Cuando se ganen el amor de Dios, su compasión se derramará sobre ustedes. El amor da y perdona. El ego recibe y olvida. Si su hijo sustrae dinero de la casa, ustedes no lo denuncian a la policía; pero si su sirviente roba una cuchara, no tienen tales reparos, porque no tienen amor hacia el sirviente. Vivan sin odiar a los demás, sin condenar a los demás ni buscar culpas en los demás. Vyasa, quien escribió dieciocho voluminosos Puranas, los resumió en un solo verso de un breve dístico: «Hacer el bien a los demás es el único acto meritorio; hacer el mal es el pecado más detestable». Cuando sienten que no pueden hacer el bien, al menos desistan de hacer el mal. Eso es en sí mismo un servicio meritorio. No se esfuercen por descubrir diferencias; descubran la unidad. Comprendan que el propósito de la vida es conocer a través del amor a la encarnación del amor, es decir, Dios, y demostrar, mediante su propio amor, que lo han conocido. Sathya Sai (Discurso 4 de abril de 1975)