El Gita enseña el proceso de dhyana (meditación) en una pequeña y nítida fórmula: “mam anusmara yuddhya cha”, o sea: «¡Manténme en tu memoria y lucha!» La indicación de librar la batalla de la vida con Dios en la conciencia como auriga no es una orden solo para Arjuna; es una prescripción para toda la humanidad. “¡Fija tu mente en Mí y lucha! Yo seré la Voluntad detrás de tu voluntad, el ojo detrás de tu ojo, el cerebro dentro de tu cerebro y el aliento dentro de tu aliento. La lucha es mía, el poder es mío, las pruebas y los triunfos son míos, los frutos de la victoria son míos, la humillación de la derrota es mía; tú eres Yo y Yo soy tú”. Esa es la consumación de dhyana: la identidad, la negación de la diferencia. No distingan esta tarea como bhajan, esta otra como bhojan (comer), aquella otra tarea como pujan (adoración a Dios); todas son pujan, actos de adoración, pues el alimento es dado por Él, comido por Él, para Su bien, para tener fuerza para Su trabajo. Cuando Él está fusionado con cada aliento, pueden lograr la soberana tarea de fundirse en Él. Sathya Sai Baba (Discurso del 9 de junio de 1970)