Nutrir las Escrituras promoverá la nutrición del bienestar del mundo. Para nutrir las escrituras, la persona debe hablar con la verdad (Satyam-vada); para nutrir el mundo, se debe hablar amablemente (pryam- vada). Si estas dos máximas se toman en cuenta y se practican, no hace falta otra disciplina. Solo bajo una atmósfera de paz pueden ponerse en práctica esas sagradas máximas. Para lograr esa paz son esenciales el esfuerzo y la armonía constantes, del mismo modo que lo son para nutrir las Escrituras y el mundo. Cuando se alcanza la paz, todo es ecuanimidad (sama-rasa). La ecuanimidad es la verdadera naturaleza de la paz. Todos deberían estar dotados de dicha paz y ecuanimidad, y deberían establecer una era de fe, libre de comportamientos, conductas, actitudes, hábitos y carácter que no se atengan a las Escrituras. La devoción es la fuente primordial de esta paz; si cada persona la planta en su corazón y la alimenta con cuidado y constante atención, se podrá recoger una cosecha de bondad y armonía. Sathya Sai Baba. (Prasanthi Vahini, Capítulo 10).