Sigan el dictado de su propia y clara conciencia. No copien los deseos y resoluciones de ninguna otra persona; eso es lo que hace un ciego, aunque muy a menudo sigue a otro igualmente ciego. Dios está entronizado en el corazón de ustedes; está siempre listo para guiarlos. Él no aprecia la pompa exterior ni el comportamiento exhibicionista. No calcula la cantidad de horas que pasaron cantando bhajans (música congregacional) ni haciendo japam (la repetición del nombre del Señor), ni los kilómetros que caminaron durante Nagarasankirtan (canto callejero de canciones espirituales). Él examina la pureza de su corazón, evidenciada en sus palabras y acciones. No prediquen; ¡practiquen! En todas partes tenemos un superávit de predicadores, pero una hambruna de practicantes. Los héroes de plataforma se revelan como nulidades cuando descienden al suelo. Por lo tanto, demuestren en su propia vida cómo el amor puede conferir paz y alegría, cómo todos los credos conducen a la misma meta, y cómo todos los hombres son hermanos. Sathya Sai (Discurso, 17 de marzo de 1973)