Durante ese proceso tendrán que soportar muchos martillazos y muchas heridas de cincel, porque Él es el escultor. ¡Los está liberando de la petrificación! Ofrenden al Señor su corazón, lleno de puro amor a Él. Sathya Sai.(Discurso del 23 de noviembre de 1968).
