Sin entrega, no puede haber liberación. Mientras se aferren al estrecho “yo”, los cuatro muros de la prisión los rodearán. Eliminen al ‘yo’ y serán libres. ¿Cómo aniquilar al ‘yo’? Colóquenlo a los pies del Señor y digan: “Tú, no yo”; de esta forma estarán libres de la carga que los está aplastando. Asóciense siempre con el “Niranjana”: lo vasto, lo ilimitado, lo Divino. ¡Sueñen, planifiquen y trabajen para fusionarse con el Absoluto! Trasciendan todos los obstáculos fijando su mente en su propio infinito. No tilden de mono a su mente ya que es un buen instrumento: puede ayudarlos a lograr la liberación o a permanecer encadenados, depende de cómo la manipulen. Llevará a cabo sus ordenes hasta el más mínimo detalle: ¡puede guiarlos por el camino real hasta la puerta de la realización o puede conducirlos por callejones sin salida! ¡Úsenla sabiamente! Discurso Divino del 24 de mayo de 1962.