Deben estar totalmente desapegados de lo que sea que estén haciendo. Pueden realizar cualquier tipo de trabajo; pueden, por ejemplo, participar en actividades de servicio. Sin embargo, no deben tener ningún tipo de expectativas (incluyendo aquellas acerca del resultado), ni tampoco deben buscar ninguna recompensa, elogio, apreciación, etc., por lo que están haciendo. En especial, deben tener mucho cuidado mientras trabajan para organizaciones que realizan servicio: no deben tener ningún deseo de fama ni de renombre. No deben buscar elogios ni respeto. No deben lamentarse de esta manera: «Estoy trabajando tan duro y haciendo tanto, ¡pero no hay ninguna mención de ello en los periódicos!» Si realizan su labor con tales ansias y expectativas, el bien que pueden estar haciendo se anula y la santidad del trabajo se destruye. Por lo tanto, deben realizar la labor de servicio sinceramente, siendo inmunes al éxito y al fracaso, a los elogios y a las críticas. (Lluvias de Verano, Discurso del 24 de mayo de 2000)