Si hay algo más dulce que todas las cosas dulces, más auspicioso que todo lo auspicioso, más sagrado que todos los objetos sagrados, ciertamente, es el nombre del Señor, o el Señor mismo. Renuncien a la compañía de las personas mundanas y a la asociación con aquellas infectadas por cualidades demoníacas. Manténganse alejados de todo tipo de maldad; busquen siempre la compañía de los sabios, de los buenos. Refúgiense en el Señor mismo. Él, el Puro, es la personificación perfecta de la paz, de la felicidad y de la sabiduría. Él, el Señor, está sentado dentro de cada uno. Está continuamente presente en todo lugar donde los devotos honran Su nombre con sinceridad y la mente fija en Él. Por lo tanto, primero practiquen y desarrollen una intensa devoción hacia el Señor. Luego, con toda certeza, podrán alcanzar la felicidad real y permanente, y la sabiduría. ¿De qué sirve ir tras los placeres fugaces de los sentidos? Adoren al Señor que vive en la cavidad de sus corazones, más cerca de ustedes que su amigo más querido, que su padre, su madre y su gurú. ¡El Señor es todo eso y mucho más para ustedes! – Sathya Sai. Prasanthi Vahini, cap. 26.