El nacimiento humano es muy difícil de lograr. El cuerpo de ustedes es como una posada; la mente es su guardián y el alma individual (jivi) es el peregrino. Ninguno de estos tiene parentesco con los otros. El peregrino se dirige a la Ciudad de la Salvación (Moksha-puri). Para un viaje sin problemas, no hay nada tan confiable como la repetición del nombre de Dios (namasmarana), el recuerdo del nombre del Señor. Una vez que la dulzura de ese nombre haya sido experimentada, la persona no sentirá agotamiento, inquietud o pereza; sino que realizará el peregrinaje de la práctica espiritual con alegría, entusiasmo y profunda convicción. Aún así, para lograr esta práctica espiritual, la rectitud (sadbhava) es muy importante. Sin temor a las consecuencias de un acto de pecado, no se originará la rectitud ni tampoco se desarrollará el amor a Dios. Este temor ayudará a que crezca la rectitud y la devoción, resultando en verdadera adoración al Señor. (Prema Vahini, capítulo 42 de la edición en inglés)