Hay dos tipos de personas: unas dedicadas a acusarse como pecadoras y las otras alabándose a sí mismas como grandiosas. Ambos tipos se inquietan debido a sus propias aberraciones mentales. Lo que ambos tipos necesitan es satisfacción mental; esta puede obtenerse mediante la meditación. A través de la meditación, la comprensión aumentará y la sabiduría crecerá. Para esto, la persona debe desarrollar el interés por la meditación y el gusto por la misma, es decir, un anhelo que no admita otro camino y que no tolere ningún obstáculo. Por supuesto, podemos anhelar el oír música y sentir alegría a partir de ello, o ver los cuerpos de parientes cercanos que murieron, y sentir pena. El anhelo puede tener consecuencias agradables o desagradables. El anhelo debe tener la fuerza necesaria para inspirar el esfuerzo. De hecho, el anhelo no es más que esfuerzo latente, y el esfuerzo es anhelo en acción. Cuando el anhelo es débil, el esfuerzo declina; cuando uno es fuerte, también el otro es activo. Sathya Sai (Dhyana Vahini, Capítulo 3)