La mayoría de los hombres pasan el lapso de vida asignado a ellos o ganado por ellos consumiendo abundantes y dañinos alimentos y bebidas, y también se entregan a pasatiempos glamorosos más dañinos aún. ¡Qué patético desperdicio de una preciosa oportunidad! Aunque pertenece al reino animal, el hombre tiene mucho más equipamiento físico, mental y moral que sus congéneres. Tiene memoria, lenguaje, conciencia, reverencia, capacidad de asombro y de maravillarse, y una inexplicable sensación de descontento, precursora del desapego. Tiene una gloriosa oportunidad de visualizar su identidad con el Misterio que se manifiesta como este universo, pero ¡está tan hundido en la ignorancia que se comporta como si fuera un animal como el resto y se revuelca en la aflicción y el vicio! ¡Es como si el fuego hubiera olvidado su capacidad de quemar o el agua su naturaleza de mojar! Del mismo modo, el hombre ha olvidado su naturaleza que es la de alcanzar la Divinidad, su capacidad de buscar y alcanzar la Verdad del universo de la que forma parte, su capacidad de instruirse en la virtud, la justicia, el amor y la empatía para escapar de lo particular a lo Universal. Sathya Sai Baba (Discurso del 2 de julio de 1966)
