Tyaga (el sacrificio o la renuncia) no es marcharse a la selva, abandonando cónyuge, hijos y propiedad. Lo que hay que sacrificar es el deseo de resultados, de los frutos de la propia acción. Esto es auténtico sacrificio. Deben renunciar a los deseos indiscriminados. Solo entonces se hará puro su corazón. Dios desea solo un corazón puro, amoroso y sagrado. Dios no desea ni necesita nada de ustedes. Son solo ustedes los que tienen deseos. Cuando tengan deseos nobles, Dios se sentirá feliz. Solo entonces su familia, la sociedad y el país experimentarán paz y felicidad. Primero y principal, la paz debe reinar en su propia casa. Después, esa paz se irradiará a la sociedad. Cuando la sociedad llegue a ser buena, el país prosperará. Para que la paz se establezca en el país, en primer lugar el individuo debe experimentar paz. La paz mundial solo es posible cuando se ha establecido la paz a nivel individual. Si el individuo no está en paz, ¿cómo podría haber paz en el mundo? (Discurso, 5 de septiembre de 2006)