La vida es un peregrinaje hacia Dios; ese lugar sagrado está allá, a lo lejos. El camino yace ante ustedes, pero a menos que den el primer paso hacia adelante y prosigan con otros más, ¿cómo podrán alcanzarlo? Comiencen con valor, fe, gozo, y persistencia. Están destinados a tener éxito. La mente y el intelecto son dos bueyes atados al carro del «hombre interior». Los bueyes no están acostumbrados a la senda de la verdad, la rectitud, la paz y el amor. Es por esto que arrastran el carro hacia la senda que les es familiar, a saber, la falsedad, la injusticia, la preocupación, y el odio. Deben entrenarlos para que tomen el mejor camino, de tal manera que no traigan una catástrofe para ellos mismos, para el carro al que están uncidos, ni para los hombres dentro de él. Su hijo les da gran alegría con su juego y parloteo, pero cuando interfiere con su trabajo, ustedes se ofuscan con ello. Él es una fuente de alegría y también de aflicción. No hay nada que les pueda dar una alegría pura. Aún si la hay, su pérdida les traerá pena. Esta es la verdadera naturaleza de las cosas. Entonces, traten de corregir la verdadera fuente de la alegría y la pena: la mente. Contrólenla y entrénenla de modo que vea la verdadera naturaleza del mundo objetivo, que una vez los atrae y otra les repele. Este es el verdadero fruto de la educación. Sathya Sai. (Discurso del 20 de diciembre de 1958).
