La vaca transforma el pasto y los cereales en una dulce y vigorizante leche y la entrega por completo a su amo. Desarrollen dicha cualidad, ese poder de transformar el alimento que consumen en dulces pensamientos, palabras y acciones de compasión hacia todos. Krishna de niño lloraba para que le permitiesen ir junto a las vacas en los pastizales. Yashodha decía: «¡Amado hijo! Tus pequeños y sedosos pies no pueden caminar por esas huellas espinosas y llenas de pedregullo. Te traeré una hermosas sandalias. Puedes ir luego que las sandalias estén listas». Pero Krishna respondía dulcemente: «Las vacas a las que servimos no están herradas, ¿por qué nosotros, que somos sus sirvientes, deberíamos evitar las espinas y piedras que ellas no pueden esquivar?». No es de extrañarse que las vacas y terneros de Gokul no se movieran y llorasen cuando Krishna se fue a Mathura. Cuando hayan llenado su corazón con compasión por los que sufren, el Señor derramará Su Gracia. (Discurso del 11 de enero de 1968).