Si indican a su hijo, mientras en realidad están en la casa, que respondan por teléfono diciendo “mi padre no está en casa”, están sembrando una semilla venenosa, que se convertirá en un enorme árbol. Los padres sientan malos ejemplos si dicen falsedades, escandalizan a los demás, participan en juegos de azar, beben, tienen comportamientos violentos, infligen heridas, se hacen adictos a clubes nocturnos, películas y reuniones para beber, y riñen en casa después de llegar pasada la medianoche. ¿Cómo pueden los hijos, acostumbrados a tales bajezas de vista y sonido, aprender a convertirse en brillantes, frescas y fragantes flores del Jardín Sanatana de la India? Muchos de esos padres no permiten a sus hijos participar de las clases Bal Vikas, ni asistir a bhajans ni satsangs. Dicen que la religión y Dios son sólo para los perezosos o las personas viejas o seniles, y que ese camino los conducirá a sanyas (la mendicidad), ¡lo cual es una calamidad que hay que evitar! Ellos invierten los valores mismos de la vida. Los padres deben corregirse a sí mismos, antes de tratar de corregir a sus hijos. (6 de enero de 1975)