Cultiven el amor al Señor. Este amor tiene una potencialidad infinita. Se puede romper fácilmente una cadena de hierro, pero no la cadena de amor que los ata al Señor. El más cruel de los animales también puede ser dominado mediante el amor. Si la inundación de este amor fuera dirigida no hacia lagunas y bajíos a orillas de los ríos, sino al océano de la gracia del Señor, ¡qué sagrada sería esa tarea! Entonces, las personas se darían cuenta del propósito de la vida. Esta es la más elevada liberación. Dirigir ese amor sin interrupción hacia el nombre y la forma del Señor, eso es la verdadera meditación. ¡No confundan esta morada temporal con su domicilio eterno! No se desanimen ante problemas evanescentes y breves tragedias. Sumérjanse en los esfuerzos por alcanzar al eterno Señor. En este mundo, todo está sujeto a la decadencia; si no es hoy será mañana, pero se desintegrará ¿no es verdad? No está bien rechazar al Señor, que está eternamente relacionado con ustedes, para ser engañados por este mundo, con el cual nos relacionamos durante «un par de días». Sathya Sai (Dhyana Vahini, Capítulo 8)
