Veinte golpes de martillo pueden no tener éxito en romper una piedra, pero el vigésimo primer golpe puede romperla. ¿Significa eso que veinte golpes no sirvieron para nada? No. Cada uno contribuyó con su parte al éxito final; el último resultado fue el efecto acumulativo! Así también, la mente está comprometida en una lucha con el mundo, tanto interno como externo. No hace falta decir que el éxito no siempre puede ser su destino. Ciertamente alcanzarán la dicha eterna sumergiéndose en las buenas obras y saturando tu mente con el amor a Dios. Infundir cada momento de la vida con amor. Entonces, las malas tendencias no obstaculizarán tu camino. Si tu mente siempre habita con el Señor, serás atraído hacia las buenas obras. El objetivo de toda práctica espiritual es la destrucción de la mente, y algún día, una buena acción logrará destruirla, ¡como el vigésimo primer golpe! Todas las buenas obras realizadas en el pasado contribuyen a este triunfo; ninguna obra noble es indigna, ¡cada pequeño acto cuenta!- Prema Vahini, Cap. 28.